FRANCIS SCOTT FITZGERALD

F. S. Fitzgerald (1896-1940)

Francis Scott Fitzgerald nace el 24 de septiembre de 1896 en St. Paul, Minnesota, en una familia católica irlandesa. Desde joven, demuestra una inclinación por la escritura y la vida bohemia. Este gusto por lo literario lo lleva a convertirse en uno de los autores más icónicos del siglo XX y uno de los máximos exponentes de la Generación Perdida.

A lo largo de su vida, Fitzgerald explora en sus obras la efervescencia y decadencia de la Era del Jazz. Es conocido por sus novelas y cuentos que retratan la ambición, el amor y la desilusión, con un toque de satírica elegancia. Su método de escritura, que podría describirse como una embriagante danza entre la realidad y la ficción, dejó una marca imborrable en la literatura americana.

Aunque su legado literario incluye obras maestras como «El Gran Gatsby» y «A este lado del paraíso,» Fitzgerald es tan famoso por su extravagante vida personal como por su prosa exquisita. La frase «vivir rápido, morir joven» bien podría haber sido escrita para él, aunque Fitzgerald la adaptó con un toque de glamour trágico.

La vida de Fitzgerald estuvo marcada por su turbulenta relación con Zelda Sayre, su musa y esposa, quien personificaba tanto la inspiración como el desafío. Juntos, recorrieron el mundo en una vorágine de fiestas, viajes y excesos, siempre con la sombra de la autodestrucción acechando en las alas del escenario.

En 1940, a los 44 años, Fitzgerald sucumbe a un ataque cardíaco, dejando tras de sí un legado que sigue fascinando y cautivando a generaciones de lectores. Murió, como diría él mismo, en una búsqueda incesante de la verdad y la belleza, con un cóctel en la mano y una sonrisa melancólica en los labios. Su lucha por capturar el efímero esplendor de la vida sigue siendo un faro para los amantes de la literatura en todo el mundo.

CURIOSIDADES DE FITZGERALD

Con apenas veinticuatro años, Francis Scott Fitzgerald se convirtió en el portavoz de toda una generación gracias a A este lado del paraíso (1920), una novela de iniciación que retrataba la desorientación moral y sentimental de la juventud americana tras la Primera Guerra Mundial. Inspirada en su propia vida y en sus años universitarios en Princeton, la obra lo catapultó a la fama de la noche a la mañana. Su éxito no solo le abrió las puertas del reconocimiento literario, sino también las del matrimonio con Zelda Sayre, la deslumbrante y voluble joven del Sur con la que viviría una historia de amor tan intensa como destructiva.

Fitzgerald y Zelda encarnaron mejor que nadie el espíritu de los “felices años veinte”: fiestas interminables, lujos desmedidos y un romanticismo febril que pronto se vio devorado por la inestabilidad emocional y el exceso. Su vida en común fue un espejo del mundo que el propio escritor retrató en su ficción: un universo de esplendor efímero donde la belleza y el éxito siempre parecen estar al borde del colapso.

Tras A este lado del paraíso, Fitzgerald publicó Hermosos y malditos (1922), un retrato más sombrío de la sociedad de su tiempo y un reflejo de su creciente desencanto. Sin embargo, su verdadera ambición era escribir la “gran novela americana”, aquella que definiera los ideales y contradicciones de su país. Esta obsesión lo llevó a alternar la escritura de cuentos para revistas —especialmente The Saturday Evening Post— con el deseo de producir una obra literaria de mayor calado.

Ese ideal cristalizó en 1925 con El Gran Gatsby, la cima de su carrera y una de las obras más perdurables del siglo XX. Ambientada en Long Island durante los años del jazz, la novela disecciona con elegancia y melancolía el espejismo del sueño americano a través de la figura de Jay Gatsby, un hombre hecho a sí mismo que busca en el lujo y en el amor de Daisy Buchanan una forma de redención imposible. Paradójicamente, la obra fue un fracaso comercial en su tiempo: apenas vendió veinte mil ejemplares, y Fitzgerald nunca llegó a comprender por qué el público no había respondido a su creación más ambiciosa.

Décadas después, El Gran Gatsby sería redescubierta y considerada la novela más representativa del siglo XX estadounidense, símbolo de la tensión entre idealismo y decadencia, éxito y vacío.

Durante los años veinte, Fitzgerald formó parte del círculo de escritores y artistas expatriados en Europa conocido como la Generación Perdida. En París trabó amistad con Ernest Hemingway, con quien mantuvo una relación de admiración mutua y amarga rivalidad. Hemingway lo respetaba como estilista, pero criticaba su dependencia del alcohol y la influencia negativa de Zelda; Fitzgerald, por su parte, admiraba la disciplina y el vigor narrativo del autor de Adiós a las armas, pero sufría la comparación constante entre ambos.

También frecuentó a Gertrude Stein y Ezra Pound, figuras fundamentales de la vanguardia literaria europea. Sin embargo, el París bohemio que alimentó su creatividad también profundizó sus crisis personales: el alcohol se convirtió en su refugio, y Zelda comenzó a mostrar síntomas graves de enfermedad mental, que más tarde sería diagnosticada como esquizofrenia.

La década de 1930 supuso un lento derrumbe. Zelda fue internada en hospitales psiquiátricos, y Fitzgerald, acosado por las deudas y su deterioro físico, buscó estabilidad en Hollywood como guionista. Allí trabajó para los estudios MGM, pero nunca consiguió integrarse plenamente en la industria del cine. En 1934 publicó Suave es la noche, una novela hermosa y amarga inspirada en su matrimonio, en la que exploró los límites de la fragilidad emocional y el precio del éxito. Aunque hoy se considera una de sus obras más logradas, fue recibida con tibieza en su momento.

El 21 de diciembre de 1940, a los 44 años, Fitzgerald murió repentinamente de un ataque al corazón en Los Ángeles. En vida, su reputación había caído en el olvido, pero tras su muerte comenzó un proceso de revalorización crítica que lo situaría entre los grandes escritores de la literatura norteamericana.

OBRAS

Hermosos y malditos narra la historia de una pareja de recién casados, Anthony Patch, de Nueva York, y Gloria Gilbert, de Kansas City, punto de partida que escoge Francis Scott Fitzgerald para describir la decadencia de un matrimonio y de una sociedad hedonista donde la belleza y la fortuna son siempre demasiado fugaces.

Muchos años después de su aparición, este clásico sigue siendo el más deslumbrante retrato de la alta sociedad estadounidense, de sus glorias y miserias; un retrato que trasciende su época y se erige en universal.

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

«El gran Gatsby» (1925), tercera novela de su autor, constituye la cima de su carrera, pues en ella convergen a la perfección una prosa elegante de innegable aliento lírico, una amplia gama de símbolos e imágenes sumamente evocadores y un sagaz análisis de la sociedad estadounidense de la época. La novela aborda temas como los anhelos frustrados, el poder del dinero, el mito nacional del «sueño americano», el papel de la mujer moderna o el frenesí de Nueva York durante la «Ley Seca».

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¿Quién es Gatsby, el personaje que da nombre a uno de los mitos creados por la novela del siglo XX? Es un misterio, el hombre que se inventó a sí mismo y ha montado una inmensa fiesta para reconquistar a Daisy Buchanan, que una vez lo quiso. Estamos en los felices años veinte, en Nueva York, y Gatsby organiza fiestas en su fabulosa mansión de Long Island en las que la atracción más enigmática es el dueño de la casa, un millonario que quizá sea un asesino o un espía, un muchacho sin nada que se convirtió en rico, un héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca a su sueño: la reconquista de su amada.

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Aunque F. Scott Fitzgerald era un autor popular cuando publicó El gran Gatsby, esta no se convirtió en novela de culto hasta después de su fallecimiento. Gatsby encarna el arquetipo del millonario cuyo éxito radica en la juventud y la popularidad, y que al mismo tiempo oculta con celo sus miserias personales y el origen de su fortuna. Es, en resumen, la metáfora perfecta de los Estados Unidos de los felices años veinte y de la ley seca. Imitada hasta la extenuación y siempre admirada, El gran Gatsby es, casi un siglo después, la auténtica Gran Novela Americana.

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Dick y Nicole Diver, una glamurosa pareja norteamericana, llegan a la Riviera francesa de los felices años veinte, época en que allí se daba cita la beautiful people de todo el mundo. Son ricos, inteligentes, elegantes, irresistiblemente atractivos. Pero algo se oculta tras su aparente perfección: Nicole tiene un secreto, Dick una debilidad, y juntos se dirigen irremediablemente hacia las rocas contra las que su aventura parece abocada a estrellarse.

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