IZUMI SHIKIBU

Izumi Shikibu (c. 976–c. 1033/1034)
Izumi Shikibu fue una de las grandes poetas del periodo Heian y sin duda la más apasionada, transgresora y libre de las escritoras japonesas de su tiempo. Su vida y obra se entrelazan en un único hilo de emociones intensas, amores turbulentos, pérdidas hondas y una búsqueda espiritual que marcó su última etapa. Frente al ingenio irónico de Sei Shōnagon o la introspección elegante de Murasaki Shikibu, Izumi ofreció un canto encendido a la pasión, al deseo y al sufrimiento del corazón humano, sin máscaras ni eufemismos.
Nació hacia 976 en una familia noble de rango medio. Su padre, Ōe no Masamune, fue gobernador de Echigo; su madre estaba emparentada con el clan Fujiwara. Se casó joven con Tachibana no Michisada, gobernador de Izumi, de donde proviene su nombre. Sin embargo, pronto su vida amorosa se convirtió en un torbellino que escandalizó a la corte y la colocó en el centro de las habladurías de su época. Amó intensamente y con notable libertad, dejando constancia de esas relaciones en poemas apasionados que hoy siguen conmoviendo por su sinceridad y belleza.
El episodio más célebre de su vida es su romance con el príncipe Atsumichi, hijo del emperador Reizei. Tras la muerte de su primer gran amor —el príncipe Tametaka, hermano de Atsumichi—, Izumi comenzó una intensa relación con este segundo príncipe. Su intercambio epistolar y poético con Atsumichi fue recogido en el Diario de Izumi Shikibu, una obra maestra del erotismo lírico, donde la vida y la poesía se funden sin distinción. Se cuenta que Izumi, al ser criticada por su conducta licenciosa, respondió: “¿Por qué ocultar mi corazón, si él arde de amor?”
Después de varios escándalos y de una vida emocional marcada por la pérdida, la decepción y la conciencia de la fugacidad, Izumi se volvió hacia el budismo. Pasó sus últimos años en retiro espiritual, escribiendo poesía religiosa que conserva aún el eco de sus pasiones terrenales. Murió hacia 1033 o 1034, dejando un legado poético extraordinario, que forma parte del Hyakunin Isshu y otros antologías imperiales.
Curiosidades de Izumi Shikibu
Izumi Shikibu fue una figura de escándalo en la refinada y restrictiva corte Heian. A diferencia de otras damas que vivían sus pasiones en silencio, ella las expresó con total franqueza en su poesía y en su diario. Amó a varios hombres importantes, incluidos dos príncipes hermanos, lo que fue visto como un ultraje a las normas morales. Su marido la repudió, pero ella no se replegó ni se escondió: respondió a la crítica con más poemas. En una sociedad donde la mujer debía ser discreta, Izumi eligió la sinceridad brutal. Sus versos no son declaraciones políticas, pero lo fueron sin proponérselo: transformaron el amor en una forma de afirmación vital.
Uno de los aspectos más asombrosos de su obra es cómo fusiona el erotismo con la espiritualidad. En sus poemas, el cuerpo y el alma no se oponen: el deseo es también una forma de iluminación. Al final de su vida, cuando se retira a la práctica budista, su poesía no abandona el tono apasionado. La añoranza del amante se transmuta en añoranza del Buda, del despertar. Escribe:
«Aunque mi cuerpo se marchite / el perfume de mi pasión / aún perfuma los pliegues / del hábito que visto ahora.»
Esa continuidad entre lo sensual y lo sagrado da a su obra una profundidad única, comparable a los místicos occidentales como Teresa de Ávila o San Juan de la Cruz.
El Diario de Izumi Shikibu (Izumi Shikibu Nikki) narra su relación con el príncipe Atsumichi a través de una prosa delicada, alternada con poesía. Aunque parece una crónica autobiográfica, algunos estudiosos sostienen que es una obra elaboradamente literaria, una especie de autoficción en la que la autora construye un personaje idealizado de sí misma. La alternancia de poemas y narrativa recuerda a El relato de Genji, pero aquí el foco no es el mundo cortesano en su conjunto, sino el alma herida y deseante de una mujer que vive y escribe con intensidad absoluta.
Izumi tuvo una hija, Koshikibu no Naishi, fruto de su primer matrimonio. Heredó el talento poético de su madre y compuso versos de gran delicadeza, que llegaron a figurar en antologías imperiales. También fue una figura polémica por su estilo agudo y su independencia. Lamentablemente, murió joven, probablemente en sus veintitantos años. Se ha dicho que la intensidad de su vida fue un reflejo del linaje materno: belleza, sensibilidad, ingenio… y una existencia corta marcada por el destino. Izumi sobrevivió a su hija, y algunos de sus poemas más dolorosos reflejan ese duelo.
Aunque su conducta fue escandalosa en su juventud, Izumi fue finalmente aceptada en la corte y sirvió como dama de honor de la emperatriz Shōshi (Akiko), esposa del emperador Ichijō. Curiosamente, esta era la misma emperatriz a quien servía Murasaki Shikibu, la autora de El relato de Genji. Es decir, en un mismo palacio coexistieron Murasaki y Izumi, dos personalidades opuestas: la una disciplinada, introspectiva; la otra apasionada y espontánea. En su diario, Murasaki se refiere con cierto desdén a una dama que claramente es Izumi, criticando su conducta. Pero el hecho de que Izumi obtuviera ese cargo muestra que su talento poético era más fuerte que la condena social. El arte, una vez más, fue su salvación.
OBRAS
Esta nueva edición, revisada, corregida y rediseñada, nos presenta una exquisita selección de poemas de dos de las poetas más grandes no solo del periodo Heian de Japón, sino de la historia de la literatura mundial. Una serie de poemas sobre el amor, la fugacidad, la naturaleza, imbuidos de sabiduría proverbial de Japón.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Este libro recoge traducciones de una selección de poemas de Ono no Komachi e Izumi Shikibu, poetas de la corte antigua de Japón. Las poetas de esta antología vivieron durante el periodo Heian (794-1185), que fue propicio para el desarrollo de las artes. Tanto Ono no Komachi como Izumi Shikibu pertenecieron a la clase pudiente y llevaron vidas complejas. Los temas que refieren sus obras son, principalmente, los del amor y lo efímero, que el erudito Donald Keene considera centrales en la estética japonesa.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*