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El inmoralista
La filosofía de André Gide es una de las más profundas del modernismo francés. Pocos se aventuran más allá de su superhombre y en casi ninguno como en él se manifiesta las teorías filosóficas de Friedrich Nietzsche. A través de Gide el hombre se desprende de la moral y evoluciona hacia el “pormishuevismo”, expresión tan popularizada en redes sociales, y camina en concomitancia con su yo más egocéntrico hacia la verdadera complejidad del alma: el inmoralista.
Gide escribe este libro y asienta en él las bases para desprenderse de todo aquello material y antitético. Desea desvincular a su personaje principal, Michael, de la empatía irracional que sufre el ser humano a través de los vínculos sociales. No hay mejor modo de hacerlo que crear en él el caos y el conflicto.
Michel es un hombre apiadado por la moral y esculpido en la doctrina social, que lo ha conducido a la inmanencia ontológica, donde habita gracias al sometimiento a los otros y al dejarse llevar por la situación. Sin embargo, Gide va a poner en su camino a Marceline, una mujer con la que mantiene un matrimonio de conveniencia, a la que nunca ama en profundidad, y a la que, no obstante, profesa una adoración máxima.
El viaje del héroe Michael se completara en tres partes bien diferenciadas. La primera de ellas transcurre durante su viaje de bodas, al que dedican meses. En él, Michael cae enfermo de tuberculosis, lo que supondrá un punto de inflexión y elemento catalizador de la novela que lo transforma. Episodio que sirve a su adlátere, maestro implícito, Ménalque, para expandir la filosofía del inmoralista.
Allí transcurrieron días sin horas. ¡Cuántas veces, en mi soledad, he vuelto a ver esas lentas jornadas! Marceline está junto a mí. Lee, cose, escribe. Yo no hago nada. La miro. ¡Oh, Marceline, Marceline! Miro, veo el sol, veo la sombra, veo desplazarse la línea de la sombra; tengo tan poco en qué pensar, que la observo. Estoy aún muy débil; respiro muy mal; todo me fatiga, incluso leer. Y además, ¿qué leer? Bastante ocupado estoy con ser.
El inmoralista (p.62) Tweet
Un trasunto de lo que fue
En su convalecencia, Michel comienza a rodearse de elementos subversivos de la cultura a la que está acostumbrada. Son niños beduinos y de origen africano que lo mantienen unido al vínculo visceral con la tierra, pero que cada vez lo separan más de esa sociedad burguesa que tanto se critica en el libro, repleta de imposiciones, códigos, etiquetas y fraudes de clases.
Por ello, el ejercicio de Michael es rejuvenecedor, es aclaratorio y, ante todo, supone un despertar para su nueva figura de “superhombre”, donde la energía ha de ser fundamental para alimentar el “yo” narrativo y desprenderse de lo artificioso y lo muerto, pendiente de las modas y los “qué dirán”.
Me comparaba yo a los palimpsestos; saboreaba la alegría del sabio que, bajo las más recientes escrituras, descubre en un mismo papel un texto muy antiguo infinitamente más precioso. ¿Qué texto oculto era ése? Para leerlo, ¿no sería preciso borrar los textos recientes? (Hermoso símil para describir la eclosión del «hombre nuevo», el del palimpsesto. Palimpsesto, palabra derivada de la voz griega palimpsestos, com de palin que significa «de nuevo» y psēstés que quiere decir «raspado» (o sea, «borrado»), es el nombre con que se designa un manuscrito antiguo en el que se aprecian o detectan huellas de una escritura anterior que fue borrada con el fin de escribir posteriormente la que a primera vista se percibe.)
El inmoralista (p.84) Tweet
Queda claro que, a través de su viaje, Michael está intentando asimilar su nuevo “yo”. Mediante la re-escritura de ese ser incorpóreo que habitaba su alma, ahora prevé llegar a la profundidad del ser, mediante un proceso catártico, que desemboca en la aparición de Ménalque, su maestro en el arte del pensamiento niezstechiano.
Pero antes, al llegar de vuelta a Francia, donde Michael ejercerá durante un tiempo como profesor de Historia, se dedica a la búsqueda también de esa nueva religión o púlpito. Lo que es genuino, para él, es lo que se oculta. Persigue despojarse de todo lo adquirido mediante la inmersión en las aguas de la pureza y olvidar la cultura, la piedad, la empatía, y, por fin, la moral.
La ética inmoralista comienza a aparecer en el horizonte de Michael cuando despliega sus ardides más inhumanos. Donde la robustez de los jóvenes normandos, que conducen la granja que ha heredado, lo conmueven hasta el arrobamiento. La manipulación, la explotación de esta serie de elementos va a suponer que se desprenda de lo que es moral y abrace lo impío y lo inicuo, como la caza, el robo que aplaude, o la compañía de jóvenes rurales.
-Pero, amigo mío —respondía Marceline—, no puedes pedir a cada uno que difiera de todos los demás. -Cuanto más se parecen entre ellos, más difieren de mí.
El inmoralista (p.114) Tweet
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Marceline y el equilibrio
Sin lugar a dudas, uno de los personajes más importantes de la obra, es Marceline. Su esposa. Marceline sirve a Gide como un juego perfecto de equilibrios. Y los personajes en su juego intentan alcanzar sus propias metas sin darse cuenta que están atados de forma inherente. La mujer de Michael no es más que la víctima de este juego, que consiste en alcanzar la inmoralidad a través del sacrificio humano. Es decir: no hay inmoralidad sin el dolor de los demás.
Ella ejerce la función de cuidadora durante la primera parte de la obra, cuando Michael contrae Tuberculosis. Sin embargo, al final de la tercera, cuando es ella la que se aflige de dolor, él actúa con severidad y ego. Se está desprendiendo visiblemente de ella, para alcanzar sus objetivos.
Como vemos, es curiosa la inversión de los roles durante la acción de la novela. Al principio, es Marceline la que infiere que no ha de pedir nadie al otro que se diferencie de los demás, apostilla que luego veremos en los labios de Michael, mientras habla con Ménalque. Este reflejo, al igual que el mencionado anteriormente sobre la enfermedad de ambos, es una prueba de que el bienestar de Michael se construye a expensas de la vitalidad de Marceline.
¿Puede, por lo tanto, la libertad individual, ser absoluta sin destruir a otros? La muerte de Marceline es una respuesta clara a esta pregunta que nos podríamos hacer hoy en día. ¿Podemos ejercer nuestra libertad de expresión sin dañar a los demás? No. La resurrección de Michael viene determinada por el costo destructivo de sus actos. La eudaimonía ha de verse lastrada con el dolor de los demás.
-Perdóneme -me dijo-, pero yo no bebo casi nunca. -¿Será que teme usted achisparse? -¡Oh! no, al contrario -respondió. Pero considero la sobriedad como una embriaguez aún más potente; conservo en ella mi lucidez.
El inmoralista (p.117) Tweet
Ménalque; el inmoralista más próximo a Nietzsche
Bien. ¿Qué simboliza el personaje de Ménalque en El Inmoralista?
Este no es más que la encarnación viva y lograda de la filosofía de Friedrich Nietzsche, pensamiento que persigue el protagonista. El hombre perfecto, el “superhombre”, ha de desembarazarse del lastre social de que se componen los vínculos afectivos y personales. La moralidad sufre las consecuencias de la burguesía y el conflicto interno que atormenta a Michael ha de verse menguado a través del ostracismo sensorial.
Ménalque aparece en un momento de inflexión de la vida de Michael, donde, en Francia, aún se recupera de los estragos de la enfermedad, que no es más que un eufemismo para esa reencarnación de la que habla cuando menciona el palimpsesto. Ménalque es el catalizador, donde el protagonista recibe una inflexión intelectual y el marco filosófico se le es presentado a través de un elemento viviente, un manifiesto de inmoralidad. Le enseña que la verdadera virtud no está en la acumulación de riquezas ni en la preservación, sino en el desprendimiento y en la intensidad vital del momento presente.
Ménalque es un hedonista. Viaja por el mundo expedito y no da explicaciones de su partida. Llama la atención la cercanía que mantiene con Michael, porque con nadie ha generado tal vínculo más que con contadas personas de su círculo más cercano. Contrasta con la visión de eremita que promulga durante la novela. Pero su claro apotegma es la liberación de la posesión, a través del altruismo y de la simonía inversa: desprenderse de su patrimonio regalándoselo a otros. A Michael le lega sus enseñanzas inmorales.
Pero está todo perdido para Michael, porque no es el discípulo que Ménalque desea. Su liberación está manchada con la culpa, el nerviosismo y la obsesión. Es auto-destructivo y su estancamiento le provoca un azoramiento, realizando la llamada de auxilio que es la extensa carta que estamos leyendo.
Leyes de la imitación yo las llamo leyes del miedo. Tienen miedo de encontrarse solos, y no se encuentran en absoluto. Esta agorafobia moral me es odiosa; es la peor de las cobardías. Sin embargo, siempre es estando solo cuando se inventa. Pero, ¿quién busca aquí inventar? Lo que se siente en uno mis-mo de diferente, es precisamente aquello que se posee de raro, lo que da a cada cual su valor... y ahí está lo que trata de suprimir. Se imita. Y se pretende amar la vidal Yo dejaba hablar a Ménalque; lo que él decía era precisamente lo que el mes anterior decía yo a Marceline; ha bría debido yo, pues, aprobarlo. ¿Por qué, por qué cobrar día le interrumpí y le dije, imitando a Marceline, la frase con la que ella me había interrumpido, palabra por p-labra? -Sin embargo, querido Ménalque, no puede usted pedir a cada uno que difiera de todos los demás...
El inmoralista (p.124) Tweet
El fracaso y el sacrificio
En concreto, exploremos este hecho. Michael fracasa en su intento de encontrar la eudaimonía aristotélica, porque en el camino se encuentra con el exacerbado continente de Nietzsche, que a través de la supresión de la moral, pretende domeñar sus sentimientos y su entorno. Finalmente, no lo consigue. Marceline muere en sus brazos y él comprende que a través de su desvinculación la ha asesinado. Se encuentra solo, destruido y pide ayuda a aquellos que lo acompañaron en la otra vida, la anterior a la enfermedad y al proceso de regeneración.
La novela es un manifiesto a favor de la autenticidad radical, la honestidad consigo mismo y el rechazo a los cánones sociales. Michael es el símbolo de deseo de vivir la vida en toda su plenitud, sin ambages. Pero no está preparado para la soledad del Súperhombre, porque el costo de la autenticidad es la pérdida de la conexión humana. Vacío y condenado al ostracismo, se pregunta qué hacer ahora que se encuentra inerme ante el sentido trascendente de su libertad.
Por ello, el inmoralista, o al menos aquel que pretenda llegar a serlo, ha de reconocer que en el punto muerto se halla la virtud del hombre, que a través de la liberación del “yo” se alcanza el nihilismo y la esterilidad vital. A través de ellas, el hombre adquiere el conocimiento completo de sí mismo. Pero todo ello tiene un costo. ¿Y tú? ¿Estás preparado para asumirlo?
¿Por qué le dije usted que vive su sabiduría no escribe sus memorias, o simplemente añadí al verle sonreír, los recuerdos de sus viajes? -Porque no quiero recordar-respondí—. Si lo hiciera, creería impedir al futuro llegar y hacer ganar terreno al pasado. Es del perfecto olvido del ayer del que creo la novedad de cada hora. Jamás me basta el haber sido feliz. No creo en las cosas muertas y confundo el no ser ya con el no haber sido nunca.
El inmoralista (p.128) Tweet
| Ítem | Calificación |
|---|---|
| 1. DESCRIPCIÓN | 8/10 |
| 2. MADUREZ NARRATIVA | 8/10 |
| 3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 7/10 |
| 4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 6/10 |
| 5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 7/10 |
| 6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 8/10 |
| 7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 8/10 |
| 8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 9/10 |
| 9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 7/10 |
| 10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 8/10 |
| Total | 76/100 |
