STONER

STONER

Stoner, de John Williams es, a grandes rasgos, la novela más bella que se ha escrito jamás. Al menos eso es lo que piensan sus lectores, esparcidos por todo el mundo, que en la edad contemporánea devoran el libro del autor americano.

Antes de entrar en profundidad con el análisis de la obra, he de reconocer que la historia me cautivó y su creciente desarrollo en la segunda década del presente siglo llamó mi atención y centró mis deseos en su lectura, haciendo posible que, tras llegar a mis manos, pudiera entenderla con sentimiento y con rotunda admiración.

John Edward Williams fue un profesor de la Universidad de Misouri que, acercado siempre al mundo literario, publicó tan solo cuatro novelas, enmarcada siempre en el desarrollo americano de mitad del siglo XX, que pasaron más bien desapercibidas para el público español, que tan solo puede contar con su presencia en el panorama literario desde principios de los 2.000, cuando una editorial española rescata Stoner del olvido para, con una nueva traducción, apartar del letargo a Williams, que había fallecido apenas diez años atrás, habiendo pasado ya treinta años desde su última publicación, con la que había conseguido un gran reconocimiento literario.

El auge de Williams en el lector español y latino se debe, en parte, a la calidad de la traducción, al énfasis de la Editorial y a la distribución de una editorial argentina que, adquiriendo los derechos de la misma, propició la proliferación de lo que muchos han considerado la obra escrita más bella de la historia.

Stoner fue publicada en los años 60s y, hoy en día, aún es baluarte definitivo de la literatura americana. Pero su profundidad, ignota para un joven, es prácticamente deliciosa y suculenta para un atesorado vestigio de humanidad como son los adultos, mundo para el que va dirigida esta obra que nos proponemos analizar.

¿De qué va Stoner?

Quizás basándonos en un Kunstlerroman alemán, introduciendo al lector a un acercamiento al desarrollo personal y artístico del protagonista, nos presenta Williams la portentosa pero triste vida de William Stoner.

Naciendo, como casi lo hace John Williams, en una familia campesina y campestre, que dedicaba sus horas a la agricultura, Stoner se aleja de ese camino cuando su padre, obstinado y curioso, plantea la posibilidad de que acuda a la Universidad, tomando un camino que a él nunca se le fue ofrecido.

Y aparece, aquí, la primera de las divisiones personales que marcan la vida del protagonista, pues su padre primigenio, ya que luego tuvo otros, se despega de él para que de su virtud obtenga la satisfacción profesional en pos del esfuerzo familiar. Y, aunque la familia instruya a Stoner para que curse la carrera agrónoma, este se desvincula después de una clase de Literatura donde otra de sus figuras paternas le ofrece la salvación.

La sensibilidad se presenta en su vida gracias a la aparición de su profesor, Sloane, que proyecta su nacimiento metafórico, tal y como el privado y el original lo produjo su padre carnal y su madre, de la que se separa para siempre debido a Sloane y a su reinterpretación de la Literatura, sobre la que ahora se cierne la personalidad de Stoner.

Después de recitar de memoria a Shakespeare, Sloane reclama la atención de Stoner con la siguiente afirmación que acongoja al lector y, se supone, también al protagonista, pues cambia por completo su vida.

“Los ojos de Sloane regresaron a Stoner y dijo seriamente: El señor Shakespeare le habla a través de trescientos años, señor Stoner, ¿le escucha?”

¡Qué valor el de Sloane! Después de eso, convence a Stoner para seguir el camino de la cultura, acudiendo a sus clases y dejando las propias de su gremio, el del campo, que acabará olvidando con el tiempo.

 

Y aunque tenía la necesidad de seguir trabajando en la granja en la que vivía para poder pagar su estancia en la universidad, sentía también que la ansiedad le devoraba por dentro, pues no hallaba tiempo en el mundo suficiente como para saber todo aquello que podría llegar a su mente ni todos aquellos libros que podrían caer en sus manos.

 

Pero la Gran Guerra despuntó en el horizonte y, aunque Stoner no era partidario de ningún bando, se vio obligado a participar de una u otra manera. La divergente situación que le aguardaba se presentó de manera clara cuando, auspiciado por la terrible decisión y la presión de un sexo patriótico que tenía que luchar por cualquier causa perdida, decidió no combatir y seguir estudiando e impartiendo las asignaturas que Sloane le había asignado.

Pero, aunque este profesor compartía su nula participación física en la guerra, muchos otros compañeros, animados por el bélico enfrentamiento y el terrorífico desplante de los alemanes, despreciaban su elección y la encontraban dañina y cobarde. Uno de ellos, David Masters, convencido de su reprochable actitud, defendía su implicación en la guerra de la siguiente manera:

“Supongo que hago esto porque no importa si lo hago o no, Y puede ser divertido pasear por el mundo una vez más antes de regresar a los claustros y a la lenta extinción que nos aguarda a todos”.

ENCICLOPEDIA DIDEROT

Busca tu autor favorito o el movimiento literario que más te atraiga. Investiga la Historia de la Literatura a través de los artículos en la Enciclopedia de Literatura Diderot

Masters murió nada más pisar las playas francesas y con su muerte, se presentó el eterno dilema del olvido y de la presencia de nuestras amistades a nuestro alrededor para siempre. El cadáver de Sloane, una mañana al principio de semana, fue también descubierto tras haber pasado el fin de semana al completo derrumbado sobre su escritorio. Y surgió ese doloroso pensamiento del adiós, que tan poco había visitado a Stoner.

“Siempre prescindió que en un momento de enfado y desesperanza Sloane había deseado que su corazón se detuviera como en un último gesto callado de amor y desprecio hacia un mundo que le había traicionado tan profundamente que no podía soportar continuar en él”.

Stoner, durante el funeral, sintió que otra parte de él se despedazaba, pero metafóricamente, no encontró consuelo en la paz que ahora sentía Sloane, envuelto en la penumbra tras el estallido de la Gran Guerra, sino que sintió más dolor porque no entendía qué es lo que había perdido.

No sabía si lloraba por él por la parte de su historia y juventud que se sepultaba en la tierra o si lo hacía por la pobre figura delgada que una vez contuvo el hombre al que había querido.

Se alejó de sus parientes, por miedo a la pérdida, y su padre murió, así como también su madre, desprendiéndose de un vínculo con la tierra que ya nada significaba para él. Conoció a Edith, su esposa, con la que confraternizó más por obligación social que por amor, pues hubieron de pasar años hasta que descubriese lo que era para él la trama romántica que aún no se había presentado.

Su vida personal, su desarrollo Universitario, ya lo sabe el lector, y es el terreno en el que no intervendremos en este relato, pues tan solo resultaría ser un resumen de lo leído.

 

Pero una vez aparece su amante, la joven profesora que destruye sus esquemas tardíos, es donde la burbuja cancerígena aparece para sobrevolar la presencia fatídica de Stoner en la vida de todos los demás. Con su pequeña aventura, con la esperanza de un futuro lejos de la realidad de la que pretende huir nuestro protagonista, Stoner encuentra un resquicio al que adherirse, que se ve catapultado al estrellato tras la recíproca respuesta por parte de esa alumna de doctorado.

MOVIMIENTOS LITERARIOS

Descubre todos los movimientos literarios y los periodos de la Historia de la Literatura así como los autores que componen el Canon Occidental y el Canon Oriental 

Y esta verdad, que se presentaba en forma de adulterio, se vio alimentada por la sensibilidad de ella, que se acercaba a la privacidad de Stoner de una manera altanera y diáfana, aportando toda su belleza e implicación a un amorío del que ambos saldrían escaldados. En uno de esos encuentros, Katherine, así se llamaba la amante, protagoniza uno de los más maravillosos y profundos pasajes de la novela, advirtiendo a Stoner que dejará entre la grieta de la pared, un anillo para recordar su paso por el mundo y que, mientras la edificación en la que pasaron su últimos momentos siga en pie, ellos seguirán existiendo pues el anillo así lo atestigua.

Si nunca tuviéramos nada más habríamos tenido esta semana. Quería dijo dejar algo nuestro aquí algo que sepa que permanecerá aquí mientras este sitio exista a lo mejor es una tontería.

Stoner muere, debido a un cáncer invasivo que se extiende por su cuerpo, cayendo en los mismos errores que sus padres y dejando a una pequeña hija, viuda y madre soltera, que nunca conocerá la profundidad de su espíritu.

 

Despidiéndose de su libro, Stoner cerrará el círculo que un día inició con su nacimiento, haciendo que la verdad quede sepultada bajo un eterno yugo de mentiras burocráticas.