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El Picatrix de Felipe II
Felipe II fue uno de los monarcas a los que menos conflictos bélicos hubo de enfrentarse, de ahí su implicación cultural y su interés por las bellas artes. Junto a su padre, Carlos I, ostentaban el título de los reyes más eruditos que hasta entonces había tenido la corona española.
Pero el principal problema de Felipe II es que su salud se resentía a medida que pasaban los años. Era una persona con severas dificultades que hubo de someterse a extremos tratamientos, llevando su cuerpo al límite para conseguir sobrevivir a la enfermedad. Según los investigadores, llegó a utilizar cuerno de unicornio (que seguramente fuera Narval), pezuñas de alce, piedras preciosas, limonitas, bálsamos y varias hierbas.
Era una persona muy cuidadosa con sus amuletos y no dejaba que nadie los tocase. Y es que el rey Felipe II estaba obsesionado con la astrología y la ciencia más oculta, debido a que, en su juventud, un famoso alquimista de la confianza de Carlos I le realizó su primera Carta Astral, afirmando que siempre estaría en un equilibrio peligroso con Saturno.
Felipe II se adecuó a la figura del rey Salomón, quien construyera el gran palacio de Jerusalén. ¿Y si la intención de Felipe II y de Carlos I pasaba por construir el nuevo templo de Salomón en España? ¿Y si ese templo hubiera llevado por nombre el del Escorial?
La construcción de este gran monasterio no es casual ni baladí, pues todo en su arquitectura tiene un sentido explícito. De hecho, la misma disposición del Escorial llama la atención y su forma, parecida a la de una parrilla también nos enseña el simbolismo escondido de la misma.
San Lorenzo del Escorial y el Picatrix
San Lorenzo del Escorial está orientado hacia la puesta de sol de la batalla de San Quintín, momento cumbre también en el reinado de Felipe II. Esta forma de parrilla, símbolo de la quema de San Lorenzo, nos hace ver también la influencia de las escrituras sagradas en la vida de Felipe II.
Pero se cree, según dicen las crónicas, que esta ilusión religiosa era tan solo una tapadera, para que el Tribunal de la Inquisición no fuera contra el rey prudente, pues argumentan que bajo el Escorial se haya la boca del infierno y que Felipe II construyó en aquel paraje casi abandonado en el siglo XVI un tapón para que nada traspasase hacia nuestro mundo. ¿Por qué Felipe II tenía este pensamiento? ¿De dónde vienen las sospechas y por qué el rey vestía siempre de negro?
Todo tiene un origen alquímico y astrológico. Uno de los libros de cabecera del rey fue el desconocido Picatrix, un manuscrito antiguo que enseña cómo leer la energía del cosmos, utilizar la magia zodiacal para ayudar a dominar con precisión la fuerza de la naturaleza. Esta es su primera oración, que ya determina el carácter de sus escritos:
“Has de saber, hermano, ¡Dios ilumine tu entendimiento!, que la sabiduría es el don más alto y el mayor bien; porque la sabiduría es la ciencia de las causas remotas que dan existencia a los seres y existencia a las causas”.
El Picatrix impulsaba el uso de talismanes mágicos. Incluso veneraba las grandes ciudades como talismanes masivos. ¿Y si Felipe II comprendiese la construcción del Escorial como un gigantesco Talismán para canalizar la energía astral de nuestro mundo?
El Picatrix no sólo se hablaba de filosofía mágica. Contenía un inmenso corpus de sabiduría ocultista práctica que se había ido acumulando entre los ocultistas árabes a lo largo de los dos siglos anteriores a que su autor, anónimo, pusiera la pluma sobre el papel. Las prácticas de la teúrgia neoplatónica contribuyeron en gran medida a la colección, al igual que la magia astral de Mesopotamia; también hay trabajos en el Picatrix que muestran estrechas afinidades con la magia practicada en el antiguo Egipto, y otros que están claramente tomados de la tradición hindú. Ningún otro libro de magia de la Edad Media contiene una colección comparable de técnicas mágicas.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Veremos que su construcción está muy relacionada con este libro, pues el arte zodiacal será elemento de cama para este rey. El Escorial comienza su construcción en el 1563, exactamente el día 23 de abril, siguiendo el dictado de los astros, en los que se había leído una conjunción entre Júpiter y Saturno que no habría de volver a darse hasta veinte años después. Esta obra faraónica, ni nuestros tiempos hubiéramos podido terminarla tan pronto; empero, fue el empeño de Felipe II el que consiguió dar por terminada la edificación antes de que la conjunción volviera a tener lugar.
El Picatrix es un libro grimorio escrito en Árabe, compuesto entre el siglo X y XI de nuestra era. Se tradujo gracias al ímpetu de Alfonso X el sabio, quien lo incluyó en su crónica general y ganó gran popularidad entre los siglos XV y XVIII. En él, uno de los principales consejos del sabio árabe es que el que ostente el cargo de defensor de talismán, debe vestir de negro, pues de esa manera se evitan los influjos malignos del planeta de los anillos. Es decir: Saturno.
Como ven, el Picatrix influyó notablemente en la vida de Felipe II. Muchos dicen que la Silla del Rey, situada a varios kilómetros del Escorial, servía a Felipe II para observar la progresión de las obras, pero estudios recientes han demostrado que no se trata de una silla creada ad oc, para este objeto, sino que se trata de un altar ritual en el que podrían llevar a cabo sacrificios durante la edad antigua, pues las marcas escarbadas en la piedra así demuestran su longevidad, no perteneciente, por supuesto al siglo XVI.
Entre su cuerpo de confianza, Felipe II contaba con Médicos, alquimistas, astrólogos y se reunían junto a él para ayudarle a manifestar su pasión por la astrología y la cultura cósmica sin llamar la atención de la iglesia. Estas asociaciones llevaron el nombre oculto de Círculo del Escorial. Entre los asistentes a estas reuniones, aparece la figura de Juan de Herrera, quien proyectase la construcción de la Catedral de Valladolid, y quien fuera uno de los encargados del Escorial.
De ser así, de haber implicado Felipe II a su arquitecto en las artes ocultas, ¿qué otros secretos puede esconder este monumento a San Lorenzo que pretendía ser el nuevo lugar de peregrinación para la Cristiandad, acuñando el término de nuevo palacio de Salomón? Quizás los secretos se oculten en ese ya conocido Picatrix, que guarda la respuesta a muchos interrogantes y en cuya lectura se embebió nuestro querido rey Felipe II
Nota Legal: El contenido presente en este artículo es de autoría de Daniel Casado Berrocal. Fue inicialmente publicado en la El Norte de Castilla sin cesión de derechos firmados. Para cualquier inconveniente o reclamación, se ruega ponerse en contacto con nosotros a fin de resolver la situación de manera adecuada
