BERNARDO DE CLARAVAL

Bernardo de Claraval (1090 - 1153)

Bernardo de Claraval nace en el año 1090 en Fontaine-lès-Dijon, Francia. Desde joven, muestra una profunda devoción religiosa que lo llevará a convertirse en uno de los personajes más destacados del cristianismo medieval.

Con su impresionante elocuencia, Bernardo se gana el apodo de «La Miel de la Iglesia», y no es para menos. Sus sermones tienen la capacidad de endulzar hasta el alma más amarga. Además de ser un magnífico orador, Bernardo es un incansable reformador de la orden cisterciense, llevándola a una época dorada de espiritualidad y austeridad.

La influencia de Bernardo no se limita a los muros del monasterio. Participa activamente en asuntos eclesiásticos y políticos, convirtiéndose en un consejero de reyes y papas. Su carisma es tal que, en la Segunda Cruzada, logra reunir a un ejército de seguidores más rápido que lo que tarda en rezar un Ave María.

Sin embargo, su vida no está libre de controversias. Sus apasionadas disputas con Abelardo, otro gigante intelectual de la época, son el equivalente medieval de una pelea de gallos filosófica, donde ambos despliegan su intelecto con feroz intensidad.

Bernardo fallece en 1153, dejando un legado de santidad y reforma que perdura en la historia de la Iglesia. Su vida es un testimonio de cómo la pasión y la devoción pueden mover montañas, o al menos, inspirar a miles a intentarlo.