WU CHENG´EN

Wu Cheng’en (1500–1582 d.C.)
Wu Cheng’en es una figura enigmática, pero colosal, de la literatura china. Su nombre se asocia con Xi You Ji (Viaje al Oeste), una de las cuatro grandes novelas clásicas de la tradición china. Esta obra, mezcla de sátira, aventura, misticismo y fábula, ha sido durante siglos una fuente de deleite, reflexión espiritual y entretenimiento, tanto en China como en todo el este asiático. El autor, sin embargo, permanece difuminado tras su creación, y durante siglos su autoría incluso fue debatida.
Nacido en Huaian, en la provincia de Jiangsu, durante el periodo de la dinastía Ming, Wu pertenecía a una familia de eruditos venidos a menos. Su carrera como funcionario fue intermitente y frustrante. Participó varias veces en los exámenes imperiales, alcanzando grados modestos pero sin lograr puestos estables. Esa experiencia de repetidos fracasos en el sistema confuciano lo llevó a adoptar una mirada aguda y crítica hacia las instituciones de su tiempo, lo que se refleja en el tono irónico y mordaz de su obra más conocida.
Viaje al Oeste es una novela profundamente impregnada de cosmovisión budista, taoísta y confuciana, aunque con un espíritu irreverente. Relata el periplo del monje Xuanzang (llamado en la novela Tang Sanzang) hacia la India para conseguir escrituras sagradas, acompañado por tres discípulos: el travieso Rey Mono (Sun Wukong), el glotón y libidinoso cerdo Zhu Bajie, y el silencioso y estoico Sha Wujing. Lo que podría parecer una simple historia de aventuras es en realidad una alegoría del camino hacia la iluminación, en el que cada personaje representa un aspecto de la naturaleza humana.
Aunque Wu Cheng’en también escribió poesía y relatos breves, su fama reposa por entero en esta magna obra. Se presume que fue escrita en las últimas décadas de su vida, ya con una visión desengañada del mundo oficial, pero plena de imaginación. A diferencia de El Romance de los Tres Reinos, Viaje al Oeste no ensalza figuras históricas sino que, valiéndose del mito, penetra en la psicología humana con una libertad asombrosa. Wu fue un moralista disfrazado de humorista, y un visionario envuelto en fábula.
Murió en relativa oscuridad, y no fue hasta siglos después que su autoría de Viaje al Oeste fue reconocida con certeza. Hoy, sin embargo, Wu Cheng’en se alza como uno de los grandes fabuladores de la humanidad, al nivel de Cervantes o Rabelais, por su capacidad de convertir una epopeya espiritual en una comedia llena de vida.
Curiosidades de Wu Cheng´en
Wu Cheng’en no inventó a Sun Wukong de la nada: se basó en leyendas taoístas, cuentos budistas indios y espectáculos populares callejeros. En su juventud, presenció con frecuencia representaciones de acróbatas que imitaban a un mono divino que volaba por el aire, se transformaba en animales o vencía demonios. Este imaginario se fusionó en su mente con las historias del Tripitaka, el viaje real que el monje Xuanzang emprendió hacia la India en el siglo VII. Wu tomó elementos dispersos y los convirtió en una figura universal: el Rey Mono es a la vez un bromista anárquico, un guerrero invencible, un alumno díscolo y un símbolo de la energía vital indomable del ser humano.
Aunque Viaje al Oeste parece una obra de fantasía, está plagada de sátira contra los burócratas, los falsos monjes, los emperadores fatuos y los dioses negligentes. Wu Cheng’en, frustrado por su carrera dentro del sistema de exámenes imperiales, volcó su desencanto en personajes como los Reyes Dragón corruptos, el Emperador de Jade pasivo, o los monjes que trafican con escrituras. El Rey Mono, que desafía al Cielo y se burla de todos, encarna esta rebeldía. En un pasaje clave, Sun Wukong escribe su nombre en la “Tabla de los Inmortales” sin permiso, una escena cargada de ironía contra la jerarquía celeste. Para Wu, el mundo oficial era un teatro de imposturas, y la verdadera sabiduría surgía del caos, no del orden.
Muchos estudiosos han interpretado Viaje al Oeste como una profunda metáfora psicológica: Tang Sanzang representa la conciencia moral; Sun Wukong, la mente indómita y brillante; Zhu Bajie, los deseos sensuales; Sha Wujing, la estabilidad emocional. El viaje al oeste es, entonces, un proceso de integración interior: vencer monstruos no es otra cosa que dominar los impulsos, los miedos y las dudas. Wu Cheng’en adelantó, sin saberlo, ideas que siglos después exploraría el psicoanálisis. Por eso la novela sigue siendo leída como una enseñanza espiritual, a la vez que una comedia.
Durante mucho tiempo, Viaje al Oeste circuló de forma anónima o bajo nombres ficticios. No fue sino hasta el siglo XX que los estudiosos pudieron atribuírsela con cierto grado de certeza a Wu Cheng’en, gracias a menciones indirectas y a la comparación estilística con otras de sus obras conocidas. La falta de reconocimiento inmediato se debe en parte al desprestigio que en esa época sufrían las novelas en lengua vernácula: se consideraban inferiores frente a la poesía clásica. Wu, pese a su talento desbordante, murió sin haber sido célebre. Su rehabilitación póstuma es uno de los ejemplos más espectaculares de justicia literaria tardía.
La figura del Rey Mono ha trascendido fronteras como pocos personajes literarios. Desde las óperas tradicionales chinas hasta películas, cómics, videojuegos y anime (Dragon Ball tiene a Gokū como descendiente directo de Sun Wukong), la obra de Wu ha irradiado su influencia por todo el mundo. Incluso en Occidente, adaptaciones como Monkey (en Inglaterra), o reescrituras modernas como American Born Chinese, de Gene Luen Yang, han mantenido viva la chispa de su legado. Wu Cheng’en, que escribió para entretener y enseñar a su generación, creó sin saberlo un símbolo universal de imaginación, rebeldía y trascendencia.
OBRAS
Viaje al Oeste recoge los avatares del monje Chen Hsüan-Tsang (Tripitaka) en su largo peregrinaje a la India en busca de escrituras budistas. Poco a poco, el peso de la acción pasa del monje viajero a sus tres discípulos, antiguos inmortales caídos en desgracia, que se verán obligados a sortear peligros y monstruos, cada vez más poderosos y crueles, que se oponen a su propósito de alcanzar la Montaña del Espíritu, donde en recompensa a su fidelidad serán elevados a la categoría de budas. Su aventura se convierte en un auténtico viaje interior, en el que las visiones budista y taoísta de la realidad juegan un papel esencial.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*