PEDRO ABELARDO

Pedro Abelardo (1079 - 1142)

Pedro Abelardo nace en Le Pallet, Francia, alrededor del año 1079. Desde joven, demuestra un insaciable apetito por el conocimiento, especialmente en el ámbito de la teología y la filosofía. Su destreza intelectual lo lleva a destacar en las aulas y a convertirse en uno de los filósofos y teólogos más influyentes de la Edad Media.

Abelardo es conocido por su método dialéctico, una especie de lucha libre verbal donde las ideas rivales chocan y sólo una sale victoriosa. Este método le gana tanto admiradores como enemigos, y su vida académica se convierte en una serie de disputas y debates memorables. Su relación con Heloísa, alumna y amor de su vida, agrega un toque dramático a su biografía. Su amor clandestino y sus apasionadas cartas siguen cautivando a los románticos siglos después.

A pesar de su brillantez, la vida de Abelardo no está exenta de tragedia. Unos celos desmedidos y un ataque brutal lo dejan castrado, transformando su vida de amante apasionado a monje resignado. Sin embargo, su espíritu indomable persiste y continúa enseñando y escribiendo hasta sus últimos días.

Abelardo fallece en 1142, dejando tras de sí un legado de pensamiento crítico y amor eterno. Su historia, llena de altibajos, es un recordatorio de la resiliencia del espíritu humano y de cómo, a veces, el conocimiento y el amor pueden ser tanto una bendición como una maldición.

La historia de Abelardo, joven escolástico dotadísimo, de enorme fama y prestigio en su época, perseguido por dos santos y absuelto por un tercero, y Eloísa, una muchacha que hace volver la cabeza a su paso, con gran ambición intelectual y nombre en el mundo del saber, despierta un interés vivo y poderoso. A principios del siglo xii era raro oír de una mujer que se entregara al estudio y la práctica de las letras y las ciencias. Fue Fulberto, canónigo de la Catedral de París, quien, cediendo a la inclinación de su jovencísima sobrina, pidió a Abelardo que fuera su preceptor. Pronto, la admiración intelectual que ella le profesaba se convirtió en arrebatadora pasión, compartida en todo por su maestro. Este amor desembocó en un gran drama humano, relatado con maestría en este libro por Régine Pernoud, que, si bien nos lo presenta en su austera y fiel verdad histórica, lo hace también con la sabiduría de quien sabe acercarse al infortunio y la gloria de dos seres humanos.

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