EL PADRE ISLA

El Padre Isla (1703-1781)
José Francisco de Isla nace el 24 de marzo de 1703 en Vidanes, un pequeño pueblo de León, España. Hijo de una familia humilde, su padre, Marcos de Isla, es comerciante, y su madre, Ángela de la Torre, se encarga de la crianza del joven José Francisco en un ambiente marcado por la religiosidad y el esfuerzo.
A lo largo de su vida, el Padre Isla se dedica a la literatura satírica, la predicación y la traducción. Su obra más famosa, Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758), es una feroz crítica contra los sermones grandilocuentes y vacíos de contenido que dominaban la predicación en España. La novela, influida por la picaresca y el humor cervantino, retrata la figura de un predicador ignorante y pomposo que encarna los vicios retóricos de su tiempo. Su publicación le acarrea la censura de la Inquisición, que la prohíbe en 1760 por considerarla un ataque a la Iglesia.
Además de su labor literaria, el Padre Isla se dedica a la enseñanza y a la escritura de obras devocionales y filológicas. Durante su exilio, mantiene correspondencia con intelectuales españoles y continúa escribiendo, aunque muchas de sus obras quedan inéditas hasta después de su muerte.
José Francisco de Isla muere el 2 de noviembre de 1781 en Bolonia, Italia, lejos de su patria pero con la certeza de haber dejado una huella imborrable en la literatura española.
Curiosidades del Padre Isla
También destaca su traducción de Gil Blas de Santillana, obra del francés Alain-René Lesage, que adapta con gran libertad y espíritu satírico, reforzando la vinculación del original con la tradición picaresca española. Su versión, más que una simple traducción, es una reinterpretación que pone en evidencia su maestría literaria y su fino sentido del humor.
Isla es conocido por su estilo irónico, su capacidad para la sátira y su lucha contra los excesos del lenguaje barroco y artificioso. Su crítica a los predicadores le granjea enemigos dentro del clero, lo que, unido a la expulsión de los jesuitas en 1767 por orden de Carlos III, lo lleva al exilio en Italia, donde permanece hasta su muerte.
Desde niño, demuestra una gran inteligencia y facilidad para la escritura, lo que le permite destacar en sus estudios.
Desde joven, Isla muestra una inclinación por la literatura y la oratoria, lo que lo lleva a ingresar en la Compañía de Jesús en 1719. Se forma en humanidades, teología y retórica en diversos colegios jesuitas, incluyendo el de Salamanca, donde entra en contacto con la literatura satírica y los grandes clásicos del Siglo de Oro. Durante estos años, desarrolla un estilo mordaz y agudo que lo caracterizará en sus obras.
El Padre Isla fue un escritor incómodo para su tiempo. Su humor mordaz y su crítica a los vicios del lenguaje le ganaron la enemistad de muchos sectores eclesiásticos y académicos. Sin embargo, fue admirado por intelectuales ilustrados que veían en él un espíritu reformador.
Se dice que, a pesar de su profunda fe religiosa, tenía una visión muy pragmática del clero y desconfiaba de las órdenes que usaban la predicación como medio de ostentación en lugar de enseñanza. Esta postura lo acercó a figuras como Benito Jerónimo Feijoo, otro jesuita crítico con las costumbres y supersticiones de su época.
Un dato curioso es que, ya en el exilio, Isla seguía enviando cartas y escritos a España a través de intermediarios, tratando de influir en el debate literario y religioso. Incluso llegó a escribir una defensa de su Fray Gerundio, argumentando que su intención no era atacar la Iglesia, sino purificarla de prácticas dañinas.
A pesar de las prohibiciones de la Inquisición, Fray Gerundio de Campazas circuló clandestinamente en copias manuscritas y fue redescubierto en el siglo XIX como una obra clave de la sátira española. Su legado perdura como un testimonio del poder de la crítica y el humor en la literatura.
OBRAS
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