EMILIA PARDO BAZÁN

Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
Emilia Pardo Bazán nació el 16 de septiembre de 1851 en el seno de una familia noble y culta de La Coruña. Hija del conde José Pardo Bazán y Amalia de la Rúa, recibió una educación inusualmente amplia para una mujer de su tiempo. Desde muy joven manifestó una gran afición por la lectura, el estudio de lenguas y la escritura, apoyada por su padre, liberal y progresista. Este contexto familiar le permitió desarrollar una voz intelectual y literaria muy temprana, que iría intensificándose a medida que entraba en contacto con los grandes movimientos literarios europeos.
Se casó con tan solo dieciséis años con José Quiroga y Pérez Deza, aunque el matrimonio terminó en una separación que nunca fue legalmente formalizada. La causa fue, en parte, la creciente notoriedad de Emilia como escritora, periodista y ensayista, lo cual escandalizaba al círculo conservador al que pertenecía su esposo. Pardo Bazán, sin embargo, no se dejó amilanar por las normas sociales que limitaban el papel de la mujer y se convirtió en una de las figuras más relevantes del panorama cultural español de finales del siglo XIX y principios del XX.
Fue una intelectual polifacética: novelista, crítica literaria, traductora, conferenciante, catedrática, feminista y directora de revistas. En sus obras y artículos defendió con vehemencia el derecho de la mujer a la educación y a participar activamente en la vida pública. Convirtió el feminismo en un tema central de su pensamiento, aunque siempre desde una óptica católica y conservadora, lo que hace de su figura un caso singular.
Literariamente, Emilia Pardo Bazán fue una introductora del naturalismo en España. En obras como La cuestión palpitante (1883), ensayó una defensa matizada de la estética naturalista de Zola, proponiendo una versión menos determinista y más compatible con la ética cristiana. Su novela más conocida, Los pazos de Ulloa (1886), y su continuación, La madre naturaleza (1887), retratan la Galicia rural, arcaica y brutal, como un espacio de atavismo, decadencia y lucha de clases. En ellas se combinan el detallismo del realismo, la crudeza del naturalismo y una finísima ironía.
En 1905 se convirtió en la primera mujer nombrada miembro del Ateneo de Madrid. En 1916 fue la primera catedrática de Literatura Contemporánea en la Universidad Central, aunque nunca logró entrar en la Real Academia Española a pesar de su innegable mérito literario, debido a los prejuicios misóginos de sus miembros. Murió en Madrid el 12 de mayo de 1921.
Curiosidades de Emilia Pardo Bazán
A diferencia de otras feministas de corte más liberal o socialista, Emilia Pardo Bazán defendió la emancipación intelectual y social de la mujer desde una postura católica. Creía que no era incompatible ser devota y reclamar los derechos femeninos. En sus ensayos, como La mujer española (1890), atacaba el analfabetismo femenino, la sumisión matrimonial forzada y la exclusión de la mujer del pensamiento y la política. Consideraba la educación el gran instrumento liberador. Esto la convirtió en una figura incómoda para los sectores conservadores y también para ciertos progresistas que no entendían su combinación de fe y rebeldía.
Aunque leía con entusiasmo a Émile Zola y escribió sobre él en La cuestión palpitante, criticó el excesivo determinismo materialista del naturalismo francés. Para Pardo Bazán, la literatura debía mostrar la realidad con crudeza, sí, pero sin renunciar a valores éticos ni a la introspección espiritual. Su versión del naturalismo fue, por tanto, «espiritualizado», lo que generó debates apasionados en su tiempo. Su actitud la alejó tanto de los sectores más retrógrados como de los más radicales, pero le permitió crear un estilo narrativo profundamente original.
Intentó sin éxito ingresar en la Real Academia en tres ocasiones. Aunque varios académicos reconocieron su talento, otros se negaron a admitir una mujer, incluso utilizando argumentos tan absurdos como que no sabían dónde debía sentarse, si con los hombres o aparte. Esta injusticia fue una de las mayores humillaciones que sufrió en vida, aunque nunca abandonó su actividad intelectual ni su defensa del mérito femenino. Hoy, su ausencia en la RAE es considerada una de las grandes manchas históricas de la institución.
Durante más de una década, Emilia mantuvo una correspondencia afectuosa y amorosa con Galdós, que pasó de la admiración mutua al coqueteo literario y, probablemente, al romance. Las cartas, publicadas mucho después, revelan la inteligencia, el humor y la ternura de ambos. Aunque no llegaron a formalizar ninguna relación sentimental, su amistad profunda e intelectual influyó en sus respectivas obras. Pardo Bazán admiraba el equilibrio narrativo de Galdós, y este reconocía la valentía y erudición de Emilia.
Aunque es más conocida por sus novelas, Pardo Bazán fue una de las grandes cuentistas del siglo XIX. Su obra breve toca todos los géneros: fantástico, costumbrista, social, religioso, e incluso detectivesco. Entre ellos destacan relatos como El encaje roto, Las medias rojas, El indulto o Un destripador de antaño, en los que demuestra una capacidad extraordinaria para el retrato psicológico y la denuncia social. También publicó relatos en gallego, convirtiéndose en una de las pioneras de la narrativa gallega moderna.
Viajó por Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, Austria, Suiza y Rusia. En todos estos países observó y estudió las costumbres, la literatura y las formas de vida, sobre todo con interés comparativo respecto a España. Leía en francés, alemán, italiano e inglés. Tradujo a autores como Victor Hugo y estudió con detalle la narrativa rusa, especialmente a Dostoievski, a quien admiraba profundamente.
Ante las dificultades para publicar con libertad y ofrecer espacio a otras autoras, fundó la revista Nuevo Teatro Crítico en 1891, título que evocaba el de Feijoo. En ella publicaba crítica literaria, ensayos feministas, reseñas, cuentos y traducciones. Fue una publicación de calidad literaria y rigor intelectual excepcionales, donde se adelantó a muchos debates que solo décadas después entrarían en el discurso oficial.
Falleció en Madrid, pero su legado intelectual está enterrado junto a su cuerpo: su tumba, en la iglesia de la calle Goya, está adornada con esculturas de libros abiertos, como símbolo de su pasión por la literatura. A su lado, se yergue un busto de bronce con su expresión decidida, testimonio de una vida vivida contra las convenciones
OBRAS
Emilia Pardo Bazán publica «Insolación» cuando ya había sido reconocida como gran novelista tras el éxito de las narraciones de «Los Pazos de Ulloa» y «La Madre Naturaleza». Sus conocimientos sobre la novela europea la llevan entonces a la tribuna del Ateneo y comienza a enviar crónicas de su viaje a Italia a «El Imparcial». «Insolación» es, según su autora, un «estudio episódico». La inexorable premisa naturalista está ausente en esta novela, la presencia del mundo exterior es mas relevante y está subordinada al mundo íntimo de las criaturas literarias.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Cuando el joven sacerdote don Julián se presenta en la hacienda de los Pazos de Ulloa, en la Galicia rural, para ejercer de administrador, contra lo que cabría esperar del nombre del lugar y de las resonancias del marquesado de Ulloa, el mundo con el que se halla está lejos de cualquier grandeza y, en cuanto a los mecanismos y pasiones que en él rigen, próximo a un primitivismo medieval.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*