FRIEDRICH HÖLDERLIN

Friedrich Hölderlin
Friedrich Hölderlin nace el 20 de marzo de 1770 en Lauffen am Neckar, un pequeño pueblo en el suroeste de Alemania. Su padre, Heinrich Friedrich Hölderlin, era administrador de una iglesia y falleció cuando Friedrich tenía solo dos años, dejando a su madre, Johanna Christina Heyn, viuda y con la responsabilidad de su educación. Su madre, profundamente religiosa y con una mentalidad austera, tenía grandes expectativas para él y deseaba que se convirtiera en pastor protestante.
Desde una edad temprana, Hölderlin demuestra una inclinación por la literatura y la filosofía, aunque su formación se orienta inicialmente hacia la teología. A los catorce años ingresa en la escuela de teología de Denkendorf y, posteriormente, en el seminario de Maulbronn. En 1788, se traslada al Tübinger Stift, el prestigioso seminario protestante de Tubinga, donde establece amistad con Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, quienes más tarde se convertirían en figuras clave del idealismo alemán. Juntos exploran las ideas revolucionarias de la Ilustración y el pensamiento de la Revolución Francesa, así como el impacto de la filosofía kantiana.
Hölderlin es un poeta difícil de encasillar dentro de una sola corriente literaria. Su obra se sitúa en un punto intermedio entre el clasicismo y el romanticismo, con una fuerte influencia de la filosofía idealista alemana. Sus poemas reflejan una profunda admiración por la cultura griega, en la que ve el ideal de la humanidad en armonía con la naturaleza y lo divino.
Su poesía está impregnada de un tono elegíaco, un lamento por un mundo perdido y un anhelo de trascendencia. Entre sus obras más destacadas se encuentran: «Hiperión o el eremita en Grecia» (1797-1799): Una novela epistolar en la que el protagonista, Hiperión, representa el arquetipo del poeta soñador que ansía la belleza ideal pero que se enfrenta a la dolorosa realidad de un mundo imperfecto. La obra refleja la influencia de la filosofía platónica y la búsqueda de un equilibrio entre el ideal y la realidad. Las odas y los himnos: En su poesía, Hölderlin desarrolla un lenguaje exaltado, casi místico, en el que los dioses griegos, la naturaleza y la historia se entrelazan. Poemas como «Pan y vino», «El archipiélago», «A la patria» y «Patmos» expresan su visión de un mundo en el que lo divino se ha ausentado, dejando al ser humano en una profunda orfandad espiritual. Traducciones de Píndaro y Sófocles: Su admiración por la Grecia clásica lo llevó a traducir a los grandes poetas y dramaturgos griegos, adaptando su estilo a un lenguaje que buscaba recuperar la musicalidad y el ritmo de los originales. Friedrich Hölderlin muere el 7 de junio de 1843.
Curiosidades de Friedrich Hölderlin
A pesar de la presión materna para que siguiera una carrera eclesiástica, Hölderlin siente un profundo rechazo hacia la profesión de pastor y, en cambio, se orienta hacia la poesía y la filosofía. Su formación en Tübingen le permite un acercamiento a los clásicos griegos y latinos, que se convierten en una influencia esencial en su obra. Su fascinación por los ideales de la Grecia antigua, la armonía entre el hombre y la naturaleza, y la relación entre la divinidad y el mundo material se convertirán en temas centrales de su producción literaria.
Uno de los episodios más trascendentales de su vida ocurre en 1796, cuando entra al servicio de la familia Gontard en Frankfurt como preceptor de sus hijos. Allí se enamora profundamente de Susette Gontard, la esposa de su empleador. La relación entre ambos, aunque clandestina, es intensa y se convierte en una de las grandes pasiones de su vida. Susette, a quien Hölderlin inmortaliza en sus poemas bajo el nombre de Diotima (en referencia a la sacerdotisa del Banquete de Platón), representa para él la encarnación de la belleza y la armonía ideal.
El amor entre Hölderlin y Susette es imposible debido a su condición de mujer casada y a las estrictas normas sociales de la época. Cuando el marido de Susette descubre la relación, despide a Hölderlin en 1798. La separación de Diotima sume al poeta en una profunda crisis emocional, que se agrava con la muerte de Susette en 1802. Este acontecimiento lo marca de forma irreversible, llevándolo a un estado de melancolía del que nunca se recuperará del todo.
En 1793, Hölderlin deja Tübingen sin ordenarse como pastor y busca empleo como preceptor en diversas casas nobles, lo que le permite conocer círculos intelectuales en ciudades como Jena y Frankfurt. En Jena, entra en contacto con Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich Schiller y Johann Gottlieb Fichte, consolidando su vínculo con los movimientos filosóficos y literarios del momento. Sin embargo, su carácter introvertido y su dificultad para integrarse en la vida cortesana lo llevan a una existencia inestable y marcada por la incertidumbre.
A medida que avanza la primera década del siglo XIX, la inestabilidad emocional de Hölderlin se agrava. En 1805, tras intentos fallidos de encontrar estabilidad económica y personal, sufre un colapso mental. Es diagnosticado con un trastorno que la medicina de la época califica de demencia incurable. En 1807, su familia decide internarlo en una clínica psiquiátrica en Tübingen, donde es tratado por el médico Johann Heinrich Ferdinand von Autenrieth, un célebre psiquiatra de la época.
Después de un año en la clínica, es dado de alta y puesto bajo la tutela de un humilde carpintero, Ernst Zimmer, quien lo acoge en su casa junto al Neckar. Allí, Hölderlin pasa los últimos 36 años de su vida, escribiendo de forma esporádica y firmando sus últimos poemas con nombres ficticios como Scardanelli. Su estado mental fluctúa entre la lucidez momentánea y el delirio, y apenas mantiene contacto con el mundo exterior.
A pesar de su reclusión y del olvido en el que cayó durante su vida, Hölderlin es hoy considerado uno de los mayores poetas de la literatura alemana. Su influencia ha sido reivindicada por filósofos como Martin Heidegger, quien dedicó extensos estudios a su poesía.Su obra permaneció en gran parte desconocida hasta finales del siglo XIX, cuando fue redescubierta por el movimiento simbolista y más tarde por los expresionistas alemanes.
OBRAS
«Ahora me había tranquilizado. Ya nada me impulsaba a levantarme a medianoche. Ya no me consumía en mi propia llama. Tranquilo y solo, ahora miraba al frente sin pasear la mirada por el pasado ni el futuro. Ya no acuciaban mi mente las cosas cercanas ni las lejanas. Y a los hombres, si no me obligaban a mirarlos, no los veía. Antes, mi mente se figuraba a menudo este siglo como el tonel eternamente vacío de las Danaides, y mi alma se fundía en derroche de amor para llenar los huecos. Ahora ya no veía ningún hueco, ahora ya no me agobiaba el tedio vital.»
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
El presente volumen, extraordinariamente traducido por Eduardo Gil Bera, reúne el corpus esencial de la poesía de juventud y madurez del poeta de Suabia, desde las grandes odas hasta las elegías y los himnos, incluido «El archipiélago», uno de los grandes hitos de la poesía universal. Como recuerda Félix de Azúa en su iluminador prólogo, en estos poemas, a pesar de la oscuridad circundante, aúlla un inmenso sí a la vida.
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.