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El Paraíso de Dante
Quizás la alegoría más importante de toda la obra de Dante se resume en las siguientes líneas, pertenecientes a la consecución del camino de la expiación y la ascensión definitiva al paraíso.
La disposición del Paraíso es mimética con las anteriores. Está compuesta por nueve cielos más un décimo e inmóvil que es el Empíreo. A cada cielo le corresponde uno de los nueve coros angélicos; en cada uno está presente una particular disposición para el bien.
“De frente ahora tienes lo de atrás
Mas por que sepas que de ti me gozo,
Un corolario quiero aún añadirte.
Si la naturaleza encuentra un hado
Adverso, como todas las simientes
Fuera de su región, da malos frutos.
Y si el mundo de abajo se atuviera
A lo que el natural da fundamento,
Valiosa gente, con seguirlo, habría.
Pero a la religión metéis vosotros,
A quien nació para ceñir espada,
Y hacéis Rey del que gusta de sermones;
Y de ahí que se extravíe vuestro séquito. (Paraíso VIII, p. 587, 136-148)
A medida que nos acercamos al décimo cielo, la estructura de los cielos se basa en una contemplación hedónica y solaz del bien creado por Dios. Veamos ahora de qué estratos y figuras se compone cada cielo:
LOS CIELOS DEL PARAÍSO
Primer Cielo: la luna
Se encuentra con el alma de Piccarda Donati. Se exploran temas como el libre albedrío y la obediencia a la voluntad divina. Dante y Beatriz llegan volando desde el Paraíso Terrenal hasta esta terraza. En este cielo se presentan espíritus que en la vida faltaron a sus votos por culpa de oros, y que no supieron oponerse a esta fuerza extrema, como los mártires.
“De aquí desciende a la poster potencia
Acto tras acto, deviniendo tanto,
Que no hace más que contingencias breves;
Y entiendo que estas contingencias son
Las cosas engendradas, que produce
Girando el cielo con sin simiente.
No siempre igual su cera y quien la imprime;
Por ello abajo luego más o menos
El cuño de la idea trasparece.
Por ello ocurre que árboles de igual
especie den mejor o peor fruto
y nacéis con distinta inteligencia. (Paraíso XIII, p. 621. 61-73)
Segundo cielo: Mercurio
Dante y Beatriz llegan a mercurio y se encuentran con los arcángeles, que se les aparecen en forma de luces brillantes. Estos espíritus quisieron conquistar en vida la fama y el honor. Aparece el emperador Justiniano, que describe el vuelo glorioso del Águila Romana.
“La esperanza es cierta espera de la futura gloria
Que la gracia divina otorga
Con el propio mérito” ( Paraíso XXV, p. 706, 67-69)
Tercer cielo: Venus
Las luces sobrevuelan a Dante y a Beatriz. Estas almas murieron por amor divino. Se trata la idea de que Dios es amor y cómo el amor humano puede ser una manifestación de lo divino.
Cuarto cielo: El Sol
Se topan con las potestades, que son espíritus sabios, danzan y cantando en tres coronas. En la primera está Santo Tomás de Aquino. En la segunda Santo Domingo y en la tercera corona otros sabios que Dante no es capaz de identificar.
La «Divina Comedia» es la relación de un viaje en que, en su tránsito desde el Infierno hasta el Cielo, el autor encuentra su propia identidad. En esta obra de enorme fuerza expresiva Dante fundió el pensamiento filosófico con las ideas políticas y los conocimientos literarios. En ella, cada personaje, cada episodio, tiene un profundo significado que va más allá de la simple anécdota. La versión poética de Abilio Echeverría ha logrado respetar plenamente el sentido, el metro y el ritmo de la obra, sin despojarla de su grandeza. Completa la presente edición un prólogo a cargo de Carlos Alvar que recrea la biografía de Dante e ilustra el proceso de creación que alumbró la obra.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Quinto cielo: Marte
Dante conoce a los espíritus militantes, que han combatido por la fe y están colocados por encima del sol. Brillan en forma de cruz, con dos rayos blancos. Aquí aparecen Carlomagno, Orlando, Godofredo de Bouillon, etc. (55).
“No excede la hermosura que yo vi
Solo a nosotros, mas de cierto creo
Que solo su creador la goce entera.
Vencido me confieso en este paso
Más que jamás por algo de su asunto
Fue superado el trágico o el cómico,
Pues como el sol la vista menos firme,
Así el recuerdo de su dulce risa
A mí mismo me priva de mi mente.
Desde el día primero que su rostro
En esta vida vi, hasta esta visión,
Seguirla he conseguido con mi canto,
Mas es forzoso que desista ahora
De seguir, poetizando, su belleza
Cual todo artista que a su extremo alcanza.
(Paraíso XXX, p. 738, 19-33)
Sexto cielo: Júpiter
Dante se encuentra con las almas de los hombres justos y piadosos, que vuelan formando una escritura y después un águila. Estos hablan sobre la justicia divina y enseña a Dante que la fe no es suficiente para la salvación, sino que debe ir acompañada de buenas obras.
Séptimo cielo: Saturno
Surgen ahora los espíritus contemplativos. Son replandores colocados en una escalera de oro que sube tan alto que Dante no alcanza a ver el final. Muchos suben, otros permanecen silentes y hay algunos que se mueven arriba y abajo, lo cual simboliza distintos grados de contemplación.
Octavo Cielo: Estrellas fijas
Este cielo está movido por los querubines, donde aparece el triunfo de Cristo, rodeado de bienaventurados que tienen formas de luces ardientes, y que ascienden después al Empíreo.
Se le aparece a Dante la Virgen, coronada por la luminosidad divina y San pedro, Santiago y San Juan interrogan a Dante sobre diversas cuestiones religiosas y comprueban si cumplen con las ascesis necesarias para ascender al primer cielo móvil.
Noveno cielo: primer cielo móvil
Dios se le aparece a Dante como un punto de luz excepcional, y los nueve círculos giran en torno suyo. Beatriz interactúa con Dante, pero este no puede prácticamente describirla.
Décimo cielo: Empíreo
Es el Paraíso celeste, donde moran los ángeles. Dante mira a Beatriz, y cobra un sentido mayúsculo que no pueda describirla, pues ha adquirido conciencia divina y disposición celestial. Cuando Dante se vuelve a Beatriz para hablar con ella sobre cuestiones terrenales, esta se ha convertido en un viejo, y aparece en la tercera grada del cielo, en su puesto.
Junto a la virgen aparece Eva y junto a Beatriz, Raquel, las mujeres hebreas y demás personajes bíblicos distribuidos por bancadas. Dante finalmente ve a Dios en su forma completa, pues tiene triple visión de él: la presencia del Cosmos en Dios, la unidad y la trinidad, y la Encarnación, pues Dante ve a Hijo de Dios, de su misma piel.
“Yo algo quería y ocurrió otra cosa:
Pensé ver a Beatriz y vi vestido
Cual los glorificados, a un anciano.
Por ojos y mejillas difundía
Una benigna dicha, y su semblante
Era como el de un padre bondadoso.
“¿Dónde está ella? Le dije yo de pronto.
Y él: para que se acabe tu deseo
Beatriz desde mi puesto se ha movido
Y si te dijas en el tercer rango
Desde el de arriba, volverás a verla
En ese trono que le dio su mérito.
Sin responderle levanté los ojos,
Y vi que ella formaba una corona
Con el reflejo de la luz eterna
[…]
Mujer que das a mi esperanza fuerza,
Y que has soportado por mí la salvación
Dejar en el infierno tu pisada,
De tantas cosas cuantas aquí he visto,
De tu poder y tu misericordia
La gracia y la virtud que reconozco.
La libertad me has dado siendo esclavo
Por todas esas vías y esos medios
Que potestad de utilizar tuviste.
En mí conservas tu magnificencia,
y así mi alma, que por ti ha sanado,
te sea grata cuando el cuerpo deje.
Así recé, y aquella, tan lejana,
Como la vi, me sonrió mirñandome;
Volviose luego al manantial eterno.” (Paraíso XXXI p.747. 58-94)
FIN DEL PARAÍSO
Beatriz dirige una última sonrisa a Dante antes de ascender definitivamente al cielo y desaparecer para siempre. Y se afirma con rotundidad que toda esta vasta obra de arte no es sino la antesala para ese reencuentro, del que Dante tanto adolece en su vida tras la pérdida de aquella que los ángeles, por bella, quisieron llamar Beatriz.
Dante finalmente descubre su visión profética y predice el devenir de la iglesia, como nunca antes lo había hecho nadie. Culmina con la visión de Jerusalem Celestial, una imagen simbólica de la Iglesia triunfante y de la gloria eterna de Dios.
“Cual geómetra entregado entero
Al cuadrado del círculo, y no encuentra,
Pensando, ese principio que precisa,
Estaba yo con esta visión nueva:
Quería ver el modo en que se unía
Al círculo la imagen y en qué parte,
Pero mis alas no eran para ello:
Si no hubiera mi miente golpeado
Un rayo que sus ansias satisfizo.
Aquí a la honda visión de las fuerzas faltan;
Mas ya mi voluntad y deseo
giraban como ruedas que movían
el mismo amor que mueve sol y estrellas. (Paraíso XXXIII, 133-145).
No se entiende la Divina Comedia sin sus múltiples interpretaciones. A riesgo de caer en una publicidad desmedida, recomendamos la lectura de esta obra en su edición de 2013 de Cátedra Letras Universales anotada por Luis Martínez de Merlo.
FUNDAMENTALES DE DIDEROT (Divina Comedia)
Ítem | Calificación |
---|---|
1. DESCRIPCIÓN | 8/10 |
2. MADUREZ NARRATIVA | 10/10 |
3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 8/10 |
4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 7/10 |
5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 9/10 |
6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 10/10 |
7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 6/10 |
8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 9/10 |
9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 10/10 |
10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 10/10 |
Total | 87/100 |