EDITH WHARTON

Edith Wharton (1862-1937)
Edith Wharton nació el 24 de enero de 1862 en Nueva York, en el seno de una familia aristocrática perteneciente a la alta sociedad de la ciudad. Su nombre de nacimiento fue Edith Newbold Jones, y se cree que su familia inspiró la expresión «keeping up with the Joneses» (mantenerse al nivel de los Jones), debido a su riqueza y prestigio.
Desde temprana edad, Wharton mostró una gran inteligencia y una inclinación natural por la literatura, aunque su educación formal fue limitada debido a las restricciones impuestas a las mujeres de su clase. Sin embargo, recibió una formación autodidacta excepcional, con tutores privados y un acceso privilegiado a la literatura europea y estadounidense.
A los 15 años escribió su primera novela, aunque no fue publicada. En 1885, se casó con Edward «Teddy» Wharton, un hombre de buena posición económica pero emocionalmente inestable. El matrimonio fue infeliz y terminó en divorcio en 1913.
Wharton publicó su primer libro, un estudio sobre decoración de interiores, en 1897, pero su reconocimiento literario llegó con «La casa de la alegría» (1905), una mordaz crítica a la hipocresía de la alta sociedad neoyorquina. Su obra más célebre, «La edad de la inocencia» (1920), le valió el Premio Pulitzer, convirtiéndola en la primera mujer en recibir este galardón.
Durante la Primera Guerra Mundial, Wharton se trasladó a Francia, donde organizó hospitales de campaña y apoyó activamente a los refugiados. Pasó la mayor parte de su vida en Europa, estableciendo su residencia definitiva en Francia, donde murió el 11 de agosto de 1937.
Curiosidades de Edith Wharton
Wharton creció rodeada de lujos, pero también de estrictas normas sociales. Las mujeres de su clase no podían dedicarse a la literatura de manera profesional, y su madre desalentó sus intentos de escribir. Cuando Edith intentó leer novelas, su madre le prohibió hacerlo alegando que eran «demasiado apasionadas». Esta censura marcó su vida y la llevó a desarrollar una escritura sofisticada pero profundamente crítica de la sociedad en la que creció.
Su matrimonio con Teddy Wharton fue una unión fallida. Teddy sufría de trastornos mentales y despilfarró la fortuna familiar en gastos extravagantes, lo que sumió a la pareja en problemas financieros. Wharton encontró refugio en la escritura, que le permitió independizarse económicamente. Finalmente, en 1913, logró divorciarse en una época en la que el divorcio era escandaloso, especialmente en su círculo social.
Wharton mantuvo una estrecha relación con Henry James, quien se convirtió en su mentor y amigo. Aunque él era 20 años mayor, compartían una visión similar sobre la literatura y el papel del novelista en la sociedad. James elogió el talento de Wharton, y ambos intercambiaron cartas en las que debatían sobre técnica narrativa y construcción de personajes.
Desde joven, Wharton sintió que Europa era su verdadero hogar. Se instaló en Francia en 1907 y, durante la Primera Guerra Mundial, desempeñó un papel clave en la ayuda humanitaria. Organizó hospitales de campaña, trabajó con la Cruz Roja y creó comedores para niños refugiados. Por sus esfuerzos, el gobierno francés la condecoró con la Legión de Honor en 1916.
En 1907, Wharton vivió un apasionado romance con el periodista estadounidense Morton Fullerton, corresponsal del Times en París. La relación fue intensa pero breve y está documentada en una serie de cartas en las que Wharton expresaba una pasión inusual para una mujer de su época. Aunque Fullerton nunca correspondió completamente a sus sentimientos, la experiencia le sirvió como fuente de inspiración para algunos de sus personajes más complejos.
Wharton no solo fue novelista, sino también una experta en arquitectura y diseño de interiores. Su libro «The Decoration of Houses» (1897) revolucionó el concepto de la decoración en Estados Unidos, alejándose del estilo victoriano sobrecargado y apostando por la simplicidad clásica. Su casa en Massachusetts, The Mount, fue diseñada por ella misma y se ha convertido en un museo dedicado a su obra.
En 1921, Wharton se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Pulitzer de Novela por «La edad de la inocencia». Sin embargo, la decisión estuvo rodeada de controversia, ya que el jurado había recomendado otorgar el premio a «Main Street» de Sinclair Lewis, pero la junta del Pulitzer prefirió la obra de Wharton porque consideraban que representaba mejor los valores estadounidenses tradicionales.
A diferencia de otros escritores de su tiempo, Wharton evitó la fama y el reconocimiento público. Tras recibir el Pulitzer, rechazó muchas invitaciones y honores, prefiriendo vivir en su retiro en Francia. Su casa en Saint-Brice-sous-Forêt, cerca de París, se convirtió en su refugio hasta su muerte en 1937.
OBRAS
Un joven ingeniero retenido por su trabajo en una pequeña localidad de Massachussets observa a un hombre lisiado y envejecido que recoge en la oficina de correos una revista y un sobre con medicamentos. Es invierno y el ambiente del pueblo es claustrofóbico. El aspecto educado del hombre, la edad que no corresponde a su físico, los misteriosos silencios y prevenciones que despierta su presencia en los demás, su vida casi aislada en una destartalada granja con dos mujeres, llevan a preguntarse al ingeniero por qué sigue viviendo en un sitio de donde, como dicen los lugareños, «casi todos los listos se marchan».
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
En los círculos más prósperos de la sociedad neoyorquina, Delia, casada con uno de los Ralston, es la reina de las fiestas y vive pendiente de los actos sociales. Pronto tendrá lugar la boda de su prima, Charlotte Lovell, con Joe Ralston. Todo apunta a que la chica tendrá tanta suerte como ella en el matrimonio y que así se consolidará la alianza entre las dos familias. Pero, poco antes de la boda, Charlotte irrumpe muy alterada en casa de su prima, para hacerle una confesión que trastornará para siempre sus vidas.
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Los cuentos inquietantes aquí reunidos, buena parte de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los geniales relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud.
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En el fondo de esta extraordinaria historia de una gran pasión subyace el conflicto entre dos mundos : el de las viejas familias « patricias» norteamericanas y el de los nuevos ricos, quienes, al terminar la novela, se han apoderado ya de las costumbres y de los espíritus. Martin Scorsese extrajo de La edad dela inocencia una bellísima película que protagonizaron Michelle Pfeiffer, en el papel de la condesa Olenska, Daniel Day-Lewis y Winona Ryder
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