GUAN HANQING

Guan Hanqing (1220 -1300)

Guan Hanqing fue el dramaturgo más destacado del teatro zaju de la dinastía Yuan, y una de las figuras fundacionales del teatro chino clásico. Su vida transcurre durante una época convulsa: tras la invasión mongola, el dominio de la dinastía Song se ve reemplazado por el de los Yuan, lo cual trastocó por completo el sistema político y social chino. En este contexto de humillación cultural, Guan Hanqing, perteneciente a la etnia han, logró brillar en un medio dominado por la oralidad, la música y las artes populares.

No se conoce con certeza su lugar de nacimiento, aunque las tradiciones lo sitúan en Dadu (la actual Pekín). Fue un intelectual versado en literatura clásica, pero también un hombre profundamente enraizado en la vida popular, cercano al mundo de los actores, cantores, taberneros y prostitutas. A diferencia de los poetas de corte, Guan Hanqing escribió para el escenario, y sus obras estaban destinadas a ser representadas y entendidas por un público amplio y diverso. Su lengua es ágil, sarcástica, punzante; sus tramas, profundas y emotivas.

Se le atribuyen más de 60 obras dramáticas, de las cuales sobreviven 18 completas. Entre ellas, la más célebre es El lamento de Dou E (Dou E Yuan), una tragedia que anticipa los códigos del teatro de denuncia, con una heroína inocente ejecutada injustamente y una crítica feroz a la corrupción judicial. Sus personajes, especialmente las mujeres, son vívidos, valientes y complejos; en ellos resuena la empatía por los oprimidos y la ironía hacia el poder.

Guan Hanqing no fue solo dramaturgo, sino también actor, director y poeta. Pertenecía a una generación de artistas que renovó el lenguaje escénico chino, incorporando la emoción, la crítica social y un ritmo musical depurado. Su teatro no era un lujo cortesano, sino una forma de vida, una herramienta de resistencia, una voz para los sin voz.

Murió hacia el año 1300, dejando una huella que influiría durante siglos en la dramaturgia china. Su legado puede compararse, por su profundidad y carácter fundacional, al de Shakespeare o Molière. En Guan Hanqing, la literatura popular se convierte en arte mayor, y la escena, en tribuna de justicia poética.

GRANDES CLÁSICOS CHINOS

Curiosidades de Guan Hanqing

Guan Hanqing es célebre por una frase que resume su ética artística:
“Escribo para las viejas de mercado y los borrachos de la taberna; si ellos entienden, entonces he hecho buen teatro.”
Este desprecio orgulloso por los letrados elitistas y su apego al público común lo convirtieron en una figura radical. Su teatro no era para los salones cortesanos, sino para las plazas, los mercados y los patios de los burdeles, donde la emoción debía ser directa, el lenguaje claro y el mensaje inolvidable. En tiempos en que los literatos se refugiaban en la nostalgia de los clasicismos, Guan daba voz a criadas, rufianes, niñas inocentes y jueces corruptos. Su lengua era del pueblo, y su ambición, profundamente humana.

La tragedia más famosa de Guan Hanqing, Dou E Yuan, parte de una historia popular con raíces históricas. Cuenta cómo una joven viuda es condenada a muerte tras ser falsamente acusada de asesinato. Antes de morir, proclama su inocencia y anuncia tres prodigios que ocurrirán tras su ejecución: que nieve en pleno verano, que su sangre no toque el suelo y que la sequía azote al pueblo por tres años.
La obra es un feroz alegato contra la injusticia judicial y la corrupción del poder. Muchos estudiosos creen que Guan se inspiró en casos reales de ejecuciones erróneas durante el caos legal posterior a la caída de los Song. Más que una simple tragedia, Dou E Yuan es un juicio escénico donde el autor se alía con la víctima para revelar lo monstruoso del sistema. Su impacto fue tal que los jueces a menudo asistían a representaciones teatrales como recordatorio ético.

Guan Hanqing no solo escribía obras: era un hombre de teatro total. Se sabe que también actuaba y dirigía, y que a menudo se encargaba de ensayar sus piezas con los actores. Trabajaba estrechamente con compañías itinerantes, muchas veces formadas por mujeres, actores marginales y músicos ambulantes. Este contacto directo con la escena hacía que sus obras tuvieran un ritmo vivísimo y una tensión dramática precisa. Se cuenta que una vez, tras una representación, fue arrestado por “incitar a la crítica del gobierno” con una sátira demasiado afilada. Fue liberado gracias a la intervención de un actor mongol que lo protegía. Su vida fue, literalmente, teatral.

En una época donde las mujeres eran frecuentemente representadas como objetos pasivos o modelos de virtud sumisa, Guan Hanqing creó heroínas de una fuerza sin precedentes. Dou E es solo un ejemplo. En La historia de la calesa de jade, otra joven se disfraza de hombre para vengar la muerte de su padre. En La esposa cautiva, una mujer esclavizada por bandidos mantiene su integridad y dignidad ante todo. Estas figuras femeninas no solo conmueven por su valentía, sino que encarnan una crítica del patriarcado y la corrupción estructural. Guan Hanqing entendía que el sufrimiento de las mujeres reflejaba la enfermedad de toda la sociedad.

Nacido en los años posteriores a la conquista mongola, Guan vivió en un mundo donde el orden confuciano había colapsado. Las elites han habían sido despojadas de su poder, y el nuevo régimen Yuan favorecía otras formas de cultura, especialmente aquellas orales y musicales. Lo paradójico es que en medio de esa ruina institucional, Guan Hanqing floreció. Mientras otros intelectuales se encerraban en la melancolía, él vio en el nuevo teatro zaju una vía para reinventar la literatura. Fue uno de los primeros en comprender que el arte popular, despreciado por la academia, podía convertirse en vehículo de expresión artística legítima, política y sublime. Fue un superviviente de la cultura, un resistente de la palabra.

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