THOMAS CARLYLE

Thomas Carlyle (1795-1881)

Thomas Carlyle nace el 4 de diciembre de 1795 en Ecclefechan, un pequeño pueblo en la región de Dumfries y Galloway, Escocia. Su familia era de origen humilde pero profundamente religiosa y trabajadora. Su padre, James Carlyle, era un cantero de firmes convicciones calvinistas, y su madre, Margaret Aitken, ejerció una gran influencia en su vida, inculcándole el amor por la educación y la autodisciplina. Desde pequeño, Thomas mostró un talento excepcional para el estudio, destacándose en matemáticas y literatura.

A principios de la década de 1830, Carlyle y Jane se establecen en Chelsea, Londres, donde Carlyle comienza a escribir sus obras más influyentes. En 1837, publica La Revolución Francesa: una historia, un texto monumental que, con su estilo apasionado y su prosa incendiaria, revoluciona la historiografía de su tiempo. La obra, que relata la caída del Antiguo Régimen y la violencia revolucionaria con una energía casi épica, influye en numerosos escritores, incluido Charles Dickens, quien se inspira en ella para Historia de dos ciudades.

Uno de los temas recurrentes en la obra de Carlyle es su teoría del «héroe» como motor de la historia, expuesta en su influyente libro On Heroes, Hero-Worship and the Heroic in History (1841). En este ensayo, Carlyle argumenta que la historia es moldeada por grandes hombres, aquellos dotados de una visión superior y una voluntad indomable, desde profetas religiosos como Mahoma hasta poetas como Dante y gobernantes como Napoleón. Su pensamiento, profundamente influenciado por el idealismo alemán, lo lleva a rechazar las explicaciones materialistas de la historia, defendiendo en su lugar una visión casi mística del liderazgo.

Tras la muerte de Jane en 1866, Carlyle queda devastado. En sus últimos años, se recluye en Chelsea, escribiendo cada vez menos y sumido en la tristeza. Muere el 5 de febrero de 1881 y, aunque se le ofrece un lugar en la Abadía de Westminster, es enterrado en su pueblo natal, cumpliendo así su deseo de descansar junto a su familia.

Curiosidades de Thomas Carlyle

A los 14 años, Carlyle ingresa en la Universidad de Edimburgo con la intención de estudiar teología y convertirse en ministro presbiteriano, pero pronto descubre que no tiene vocación para la vida eclesiástica. En su lugar, se orienta hacia la enseñanza y la escritura, comenzando a ganarse la vida como tutor mientras desarrolla una profunda admiración por la literatura alemana, especialmente por Goethe y Schiller. Su pasión por la filosofía alemana lo lleva a convertirse en uno de los primeros introductores de la obra de Goethe en el mundo anglosajón, con la traducción de Wilhelm Meister en 1824.

En 1826, Carlyle se casa con Jane Welsh, una mujer de gran inteligencia y agudo ingenio, cuya correspondencia con él es hoy una de las más fascinantes de la literatura victoriana. Aunque su matrimonio fue intelectual y emocionalmente intenso, estuvo marcado por frecuentes disputas y por la difícil personalidad de Carlyle, quien era propenso a la irritabilidad y la melancolía.

Thomas Carlyle fue una figura central en el panorama intelectual del siglo XIX, manteniendo relaciones con algunas de las mentes más brillantes de su tiempo. Fue amigo y mentor de John Stuart Mill, aunque sus diferencias filosóficas los distanciaron con el tiempo. Mill le prestó los manuscritos originales de su Historia de la Revolución Francesa, pero en un incidente desafortunado, la criada de Mill los usó para encender el fuego, lo que obligó a Carlyle a reescribir la obra desde cero, un esfuerzo titánico que afectó su salud mental y física.

También tuvo una relación de amistad y rivalidad con Ralph Waldo Emerson, el gran pensador del trascendentalismo estadounidense. Ambos mantuvieron una correspondencia extensa y fructífera, aunque sus visiones sobre la democracia y el papel del individuo en la sociedad diferían profundamente. Mientras Emerson veía en la democracia un sistema capaz de desarrollar el potencial humano, Carlyle la consideraba una farsa y un mecanismo ineficaz para el gobierno de los hombres.

Una de las anécdotas más célebres sobre Carlyle es su relación con Charles Dickens. Carlyle fue una gran influencia para el novelista, y se dice que Historia de dos ciudades nació de la admiración de Dickens por La Revolución Francesa. Sin embargo, Carlyle menospreciaba la ficción como un género inferior y nunca mostró un gran entusiasmo por la literatura de Dickens, lo que este lamentaba profundamente.

Durante los años siguientes, Carlyle se convierte en una de las voces más poderosas del panorama intelectual victoriano. Su obra Past and Present (1843) es una crítica feroz al industrialismo y a la creciente desigualdad social de su tiempo. Aunque no es un socialista, sugiere que la modernidad ha vaciado de contenido moral y espiritual la sociedad, llamando a un retorno a los valores de disciplina y trabajo duro.

A medida que avanza su carrera, Carlyle se vuelve cada vez más pesimista y conservador. Su obra Latter-Day Pamphlets (1850) ataca el parlamentarismo y la democracia liberal, y en Frederick the Great (1858-1865) presenta una visión casi heroica del absolutismo ilustrado. Estas ideas lo alejan de los movimientos progresistas y lo acercan a una visión autoritaria de la historia.

Carlyle era famoso por su carácter difícil y su tendencia a la misantropía. Su esposa, Jane Welsh Carlyle, quien poseía un agudo ingenio y una personalidad igualmente fuerte, lo describió como un hombre de «genio volcánico», capaz de escribir con una pasión arrolladora, pero también de sumirse en crisis de irritabilidad y desesperanza. A pesar de su tormentoso matrimonio, Jane desempeñó un papel clave en la carrera de Carlyle, ayudándolo en la edición de sus textos y sirviendo como su más feroz crítica y compañera intelectual.

Otro aspecto poco conocido de su vida es su amor por la arquitectura y la vida rural. Aunque pasó gran parte de su vida en Londres, su hogar en Chelsea era un refugio de tranquilidad donde pasaba horas contemplando el río Támesis. Sin embargo, nunca dejó de añorar la simplicidad de su Escocia natal, y sus visitas a Ecclefechan y a la casa de campo de sus padres fueron algunas de las pocas ocasiones en las que se sintió verdaderamente en paz.

Su legado sigue siendo objeto de debate. Admirado por su estilo vibrante y por su capacidad de convertir la historia en una narración épica, Carlyle también ha sido criticado por sus inclinaciones autoritarias y su desprecio por la democracia. No obstante, su impacto en la historiografía, la literatura y la filosofía política es innegable. Su obra influyó en pensadores tan diversos como Friedrich Nietzsche, quien adoptó su visión del héroe, y los historiadores del siglo XIX, que aprendieron de su enfoque narrativo y dramático de la historia.

OBRAS

«La historia del mundo es la biografía de los grandes hombres». Durante el mes de mayo de 1840, Thomas Carlyle pronunció seis conferencias en seis días distintos sobre la temática de los héroes. Un año después, en 1841, se publicó en Londres la recopilación de aquellos discursos en un libro con el título On Heroes, Hero-Worship and The Heroic in History (Sobre los héroes, el culto al héroe y lo heroico en la historia). 

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