HENRY JAMES

Henry James (1843-1916)
Henry James nació el 15 de abril de 1843 en Nueva York, en una familia de intelectuales de alto nivel cultural y económico. Su padre, Henry James Sr., era un teólogo y filósofo trascendentalista que aseguraba a sus hijos una educación cosmopolita, lo que permitió a James pasar gran parte de su juventud en Europa, viajando por Francia, Suiza e Inglaterra. Recibió una formación dispersa, estudiando en diversos colegios europeos y en la Harvard Law School, aunque pronto abandonó el derecho para dedicarse a la literatura.
Su carrera literaria comenzó en la década de 1860, cuando publicó sus primeros relatos en revistas como The Atlantic Monthly. En 1871 apareció su primera novela, «Watch and Ward», pero su prestigio creció con títulos como «Roderick Hudson» (1875) y «El americano» (1877). Sin embargo, la obra que lo consolidó fue «Daisy Miller» (1878), donde exploraba el choque entre la espontaneidad estadounidense y la rigidez de la sociedad europea.
En 1875, se instaló en Londres, consolidándose como un escritor angloamericano con una profunda exploración psicológica en su narrativa. Obras como «Retrato de una dama» (1881), «Los bostonianos» (1886) y «Las alas de la paloma» (1902) son fundamentales en la literatura del siglo XIX. Su interés por el misterio y lo sobrenatural se reflejó en «Otra vuelta de tuerca» (1898), una de sus novelas más inquietantes.
Hacia el final de su vida, James se sintió desencantado con Estados Unidos, especialmente por su actitud en la Primera Guerra Mundial, lo que lo llevó a adquirir la ciudadanía británica en 1915. Falleció el 28 de febrero de 1916
Curiosidades de Henry James
James tenía una obsesión enfermiza por la revisión de sus textos. Durante sus últimos años, revisó muchas de sus novelas para la Edición de Nueva York, reescribiendo párrafos enteros para hacerlos más complejos. Su prosa evolucionó de una estructura clara a un estilo cada vez más intrincado, con frases largas y subordinadas que requerían un gran esfuerzo del lector.
Se dice que cuando dictaba sus textos a sus secretarios, su dicción era tan compleja que incluso él mismo perdía el hilo de sus frases. Su estilo tardío, conocido como «late James», se ha convertido en uno de los más discutidos de la literatura inglesa.
Aunque nació en Estados Unidos, James se sintió más europeo que americano. Desde joven quedó fascinado por la cultura del Viejo Continente y, a medida que crecía, se mostraba cada vez más crítico con el materialismo estadounidense.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, se indignó por la neutralidad inicial de Estados Unidos, lo que lo llevó a renunciar a su nacionalidad y convertirse en ciudadano británico en 1915. Este gesto marcó su ruptura definitiva con su país de origen.
A lo largo de su vida, James nunca se casó ni tuvo relaciones sentimentales confirmadas. Su correspondencia muestra una profunda admiración por ciertos jóvenes escritores y artistas, como Hendrik Andersen y Howard Sturgis, lo que ha llevado a algunos biógrafos a especular sobre su posible homosexualidad reprimida.
Sin embargo, no existen pruebas concluyentes. Lo cierto es que James evitó los escándalos y mantuvo su vida privada en un hermetismo absoluto. Su escritura, con una carga psicológica intensa y personajes que lidian con deseos no expresados, ha sido analizada bajo esta perspectiva.
Henry James y H.G. Wells representaban dos visiones opuestas de la literatura. James defendía un estilo narrativo basado en la introspección psicológica, mientras que Wells apostaba por una literatura más accesible y dinámica.
La tensión entre ambos explotó en una feroz disputa epistolar, en la que Wells se burló del estilo de James, calificándolo de excesivamente intelectual y elitista. En una carta, Wells escribió:
«James disecciona con un bisturí maravilloso, pero todo lo que tenemos al final son montones de vísceras bien organizadas sin vida.»
James, ofendido, rompió toda relación con él.
A finales del siglo XIX, James intentó hacer carrera en el teatro, creyendo que el éxito en los escenarios le proporcionaría estabilidad económica. En 1895 estrenó Guy Domville, pero la noche del estreno fue un desastre absoluto.
El público recibió la obra con burlas y abucheos, y cuando James subió al escenario para agradecer, la gente le gritó e incluso arrojó objetos. La experiencia lo marcó profundamente, y aunque siguió escribiendo, nunca volvió a intentarlo en el teatro.
Henry James y Edith Wharton, la autora de La edad de la inocencia, tuvieron una gran amistad. Sin embargo, Wharton, amante de los automóviles, insistió en llevar a James de viaje en coche por Francia.
El problema era que James odiaba los automóviles y se mareaba fácilmente. En una carta describió la experiencia como una tortura, quejándose del ruido y la incomodidad del viaje. A pesar de esto, siguieron siendo amigos hasta la muerte de James.
En sus últimos días, Henry James sufrió un derrame cerebral que lo dejó confuso y delirante. Sus últimas palabras conocidas fueron «So here it is at last, the distinguished thing» («Así que aquí está, al fin, la cosa distinguida»), interpretadas por algunos como una reflexión sobre la muerte.
Su funeral fue un evento discreto, en consonancia con su carácter reservado. Sus cenizas fueron trasladadas a Cambridge, Massachusetts, pero su espíritu literario sigue vivo en sus obras, que exploran como pocas la complejidad de la mente humana.
OBRAS
Considerada una de las obras maestras de Henry James (1843-1916), El retrato de una dama -una «historia sencilla»- gira en torno a la joven e inteligente, a la vez que presuntuosa, Isabel Archer, quien se ve obligada a trasladarse a Inglaterra desde su Estados Unidos natal. Una vez allí, establece distintas relaciones con otros americanos trasplantados, así como con la sociedad británica.
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
Este crescendo de intriga, sostenido y desasosegante, se abre con el prefacio que el propio Henry James le dedicó en la edición estadounidense de sus obras, publicadas en veinticuatro volúmenes entre 1907 y 1909. Cierran la novela un epílogo a cargo de David Bromwich, que proporciona nuevas claves de lectura, y una cronología jamesiana.
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Las alas de la paloma es la cúspide de la prosa de James. Louis Auchincloss Kate Croy, una joven londinense, cree que «a los veinticinco años» es «ya tarde para recapacitar». Huérfana de madre, con una hermana viuda, pobre y cargada de hijos, y un padre proscrito y siniestro, queda bajo la tutela de una tía rica, que espera casarla con un buen partido aunque sabe que ella está enamorada de Merton Densher, un periodista apuesto y encantador −«esa sabandija miserable», según el padre− pero sin la menor perspectiva de futuro.
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A mediados del siglo XIX, cuando las nuevas clases emergentes ya empezaban a mudarse al norte de Manhattan, un rico y prestigioso médico neoyorquino se construye una casa en Washington Square. Es una «casa bonita, moderna», con terraza y porche de mármol. A ella se traslada a vivir en compañía de su hermana, una viuda romántica y sentimental, amiga de los secretos, y de su única hija Catherine, que a los veinticinco años no ha conseguido ser, según su padre, ni hermosa ni inteligente.
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La edición cuenta con ilustraciones de Francisco Torres Oliver. La víspera de Navidad, unos amigos se reúnen junto al fuego dispuestos a disfrutar de una velada escuchando narraciones de sucesos sobrenaturales. Cuando el protagonista de una historia de fantasmas es un niño, argumenta uno de los reunidos, esto añade como una vuelta de tuerca a la impresión que produce en el oyente. ¿Y si fueran dos niños?… A continuación, propone a los presentes la lectura de una historia que le envió por escrito la que fuera institutriz de su hermana, ya fallecida, y que aseguraba haber vivido en carne propia.
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Adam Verver, un rico viudo norteamericano retirado de los negocios, recorre Europa con su hija Maggie comprando y coleccionando antigüedades. Cuando Maggie conoce y se enamora de Americo, un príncipe romano rico en apostura y linaje, mas no en fortuna, su padre se lo «compra», al tiempo que él mismo adquiere, para sus segundas nupcias, una atractiva, y también pobre, muchacha norteamericana, Charlotte Stant.
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