DU FU

Du Fu (712–770 d.C.)

Du Fu nació en el año 712 en Gongxian, una ciudad situada en la actual provincia de Henan, China, en el seno de una familia culta aunque venida a menos, con un linaje que presumía de antiguos cargos oficiales pero sin riquezas. Su padre era funcionario de nivel medio, y desde joven Du Fu fue educado bajo los ideales del confucianismo, con una formación intensiva en los clásicos, la historia y la poesía. Esta temprana inmersión en la tradición le otorgó un vasto dominio de las formas literarias, pero también le inculcó una profunda preocupación por los deberes sociales y morales.

A diferencia de Li Bai, su contemporáneo y amigo, cuya vida estuvo marcada por el hedonismo y la exaltación de la libertad, Du Fu representó la figura del poeta moralista y empático, comprometido con el sufrimiento del pueblo y con una vida mucho más dura y errática. Aunque intentó acceder a la carrera oficial —el sueño de todo letrado en la China imperial— fracasó en el examen imperial en Chang’an, probablemente por motivos políticos más que académicos. Esta derrota lo marcó profundamente, dejándolo fuera del sistema administrativo durante buena parte de su vida.

Durante las primeras décadas de su existencia, Du Fu vagó por diferentes regiones del imperio Tang, intentando ganarse la vida como poeta y funcionario sin éxito estable. Fue en estos años cuando conoció a Li Bai, con quien compartió vino, versos y afecto mutuo, aunque sus estilos y temperamentos eran opuestos. Mientras Li Bai encarnaba la embriaguez poética, Du Fu era un testigo lúcido y preocupado por el deterioro de la sociedad. Esta tensión marcaría su obra y su visión del mundo.

En 755 estalló la rebelión de An Lushan, un evento catastrófico que destruyó la estabilidad del imperio Tang y sumió al país en el caos. Du Fu, que había conseguido por fin un puesto menor como censor imperial, se vio atrapado por la guerra y la hambruna. Fue hecho prisionero por los rebeldes, separado de su familia, y obligado a vagar como refugiado por una China devastada. Este periodo fue también el más fructífero de su carrera poética: compuso poemas en los que el dolor colectivo y la introspección personal se entrelazan con una sensibilidad sin precedentes en la historia de la literatura china.

Sus últimos años fueron una mezcla de pobreza, enfermedad y una continua búsqueda de un hogar. Murió en el año 770, cerca de Tanzhou (actual Changsha), en una barca donde vivía con su familia, agotado y enfermo. 

«Poemas de Du Fu» presenta una colección notable del genio poético de uno de los poetas más celebrados y reverenciados de China, Du Fu. Con un legado literario que abarca más de un milenio, los versos de Du Fu han cautivado los corazones y las mentes de los lectores tanto en China como en todo el mundo.
Esta selección cuidadosamente curada muestra la maestría de Du Fu en la forma poética clásica china, sus profundos conocimientos sobre la condición humana y sus agudas observaciones del mundo natural. 

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

Curiosidades de DU FU

Aunque Du Fu es hoy considerado uno de los más grandes poetas de China, su ingreso al servicio civil fue una humillación. Se presentó al examen imperial —el método meritocrático por el cual los letrados podían ascender al funcionariado— y, sorprendentemente, fue rechazado. No por falta de conocimiento, ya que Du Fu era reconocido por su dominio de los clásicos y su talento literario, sino por razones políticas. Durante esa época, los exámenes estaban fuertemente influenciados por la corrupción y el clientelismo. Las facciones dominantes en la corte favorecían a sus propios allegados, y Du Fu, sin conexiones poderosas, fue ignorado. Esta exclusión dejó una herida profunda en él y motivó numerosos poemas de queja amarga hacia la política y la injusticia. Su fracaso no fue el de un hombre incapaz, sino el de un sabio en un mundo torcido.

La gran tragedia que transformó su vida y su poesía fue la rebelión de An Lushan, iniciada en 755. Du Fu se encontraba entonces en Chang’an, la capital del imperio Tang. Durante la insurrección, fue separado de su familia, atrapado por los rebeldes y obligado a vagar por un país en ruinas. Esta guerra civil causó millones de muertes y un colapso social sin precedentes. Du Fu vivió en carne propia las consecuencias: hambrunas, ciudades arrasadas, niños huérfanos, refugiados sin rumbo. Sus poemas de este periodo —como “Canción del carro de guerra” o “Tres partidas de mi esposa e hijos”— son retratos dolorosos del sufrimiento humano, escritos sin sentimentalismo pero con una intensidad ética desgarradora. En lugar de huir hacia la evasión lírica, como muchos poetas de su época, Du Fu se convirtió en cronista de la miseria del pueblo.

Du Fu y Li Bai, dos gigantes de la poesía china, fueron amigos a pesar de sus profundas diferencias. Li Bai era un bohemio genial, amante del vino, de la exaltación taoísta y de la vida errante. Du Fu era más contenido, riguroso y apegado a los valores confucianos. Su amistad no fue frecuente ni extensa, pero sí profundamente significativa. En varios de sus poemas, Du Fu escribe sobre Li Bai con una ternura reverencial, llamándolo “el inmortal desterrado” y lamentando su ausencia. Se sabe que compartieron momentos de bebida y poesía, pero también es claro que Du Fu admiraba a Li Bai como a una figura inalcanzable, un genio puro. La relación entre ambos simboliza una tensión eterna en la literatura: la del espíritu libre frente al deber moral. Du Fu representa, en esta dualidad, al poeta que nunca abandonó su compromiso con el dolor del otro.

A diferencia de otros poetas que se centraban en lo sublime o en lo romántico, Du Fu compuso una poesía de lo real, lo terrenal, lo profundamente humano. Uno de los aspectos más insólitos de su obra es su capacidad para ser simultáneamente íntimo y épico. Sus versos no solo relatan su sufrimiento personal, sino que registran el pulso de la historia. Se le ha llamado el “poeta-historiador” porque sus poemas permiten reconstruir los desastres de la dinastía Tang desde una perspectiva ética y sensible. Escribió sobre la carestía, los desplazamientos forzosos, la corrupción burocrática, la guerra, el hambre y el envejecimiento. Pero lo más asombroso es su mirada compasiva: Du Fu no juzga, sino que acompaña. Su poesía es una forma de testimonio, una crónica emocional que no se limita a denunciar, sino que comprende. Así, elevó la poesía a una forma de conciencia.

Los últimos años de Du Fu fueron marcados por la pobreza extrema. Enfermo de asma y reumatismo, acompañado por su esposa e hijos, se vio obligado a vivir en una barca sobre el río Xiang, en el sur de China. Desde esa embarcación precaria escribió algunos de sus poemas más conmovedores, en los que reflexiona sobre el paso del tiempo, la enfermedad, la muerte y la belleza fugaz del mundo. Lo que resulta insólito es que, a pesar de sus condiciones, nunca dejó de escribir. En un mundo donde la miseria lleva al silencio, Du Fu persistió. De hecho, muchas de sus composiciones más memorables surgen de esta etapa, cuando el cuerpo se agotaba pero la mente permanecía aguda. La barca se convirtió, así, en su refugio, su hogar y su scriptorium flotante. Murió allí en el año 770, en una noche sin testigos, pero dejó tras de sí una obra monumental que China nunca olvidaría.

 «Trescientos poemas de la dinastía Tang» es, según el consenso de los críticos y los estudiosos chinos, la más difundida, popularizada, comentada, citada y recitada de todas las recopilaciones de poesía china. Desde su aparición ha servido durante dos siglos y medio como fuente de textos de enseñanza para alumnos escolares y estudiantes universitarios. Ha sido objeto de innumerables estudios e investigaciones, constituyendo todo un fenómeno literario permanente en China. Esta edición bilingüe pone al alcance del lector español las obras de poetas como Li Bai, Du Fu, Wang Wei o Bai Juyi, cuyos nombres resuenan en todos los rincones del mundo.

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*