MARQUÉS DE SANTILLANA

Marqués de Santillana (1398-1458)

Íñigo López de Mendoza, conocido como el Marqués de Santillana, nace el 19 de agosto de 1398 en Carrión de los Condes. Desde muy joven, demuestra una inclinación por las letras, probablemente heredada de su familia de poetas y militares. Su padre, el Almirante de Castilla, fallece cuando Íñigo tiene apenas cinco años, dejándole un patrimonio que su madre, Leonor Lasso de la Vega, debe defender con la astucia de una estratega en el ajedrez de la nobleza.

A lo largo de su vida, el Marqués de Santillana se convierte en un poeta cortesano y un político astuto. Su talento para la poesía es tan afilado como una espada, y su habilidad política, tan intrincada como un enigma. Es conocido por su esfuerzo por adaptar el soneto italiano al castellano, aunque algunos dirían que su intento es tan perfecto como un toro en una china.

Su lema, «El que se atreve, gobierna», refleja su espíritu indomable y su deseo de destacar en la corte de Juan II de Castilla. Sin embargo, su vida no está exenta de controversias y enemigos, especialmente con Álvaro de Luna, con quien comparte una rivalidad digna de una novela de capa y espada.

En 1458, el Marqués de Santillana fallece en Guadalajara. ¿Quién diría que un noble pudiera ser tan poeta y tan político?

CURIOSIDADES E HISTORIA

Esta figura tan importante nace en Carrión de los Condes en 1398 y forma parte de una serie de diletantes literarios que cambiarán por completo la forma de comprender la poesía y la literatura con aportaciones tan importantes como el Cancionero de Baena sobre el que luego profundizaremos.

Traía saya apretada,                        

muy bien fecha en la cintura;                       

a guisa de Estremadura,                 

cinta e collera labrada.                    

Dije: «Dios te salve, hermana;                      

aunque vengas d’Aragón,               

d’esta serás castellana».                 

El Cancionero de Baena es una curiosa recopilación poética que data de mediados del siglo XV; compilado durante el reinado de los Reyes Católicos. Se consolida, a través de este tomo, el periodo de la poética y la cultura literaria en España, donde el Cancionero de Baena deja su impronta en los lectores. Juan Alfonso de Baena, poeta y escribano fue, junto al Marqués de Santillana, el recopilador oficial del manuscrito.

Desligándose de la parte creativa, el oriundo de Carrión de los Condes también desarrolló su papel como mecenas, influyendo sobre artistas de la época y sobre escritores que deseaban traer el Renacimiento a España. Entre ellos, podemos encontrar al célebre Jorge Manrique.

No fue especialmente ducho en el arte de traducir el latín, que, según la Real Academia de la Historia, nunca llegó a dominar con rotundidad. Su labor poética fue mucho más allá del Cancionero de Baena, pues se le atribuyen las famosas Serranillas.

Respondiome: «Caballero,                             

non penséis que me tenedes,                       

ca primero probaredes     

este mi dardo pedrero;                    

ca después d’esta semana                             

fago bodas con Antón,                     

vaquerizo de Morana».

Esta que termina aquí es la Serranilla número dos, llamada también La Vaquera de Morana.  Pertenecen al género lírico y pastoral, y se cree que, aunque pertenecen al Marqués de Santillana, pudieron ser recopiladas por él y escritas por varios autores. Describen escenas rurales y pastoriles; sobre todo encuentros amorosos entre pastores y las serranas, donde expresan sus sentimientos de amor y deseo.

Por otro lado, el Marqués de Santillana es conocido también por sus canciones, donde despliega su habilidad poética y donde utiliza sonetos, canciones y otras formas líricas para expresar sus sentimientos de una manera artística y musical. Entre ellas destaca Cantar que fizo el Marqués a sus fijas loando la su fermosura (1444-1445). Se distingue, según Ángel Gómez Moreno por la duplicidad de personajes femeninos y su condición natural, realista y no imaginaria, siendo la falta de diálogo y el estatismo recursos básicos en su metodología.

El Marqués de Santillana murió en 1458 y dejó en herencia cientos de miles de versos que hoy se estudian en las escuelas como la base fundamental de la transición entre Edad Media y Renacimiento. También obtuvo una gran cantidad de títulos, que convirtieron su nombre, y su posición social, en inolvidable: don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, conde del Real de Manzanares y señor de Guadalajara, Gumiel de Izán, las Asturias de Santillana, la Vega, Campoo de Suso, Campoo de Yuso y Campoo de En medio.

OBRAS

Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458) combinó perfectamente las actividades políticas con las literarias, intuyendo el ideal del hombre equilibrado y completo del Renacimiento. Conocedor de la literatura italiana, intentó escribir a imitación de la métrica de Petrarca, pero su oído, hecho al octosílabo y al verso de arte mayor, no percibió los delicados matices del verso italiano de once sílabas. Célebres son sus serranillas, de verso corto y ligero, a imitación de las pastorelas provenzales. Esta edición completa la que ya tenemos del mismo autor: «Comedieta de Ponça. Sonetos».

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

Iñigo López de Mendoza, más conocido como marqués de Santillana, fue un hombre excepcional y sin parangón: involucrado en numerosas batallas por el poder, metido de una u otra forma en las disputas entre los reinos de Castilla y Aragón, presente en todas las intrigas palaciegas, manipulador e intrigante para unos, valiente guerrero y fino estilista del idioma para otros, padre de una hija bastarda y de once hijos legítimos, seductor empedernido al que se le conocieron decenas de amantes pero un solo amor verdadero…

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.