LA GAVIOTA

LA GAVIOTA

Chejov vagó entre la novela corta y el cuento y su personalidad solitaria hizo que hasta pasados los cuarenta años no se involucrase en una relación comprometida de la que tan solo obtuvo una sensación agridulce de compañía. Tanto su mujer, como él, como todos sus personajes, dignifican el arquetipo del sacrificador, del artista y de la persona que lo aparta todo en pos de su verdad.

 

Su mujer, tal y como hace Nina, en La Gaviota, con el teatro y él, como Treplev, con la escritura.

Tanto es así que, Chejov, después de conseguir sacar adelante su carrera como médico, abandonó a esta esposa ficticia que era la medicina para encamarse, inevitablemente, con la escritura y la composición de obras inmortales, como es el caso de la Gaviota.

 

En sus obras, Chejov consigue confeccionar personajes erráticos, confusos, perdidos, e incluso denostados por él mismo, pero reales como la vida misma. Es como mirar a través de una pequeña cerradura cómo las inclemencias de una sociedad son volcadas sobre la narración de unos acontecimientos mundanos, que no cambiarán el mundo, pero que nos acercan a ese sentimiento de nostalgia y melancolía que rompe a los seres humanos.

Chéjov refleja en su obra las contradicciones de la vida social de su país en las postrimerías del siglo XIX y vísperas de la revolución democrática burguesa de 1905 a 1907. Describe irónica y despiadadamente la degradación paulatina, tanto económica como cultural, de la nobleza latifundista, centrando su atención en la suerte de su propio estamento social. Chéjov introdujo un cambio radical en las formas de la dramaturgia, dando a la acción dramática una estructura nueva capaz de abarcar cualquier manifestación de la vida. Con una simple sucesión de cuadros cotidianos logra impresiones generales, a veces de una gran intensidad.

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

¿De qué trata La Gaviota?

Y como Chejov no era un especialista en extenderse en sus obras, sino más bien todo lo contrario, casi un poeta, decidió que la literatura que él defendería llevaría como mantra la condensación y la concisión.

En la Gaviota existen una serie de personajes que reflejan las particularidades de los seres humanos, una pequeña muestra de simbolismo a la que hacen referencia ilustres personalidades como la madre del protagonista, Irina Nikolaievna.

Esta actriz de referencia mundial está completamente enamorada del doctor Dorn, que prescinde de la melancolía pues, con más de cincuenta años a sus espaldas, ha encontrado la satisfacción en el trabajo bien hecho. Irina, la madre, reniega de su hijo, volcando sobre el personaje ese cúmulo de expectativas que cargamos los hijos durante una vida entera y que muy pocos son capaz de alcanzar.

Ese peso, esa maleta, es uno de los males que atormentan a Treplev, un escritor fracasado que apenas roza la brillantez y cae en el olvido bajo la sombra de otros autores, como Trigorín, u excelso literato que ya ha alcanzado la fama y disfruta, no de esa sensación de victoria y de superioridad, sino de una maldita extenuación mental y una esclavitud eterna al verse relegado al ostracismo perpetuo, sintiéndose siempre obligado a crear una novela o a desarrollar una trama y a nunca ver repletas sus ansias de perfección, escuchando siempre los comentarios de lectores que lo comparan con Turgenev o con Tolstoi, dejando a Trigorin siempre un escalón por debajo de estos autores rusos.

«Pues yo noto como si hubiera nacido hace muchísimo tiempo. Arrastro mi vida igual que la cola interminable de un vestido: Y, a menudo, no siento ni el menor deseo de vivirlo«.

Hay mucho de Chejov en este personaje, en este literato que alcanza una fama mundial y ve cómo la estela de la perfección le persigue durante años y años. 

 

Este personaje, Trigorín, es la encarnación del mal para Treplev, que ve sus sueños apartados a un lado, vilipendiados por su madre y siguiendo la estela de un  autor más famoso cuyo encanto seduce tanto a su madre, también enamorada de él, como a Nina, personaje fundamental de la obra, y que acaba convertida en Gaviota.

 

Nina es la Gaviota de la obra de Chejov, pero este animal representa algo que, hoy en día, sería complicado de entender hasta en una película de Christopher Nolan. La metanovela, la MetaGaviota. Pero no nos centremos todavía en eso, porque esta pequeña metáfora aparece tan solo al final de la novela, y esta obra de teatro es algo más que un simbolismo continuo, es una novela de despecho. Una novela triste en la que ninguno de los personajes consigue al final lo que desea.

 

Todos, arraigados a un pasado rutinario y tardíamente suculento, observan el mundo desarrollarse contemplando la encarnación y el énfasis de la ilusión perderse en una nueva persona. De esta manera, las emociones de todos los personajes se han visto ateridas y olvidadas debido al golpe realista de la experiencia social.

 

Irina, la madre de Treplev, no es sino un contrapunto de su hijo, una especie de inhibidora de ilusiones que corta las alas de su hijo. Treplev se siente resentido con el mundo, tanto que destruye, figuradamente y por ociosidad, animales, como la Gaviota, a la que asesina a sangre fría para luego vaticinar el mismo final para él.

 

Nina persigue, después de que sus padres la imploren que no se dedique a la farándula, abandonarlos y escapar junto con Trigorín, que consigue al fin a la mujer amada para después darse cuenta de que le aburre, dejándola con un aborto y una carrera enturbiada por la desazón.

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Y luego están Masha, el personaje por excelencia de la novela, que no llega a ser tan profundo como Nina, pero que plantea las bases de la novela chejoviana y del paradigma del autor: una mujer, hundida en la melancolía, que no sabe ni siquiera por qué siente eso, pero que es terriblemente desdichada.

 

Casada casi por obligación con Medvedenko, y con la custodia de un hijo al que no desea, pues está enamorada de Trepev, a la que no presta atención por estar a su vez enamorado de Nina. El destino de este personaje, Masha, será el de muchos de sus otras figuras, lamentándose por una vida terrible y aceptando su destino.

 

Por otro lado, y según he creído entender, otras “Mashas” terminarán culminando su venganza contra el mundo, viéndose relegadas al suicidio o al abandono máximo. De esta manera, muchas darán por finalizada su existencia y otras se rodearán de la misma pena que les ha perseguido durante su vida y perderán todo aquello que aman, sumiéndose en la tristeza más absoluta y siendo compañeros tan solo de la soledad, con la mirada perdida y una vida entera que llegar a sufrir.

 

Resulta lamentable cómo Medvedenko, personaje que representa al “profesor “ de las novelas de Chejov, nos hace creer que todavía puede llegar a ser amado, persiguiendo a Masha y no dando importancia al hecho de que su mujer ama a otro hombre. El “profesor”, de Chejov, puede comprenderse como ese personaje triste y melancólico que todavía posee esperanza en la vida y ve un ápice de verdad en lo que ocurre a su alrededor.

 

Chejov sentía lástima por profesores en su ámbito privado porque cobraban menos que ningún otro trabajador y aun así, mantenían el tesón que caracteriza al docente.

Después de dejar la gaviota asesinada en el suelo: «Pronto terminaré conmigo de la misma manera«

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Por su lado, Dorn y Sorin presentan arquetipos extremos y a la vez muy similares. Por su lado, como ya hemos dicho, Dorn es especialista en medicina, tal y como lo es Chejov también, y ha comprendido su vida como un camino de buenas elecciones mientras que Sorin, tío de Treplev y hermano de Irina, no es sino un carcamal que, con la misma edad, representa a esa facción del ser humano angustiado por su pasado, por el tiempo ya transcurrido y por la ausencia de oportunidades de experimentar de nuevo.

 

Su mal, una enfermedad que le hace parecer casi incapacitado, es motor principal  de sus sensaciones, pero no evita que este hombre sea prácticamente el único apoyo que posee Treplev.

Como comprobarán, yo no poseo el don de Chejov y esta reseña llegará a ser más amplia que la propia obra, pero creo que, implícitamente, el autor esconde valiosos símbolos que han de ser estudiados.

 

En definitiva, que Nina está enamorada de Trigorín, sensación que también posee la madre de Treplev, este último está enamorado de Nina, aunque Masha besa el suelo que Treplev pisa. Irina siente atracción también por el doctor Dorn y su hermano, Sorin, también se siente atraído por Masha, a la que dobla la edad.

 

El desamor, la casualidad y el despecho serán fundamentales para comprender los desaires de los personajes y sus elecciones a lo largo de la obra.

De esto se desprende el comportamiento de Treplev que, harto de la condición de hijo imperfecto y de reconocerse como un autor menor, explota al ver cómo su amada, Nina, persigue a su enemigo cultural, Trigorín. En un arrebato de ira, caza a una gaviota. Este hecho es fundamental, pues sentará las bases para las decisiones y para el tratamiento psicológico al que luego somete a Nina.

Nada tiene sentido, pues un hombre ha llegado de la nada y ha matado a esa gaviota. Chejov crea, de esta manera, una paradoja. Un bucle que se cree finito una vez la Gaviota vuelva a estar muerta. El ejemplo de la gaviota es utilizado en más de una ocasión para referiste a Nina, pero es sustancialmente importante que esta referencia se haga tras la muerte de la misma.

«Una simple nota… Un argumento que s eme ha ocurrido. El argumento de un pequeño relato. Una jovencita parecida austed vive desde niña junto a un lago. Ama el lago como si fuera una gaviota. Y como una gaviota, es feliz y libre. Pero llegó fortuitamente un hombre y a falta que otro que hacer, la destruyó igual que han destruido a esta gaviota«.

Treplev mata a una gaviota, sin sentido alguno, pues era deseo del mismo y, años después, Trigorín observa la gaviota disecada y no comprende por qué el animal está en ese estado, cuando todo aseguran que él ordenó que así fuera y él no recuerda nada de esto. Un hombre, sin sentido ninguno, ha asesinado a una gaviota y la ha congelado en el tiempo, tal y como Trigorín hace con Nina, tal y como Treplev hizo con el animal.

 

Por eso, hay multitudes de referencias a la misma. Por ejemplo, la blanca tez y el vestido de Nina que siempre viste en escena o las alusiones al lago en el que reposa la gaviota.

Este símbolo es fundamental, y no podría haber sido interpretado por otro animal, pues la libertad de la paloma, casi único animal que reina sobre los mares y la tierra y que experimenta, en sus propias carnes, la libertad, es ahora eliminado por la decisión errática e impulsiva de un hombre deseoso de placer.

 

Al final, Nina se reencuentra con Treplev y le reconoce que ella se ha convertido en una gaviota, casi desprovista de cordura. Treplev asegura estar bien, pero comprende que ya nada tiene sentido y que sus acciones han dinamitado la vida de Nina. Por ese motivo, decide poner fin a su vida, tal y como había empezado la novela, con un vals triste y decadente que introduce sus palabras y poniendo un punto y final a su experiencia al mismo tiempo que la música que lo acompañaba se detiene.

«¿Se acuerda de la gaviota que mató usted? Llegó un hombre fortuitamente, la vió y, a falta de otro quehacer, le quitó la vida«