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Entre lo uno y lo diverso
Esta reseña, basada en el gigantesco tomo de Claudio Guillén: Entre lo Uno y lo Diverso, nos va a acerca de una manera somera las concepciones de la literatura comparada. Al fin y al cabo, no será un análisis al uso, pues poco hay que decir sobre este manual de introducción, y muy pedante y fruslera sería nuestra aportación a lo ya expresado por el insigne Claudio Guillén, docto en la materia, hijo de Jorge Guillén, y alabado experto sobre la literatura comparada.
Como método de análisis somero, nos regodearemos con la elocuencia de Guillén, y nos regocijaremos con su razón y su vínculo a la literatura supranacional, que conecta las literaturas para poder explorarlas de forma holística.
El poeta, dijo Heidegger en su carta sobre el humanismo, resumiendo casi dos siglos de exploración poética, es el “pastor del ser” o el “vecino del Ser”. (29)
En la obra de Guillen se tocan varios polos temáticos. Uno de ellos es el del tiempo:
Pluralidad de planos que quizás corresponda con aquella heterogeneidad del ser que Antonio Machado vislumbraba como réplica al problema del tiempo y del espacio, que la filosofía había considerado como homogéneos. Al concebir el tiempo sin sucesos y el espacio sin objetos, es decir sin seres, lo que hacemos es suprimir a estos. Así el tiempo y el espacio “provienen de la radical heterogeneidad del ser. Siendo el ser vario (no uno), cualitativamente distinto, requiere del sujeto, para ser pensado, un frecuente desplazamiento de la atención y una interrupción brusca del trabajo que supone la formación de un precepto para la formación del otro”. Como chispas entre pedernal y eslabón, las relaciones del yo con el otro, escribe Machado en otro lugar, revelan la “incurable otredad de lo uno… la esencial heterogeneidad del ser. (44).
La literatura comparada
No solo se experimenta con el tiempo de lectura, pues en el acto de narrar convergen cientos de intenciones, por no decir miles, que alcanzan una finalidad última al despertar del marasmo al lector, consiguiendo que a través del tiempo del relato, se viva el particular capítulo de la vida de los personajes, se experimenten sus ambiciones y sentimientos, y se huela la flor azul descrita en una hoja de papel:
Narrar es vivir y hacer vivir el tiempo, encauzándolo, conformándolo, invirtiéndolo, entregando al bien capricho del lector. Tanto es así que para separar la temporalidad de la narrativa parece imposible. Pero claro, no lo olvidemos, no todo es narración en una novela, ni en un Fausto, ni en un Eugenio Oneguin ni en el Ulysse. Tratándose de “pausas”, de verdaderas suspensiones del tictac del reloj, no todas son descripciones. Ni todas las descripciones son pausas. Así, en Proust, cuyos pasajes descriptivos esenciales en la Recherche, coinciden con el ejercicio de la sensibilidad del héroe. Mirar, admirar, penetrar en lo visible es también vivir, es una forma de actividad
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Esta heterogeneidad es fundamental para poder relacionar la literatura de una cultura con la inmediatamente opuesta, las antípodas se entremezclan en este análisis comparativo que pretende conseguir un vínculo, que quizás no alcanza la cultura, pero que se subyuga a la literatura.
“Hoy la literatura nacional no significa gran cosa, se acerca la época de la literatura del mundo”
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Y asegura así, en palabras de Goethe, que la literatura debe ser la energía a través de la cual se relacionan las culturas. Amén de otras muchas, el vehículo de estas literaturas es la intervención humana entre lo uno, y lo diverso, entre lo nuestro, y la alteridad, entre la alteridad que somos para los otros, y la unidad de ese desconocido tan conocido para uno mismo. Esa interculturalidad y supranacionalidad; ir más allá de las fronteras para explicar un comportamiento social, que bebe de lo telúrico por estar conectado a la tierra y que se manifiesta a través de la literatura y su vínculo al ser humano, expresión predilecta de los sensibles artistas y de los contingentes humanos.
Otras veces la obra influyente actúa más que nada sobre ciertos estados psíquicos del poeta, o momentos de la vida del novelista, interviniendo en el proceso de génesis y creación; y merece por consiguiente el nombre de influencia. En tales casos, quizás los más interesantes, se observa que una obra B, no hubiera existido sin A, pero no por ello que A esté en B Las fuentes literarias deben ser referidas al acto de creación como incitaciones y como motivos de reacción. Ténganse en cuenta también la necesaria distinción entre las influencias, intensas e individuales, y las convenciones extensas, y generales que son marcos comunes, técnicas, usos, aire colectivo, que los escritores de cierta época respira. Las convenciones pertenecen al sistema literario de un momento histórico. ¿Era preciso que un poeta renacentista leyera a Petrarca para escribir sonetos petrarquistas? ¿Cuántos petrarquizaban sin saberlo? Pero si algo de A se halla en B, acaso tengamos solamente un ejemplo de lo que hoy se denomina intertextualidad.
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La intertextualidad
Nos conduce Guillén a esta intertextualidad, donde todo lo actual está conectado de alguna manera a lo primitivo. Los comportamientos sociales, literarios y, al fin y al cabo, humanos, parten de esa mímesis aristotélica, donde el origen de un acervo no está sino en el fin de otra cultura, imitada e imantada por la presente para pervivir, ambas, a través de estas manifestaciones no consensuadas. Es decir: uno puede estar petrarquizando, como asegura Guillén, sin haber leído nunca Il cancionere, de igual forma que Ana Mena lorquiza sus versos sin haberse empapado del Cante jondo, o Extremoduro cita a Machado sin haber leído sus Campos de Castilla (aunque este último no es definitivamente el caso).
Todo texto es un intertexto; otros textos están presentes en él, a niveles variables, bajo formas más o menos reconocibles; los textos de la cultura anterior, y los de la cultura envolvente; todo texto es un tejido nuevo de citas pretéritas. Pasan al texto, redistribuidos en él, trozos de códigos, fórmulas, modelos rítmicos, fragmentos de lenguas sociales, etcétera, pues siempre hay lenguaje antes del texto y en torno a el. La intertextualidad, condición de todo texto, sea el que fuere, no se reduce evidentemente a un problema de fuentes o influencias; el intertexto es un campo general de fórmulas anónimas, cuyo origen se puede raras veces localizar, de citas inconscientes o automáticas, no puestas entre comillas
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La Literatura Comparada, que explora desde los géneros hasta los movimientos artísticos, pasando por los temas y las formas en sus variadas metamorfosis, tiene un único y gran anhelo: el de superar las fronteras nacionales para, como aspiraba Goethe, poder por fin soñar con una «literatura del mundo». Así, el comparatista, consciente de las tensiones entre lo local y lo universal, o, lo que es lo mismo, entre lo uno y lo diverso, descubre y confronta las creaciones producidas en los más dispares y dispersos lugares y momentos, para mejor apreciar sus valores y disfrutar de ellos. Y es que sólo si se conoce lo diverso puede hablarse de lo uno. Entre lo uno y lo diverso no es sólo el tratado más importante sobre Literatura Comparada que existe en el mundo de habla hispana, sino también la obra en la que Claudio Guillén ha volcado con mayor pasión su sabiduría de gran humanista.
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
Estamos influenciados por la influencia de una influencia. Y por ello, convivimos con los albures de nuestro pasado, de aquello que hemos sido, sin pretender recuperar la memoria de nuestros antepasados, pero rindiendo un homenaje a la intertextualidad humana en la que convivimos.
El género surge cuando el escritor halla en una obra anterior un modelo estructural para su propia creación. Esta estructura consta de funciones desempeñadas por ciertos elementos significativos. El epígono utiliza el esquema genético recibido, pero no sin modificar ciertas funciones o sin introducir cambios significativos. En quinto lugar: el parentesco genérico de dos obras depende el uso de unas funciones comunes, no de meros parecidos temáticos o argumentales. Y por último: cada género tiene una época de vigencia determinada, más o menos larga, pero que lázaro se inclina a deslindar con rigor y sin excesiva extensión de tiempo. Este puede ser un punto de arranque necesario para una reflexión de índole diacrónica. ¿Cómo surge un género?
Entre lo uno y lo diverso (p.140) Tweet
Genología, símbolo y mito
Por otro lado, surge la genología, o ciencia de los géneros literarios, donde también influye dicha intertextualidad. Nos negamos a explicar en estos términos qué es un género y que supone para la literatura. Dejamos en manos de Guillén esta aclaración:
El género supone la permanencia de un modelo estructural en el cual el epígono valioso introduce ciertas alteraciones, siquiera por vía de omisión. Hay, pues, permanencia y alteración a la vez. Nos encontramos ante el difícil problema de la naturaleza del cambio en la historia de la literatura o por lo menos del cambio que denominamos géneros.
Entre lo uno y lo diverso (p. 141) Tweet
Hay, en cuanto al papel del lector en la obra, una importante reflexión que estamos obligados a recuperar de Guillén. Le lector no debe estar supeditado a las normas que impone la sociedad y la industria editorial. Debe estar comprometido con la lectura y ella es un acto conciliador entre una necesidad y una solución. La salvación se encuentra en muchas de estas reflexiones escritas, pues el narrador es capaz de introducirnos en el mundo descrito a través del sutil arte de la Palabra. Sin embargo, de nada sirve sin el compromiso del lector, que es parte fundamental de esta asociación. Sin él, el vínculo se rompe y el mensaje, el libro, se pierde en un limbo:
Desde el punto de vista del lector, o de los lectores y el público, el género implica no solo trato sino contrato. Es lo que Hans Robert Jauss ha denominado con acierto y éxito como el horizonte de expectativas
Entre lo uno y lo diverso (p. 142) Tweet
Metiéndonos en materia, es imposible no aludir a los símbolos dentro de la literatura. Como es el caso de las flores o, más concretamente las rosas. El romanticismo, por ejemplo, privilegió la flor azul, aunque esta no es la única referencia a la belleza de la rosa en la literatura Universal:
Incontables, las rosas en la literatura, que raras veces son meramente materiales o naturales, ni exentas por tanto de complejidad. La rosa contiene un destino, exige un sentido del tiempo. La rosa encarna con insuperable concisión la fugacidad, en más, la mortalidad de la belleza. En ella puede caber la contradicción o el drama. Pero, según decíamos antes, ¿no debería la estructura de opciones someterse a la prueba de otras civilizaciones, alterándose y enriqueciéndose?
Entre lo uno y lo diverso (p. 239) Tweet
El azul
El azul mencionado, otro de los torrentes sanguíneos por los que circunnavega la necesidad de exploración humana, visceral, pero, a la vez, divina e inasible. El azul representa varias funciones dentro de la descripción literaria, por lo que se le ha atribuido la dimensión ulterior, aquella que se desprende de lo inhumano, donde la inmanencia le pertenece a lo divino.
El romanticismo privilegió el azul, color a la sazón del ideal, de lo anhelado y remoto, de la evanescente ilusión. Tiene prioridad la querencia simbólica. Es decir, confluyen las tendencias a enaltecer el símbolo y determinados colores. Lo más significativo no es el color mismo, sino la actitud ante el color. En Alemania un cromatismo simbolizador hace posible que el azul (traumblau, color de sueño), prevalezca visible durante el romanticismo.
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Y, poco sería de este azul, si Novalis en el siglo XVIII, no hubiera popularizado el término con la acepción más inalcanzable: su flor azul. Desde él, (y seguro que mucho antes también), esa cerúlea reflexión avanza cual tuneladora por los sensibles acervos de nuestra sociedad para desmigar el sentimiento de persecución continua de belleza:
Toda la obra de Novalis, Heinrich von Ofterdingen, sea sinónimo de lo que es puro, divino, celeste, como esa misteriosa flor azul que ha abarcado todo el joven romanticismo alemán. Ello se perpetua en la poesía alemana hasta en las polaridades cromáticas de Georg Trakl, tan cuantiosas como Kindheit: solo es más alma un instante azul. O Mallarmé, en “¿adónde huir en rebelión inútil y perversa? ¡Azul! ¡Azul! ¡Azul!
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Lo diverso
Por supuesto, no desgranaremos aquí en profundidad las reflexiones de Guillén, pero si nos acercaremos, al fin, a la comprensión de aquello a lo que durante 400 páginas nos introduce: la literatura comparada:
La tarea principal de la literatura comparada es la investigación, explicación y ordenación de estas formaciones temporales, supranacionales, que procuran conciliar la percepción del conjunto, como ante todo un sistema de opciones, con el devenir histórico.
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Guillén no sería Guillén sin la alusión continua a nuestro pasado, que vive a través de él. De todos los humanos, pero sobre todo a través de los comparatistas y los historicistas, que aprehenden la historia de la humanidad a través de los canales sensibles de nuestra percepción. Siguiendo con su ejemplo, miraremos al pasado para encontrar en la comparación, en el estudio comparado y en las reflexiones de aquellos que, separados en el tiempo, en el espacio o en su mente, llegaron a una misma idea a través de la literatura y la intertextualidad supranacional.
Somos lo que somos y seremos. Los mejores escritores del modernismo transportaban los mitos antiguos, como en Joyce, a un presente sin tiempo. El mundo descentralizado de hoy, irreductible a una unidad sin Historia, los valora por su antigüedad y su hondura. La intertextualidad, tan visible en la literatura como en la arquitectura, es también un signo de interhistoricidad. La posmodernidad interroga y piensa a la vez en el presente y en el pretérito del indicativo, enlazando la contemporaneidad con la historia. Somos lo que somos y lo que hemos sido.
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Abandonamos el análisis de Guillén para recomendarles la edición de la que hemos hablado, Entre lo Uno y lo diverso, de Austral. En ella encontrarán la introducción definitiva a la literatura comparada. No se apuren, es densa y cargada de información, pero su acercamiento les producirá un beneficio sustancial, aprehendiendo la belleza de la literatura a través de la comparación y la intertextualidad:
Claro que los libros también envejecen, como las respuestas que ofrecen a los problemas (24)
Ítem | Calificación |
---|---|
1. DESCRIPCIÓN | 8/10 |
2. MADUREZ NARRATIVA | 8/10 |
3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 9/10 |
4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 6/10 |
5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 7/10 |
6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 7/10 |
7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 8/10 |
8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 6/10 |
9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 8/10 |
10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 6/10 |
Total | 73/100 |