GABRIELA MISTRAL
Gabriela Mistral (1889-1957)
Gabriela Mistral, primera autora latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura (1945), fue una figura excepcional en la historia de la literatura hispanoamericana. Nacida como Lucila Godoy Alcayaga en el árido Valle de Elqui, en el norte de Chile, su infancia estuvo marcada por el abandono del padre y por una temprana conciencia de la injusticia social, que impregnó su sensibilidad y sus ideas educativas.
Desde muy joven sintió una fuerte vocación por la docencia, que ejerció con pasión en escuelas rurales antes de consolidarse como educadora y reformadora del sistema escolar chileno. Su carrera tomó un giro decisivo en 1914, cuando ganó el concurso literario Juegos Florales de Santiago con el poemario Sonetos de la muerte, inspirados por el suicidio de su primer amor, Romelio Ureta. Este temprano triunfo marcó el comienzo de una obra lírica marcada por el duelo, el amor frustrado, la maternidad (real o simbólica) y la redención espiritual.
El alcance de su talento fue más allá de las letras: fue una incansable activista por la educación de los pobres, especialmente de los niños, y una defensora de los derechos de la mujer, aunque siempre desde una postura ética y humanista más que ideológica. Su magisterio se extendió también por América Latina: colaboró en la reforma educativa de México bajo el mandato de José Vasconcelos, fue cónsul de Chile en varios países y desempeñó funciones diplomáticas en Europa y América.
Viajó intensamente, vivió en Francia, Brasil, Estados Unidos e Italia, y mantuvo correspondencia con figuras como Victoria Ocampo, Alfonso Reyes o Thomas Mann. En 1945, recibió el Nobel de Literatura “por su poesía lírica inspirada por poderosas emociones, que ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano”.
Murió en Nueva York en 1957, en el exilio voluntario, enferma de cáncer. Sus restos fueron repatriados a Chile, y hoy reposan en Montegrande, en el Valle del Elqui, como ella había deseado: rodeada de montañas, vientos secos y niños.
Curiosidades de Gabriela Mistral
Gabriela Mistral eligió su seudónimo en honor a dos grandes poetas: el italiano Gabriele D’Annunzio y el francés Frédéric Mistral (Premio Nobel en 1904). La elección revela su vocación cosmopolita, su admiración por la lírica clásica europea y su deseo de proyectarse más allá del margen latinoamericano.
En sus últimos años, Gabriela mantuvo una relación muy estrecha con la escritora estadounidense Doris Dana, más de 30 años menor que ella. Aunque no se definieron públicamente como pareja, su correspondencia íntima, publicada tras la muerte de ambas, ha sido objeto de análisis y reivindicación feminista y queer. Dana se convirtió en su albacea literaria y fue responsable de preservar y difundir gran parte de su obra póstuma.
A pesar de su fama internacional, Gabriela Mistral no tuvo formación universitaria. Aprendió por sí misma leyendo vorazmente en bibliotecas públicas. Fue muy crítica con las élites intelectuales chilenas que desdeñaban a los escritores del mundo rural o a los autodidactas. En sus cartas, denuncia el «centralismo arrogante de Santiago».
La muerte de su primer amor, Romelio Ureta, marcó profundamente su obra. En Sonetos de la muerte, imagina llevar el cuerpo de su amado al fondo del mar para que descanse en paz. A lo largo de su vida, Mistral sufrió muchas pérdidas, incluyendo la de su sobrino Yin Yin (que crió como a un hijo), quien se suicidó a los 18 años. Esta muerte la devastó y se reflejó en su poemario Lagar (1954), de tono más oscuro y existencial.
Aunque no tuvo hijos biológicos, la maternidad ocupa un lugar central en su poesía. Su figura de la “madre doliente” no es solo literal, sino también una metáfora de la maternidad espiritual, de la protección de los débiles y de la vocación educativa. Es célebre su frase: «La enseñanza, si no es amorosa, no es enseñanza.»
Gabriela fue madrina poética del joven Ricardo Eliécer Neftalí Reyes (Pablo Neruda), a quien alentó en sus primeras publicaciones. Aunque él siempre la admiró, hubo distanciamiento político e ideológico con los años, sobre todo cuando Neruda se alineó de lleno con el comunismo soviético y Mistral mantuvo una postura crítica y más espiritualista.
Gabriela vivió gran parte de su vida fuera de Chile, tanto por motivos diplomáticos como personales. A pesar de su amor por su país natal, mantuvo una relación ambivalente con Chile, que solo la reconoció institucionalmente cuando obtuvo el Nobel. En sus cartas hay un lamento constante por sentirse extranjera, incluso en su tierra.
Durante décadas, sus poemas de corte infantil —como los de Ternura (1924)— fueron lectura obligatoria en las escuelas de Hispanoamérica. Sin embargo, su faceta más profunda, filosófica y metafísica, fue relegada. Su obra completa abarca temas como la muerte, la maternidad, el exilio, la redención, el amor a la naturaleza y el anhelo de Dios, en un estilo que mezcla lo bíblico con lo andino.
OBRAS
Lucila Godoy Alcayaga (Vicuña, Chile, 1889 – Hampstead, EEUU, 1957) fue suplantada literariamente por Gabriela Mistral, pero siguió siendo Lucila Godoy en relación a su profesión de maestra. El falso nombre, el de circulación pública, deslinda territorios, perfila el gesto de la autoría literaria y la delimita como lugar de creación poética. De «Tala» a «Lagar» hay diferencias y hay continuidades.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Gabriela Mistral es el seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, poderosa voz femenina que en 1946 alcanzó el premio novel de literatura hispanoamericana. Nombre de arcángel y de viento, conjunción del poeta italiano Gabriele D¿Annunzio y el novelista provenzal Fréderic Mistral. Hay quienes han visto en ella, sobre todo, a una autora de poesía materno-infantil; otros, a la luchadora de irrenunciable vocación política, abanderada de la causa de los desposeídos de su tierra, de la Tierra: una autoexiliada que tan pronto puede elegir destino como sufrir persecución y penurias económicas.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
