EL TÍO VANIA

EL TÍO VANIA

De hecho, la encuentro más sencilla y caricaturesca que la anterior, La Gaviota, que cuenta con una gran nota respecto a mis otras lecturas. Chejov narra, con sencillez, concisión y belleza, una serie de escenas rutinarias que rozan lo cotidiano pero que chocan con lo casual.

 

Asomados al abismo de nuestra vida y recordando episodios de diversa índole, podemos vernos reflejados en las sátiras que acompañan a los personajes de este autor ruso, pero la batidora argumental en la que introduce a los mismos es garrafalmente caótica y también representativa de sus arquetipos y paradigmas.

 

De esta manera, Chejov vuelve a sus personajes complejos y enamoradizos, pero sencillos y totalmente odiosos, que nos recuerdan al Treplev y a Nina en la Gaviota, o a Dorn y a Sorin de la misma obra. Un calco fácil de detectar que no me asombra en absoluto.

«No quiero nada, no necesito nada, no amo a nadie. Quizás seas tú la única persona a la que amo».

¿De qué trata El Tío Vania?

A decir verdad, una vez termine la lectura de La Gaviota, deseé conocer más acerca de muchos de las figuras que Chejov había creado para nosotros y resulta, que tras comenzar con El Tío Vania, me volví a encontrar con ellos disfrazados de otras personas. Nos topamos con una familia completamente desestructurada, vapuleada por el azaroso tiempo y fundida en una miscelánea de perversión, desamor y melancolía de tiempos pasados.

MANET OMNES UNA NOX – A todos nos espera por igual la noche.

Chéjov refleja en su obra las contradicciones de la vida social de su país en las postrimerías del siglo XIX y vísperas de la revolución democrática burguesa de 1905 a 1907. Describe irónica y despiadadamente la degradación paulatina, tanto económica como cultural, de la nobleza latifundista, centrando su atención en la suerte de su propio estamento social. Chéjov introdujo un cambio radical en las formas de la dramaturgia, dando a la acción dramática una estructura nueva capaz de abarcar cualquier manifestación de la vida. Con una simple sucesión de cuadros cotidianos logra impresiones generales, a veces de una gran intensidad.

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

El padre, literato fundamental de nuestra historia, otro de los arquetipos de Chejov, se ha casado, hace relativamente pocos años, con una joven mujer que, arrastrada por la elocuencia del marido, pierde su juventud cuidando del mismo y de su pésimo estado de salud.

 

Ella, al igual que todas las ensoñadoras pinceladas de Chejov sobre el cuerpo femenino, es un ave libre que se ha visto encapsulada al lado del hombre literato que no la deja crecer. Sueña con su libertad, pero no puede dejar atrás su pasado, y escapar del amor al que está atada.

Me paso las noches en blanco, de pensar y de rabia, por haber malgastado tan estúpidamente el tiempo cuando podía haber tenido todo lo que mi vejez me niega ahora.

OTRAS OBRAS DE CHÉJOV

Vania, cuñado del literato, Ama a Helena, esta mujer de la que hemos hablado, pero no es correspondido. Observamos otra vez esta corriente argumental a la que ya nos tiene acostumbrados Chejov. Vania ama a Helena, pero Helena ama a su cuñado, el hombre anciano.

 

Esta, a su vez, siente una atracción desmedida por un médico de la familia que bien cada cierto tiempo a visitar al anciano. Sonia, sobrina del tío Vania y personaje fundamental de esta trama, está enamorada locamente de este doctor, pero no es correspondida.

 

Y la maraña se envuelve en sí misma para hacernos volcar en la carretera y perder el control cuando Vania la emprende a tiros con el propio cuñado, el anciano.

Es más sencilla y menos directa. Mucho más sibilina y más acuciante, pero es una gran obra de teatro.

Cuando planto un abedul, y luego lo veo verdear, mecido por el viento, mi alma rebosa de orgullo y yo…

Esto es Literatura Diderot