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MEDEA
Mucho se ha dicho sobre Eurípides y sus obras. La historia de Medea es conocida por todos y rivaliza en bravura con la de Fedra, de Séneca, o con la de Electra de Sófocles. A decir verdad, este último, coevo de Eurípides, mantenía una cordial rivalidad que les condujo a un sano enfrentamiento de por vida.
Cuando Eurípides murió, Sófocles homenajeó al dramaturgo durante las fiestas de Dionisio, por lo que se celebró la existencia de un hombre que escribió más de una treintena de obras, y que compuso algunas de las más bellas tragedias griegas. Desde Literatura Diderot, os recomendamos la edición de Carlos García Gual y la traducción de Alberto Medina González, de la editorial Gredos.
Poco más podemos apuntar que no se haya dicho ya en ese contacto. Medea reprime su necesidad de asesinar, pues Jasón así lo apostilla al final de la obra, cuando conoce las intenciones sibilinas de su antigua esposa, donde asegura que ella misma asesinó a su hermano y su sed de sangre no tiene límites
Resumen de la historia de Medea
La historia mítica de Medea está unida a la saga épica de Jasón y los Argonautas en su conquista por el Vellocino de Oro. Medea es la hija del rey de la Cólquide, princesa y maga poderosa, y luego, enamorada del héroe. Por su amor ayudó a Jasón a superar las pruebas terribles y a obtener el famoso Vellocino de oro, y escapó con él y sus compañeros en la nave Argo hasta Grecia. Allí compartió el destino de Jasón, que no obtuvo el trono de Yolcos, como esperaba, sino que, tras la muerte violenta del rey Pelias, se tuvo que exiliar, y fue a parar a Corinto. Allí a él, al cabo de unos años, se le ofreció una nueva oferta de boda, con Creúsa, la hija del rey de Corinto. Entonces Medea, viéndose traicionada por el héroe por el que había traicionado a su padre y al que había confiado su destino, tomó la terrible venganza. Para impedir la boda, envió a la princesa corintia un regalo de bodas emponzoñado, que causó la muerte de ella y del rey sy padre. Y, por otro lado, desesperada y furiosa, mató a los dos hijos que tenía de Jasón. Luego escapó a Atenas, en un carro alado que le envió su abuelo, el dios Helios, pues el rey Egeo le había prometido asilo en su ciudad. Es fácil dividir en dos partes la historia personal de Medea. La segunda, la que nos ocupa, cuenta su reacción ante el abandono de su marido, y su subsiguiente venganza. EN la literatura Griega, el primer tramo está referido en los cantos III y IV del poema épico helenístico de Apolonio de Rodas, Argonáuticas y el segundo, en la tragedia griega de Eurípides. (p. 31).
El drama avanza con paso lento y gracias a las intervenciones del coro y de su representante, el Corifeo, nos hacen llegar los pensamientos de los testigos de la obra, que observan el devenir de los familiares de Creonte, de su descendencia y de todos aquellos que alguna vez hirieron a Medea.
Se ha desvanecido la confianza en los juramentos y no puedo saber si crees que los dioses de antes ya no reinan, o si piensas que ahora hay leyes nuevas entre los hombres, porque eres consciente, qué duda cabe, de que no has respetado los juramentos que me hiciste. ¡Ay, mano derecha que tantas veces tomabas y rodillas mías, cuán en vano hemos recibido las caricias de un hombre malvado, qué decepción en nuestras esperanzas! Ea, me voy a dirigir a ti como a un amigo. ¿Creyendo que voy a recibir de ti algún beneficio? No, antes bien mis preguntas te harán aparecer más infame. ¿Adónde voy a dirigirme ahora? ¿A la morada paterna, a la que traicioné, ya mi patria, por seguirte? ¿A la casa de las desgraciadas hijas de Pelias? Bien me iban a recibir en su casa, después de haber matado a su padre! Así están las cosas: para los seres queridos de mi casa soy odiosa; y a los que no debería haber hecho daño, por causarte complacencia los tengo como enemigos. Claro que, en compensación, me has hecho feliz a los ojos de la mayoría de las griegas. En ti tengo un esposo admirable y fiel, ¡desdichada de mí!, si soy desterrada y expulsada de esta tierra, privada de amigos, completamente sola con mis hijos. ¡Bonito reproche para el recién casado el que sus hijos anden errantes como mendigos y también la que le ha salvado!
Medea (p. 58) Tweet
Jasón no solo regresó de la Cólquide con el vellocino de oro, sino que también sedujo a la hija del rey Eetes, Medea. A su vuelta a Yolco, hallan un escenario de traición familiar del que huyen dejando un rastro carmesí. Cuando recalen en Corinto, Medea desplegará una pavorosa venganza contra Jasón al descubrir que pretende a la hija del rey Creonte. Este imperecedero personaje femenino recoge las leyendas que veían a la hechicera como una mujer exótica y salvaje que, por amor, despierta el lado atroz de lo humano. Sus coetáneos decían que Eurípides prefería representar «las cosas como son y no como debieran», y ello quizá sea lo que nos sigue atrayendo de esta princesa extranjera: su cruda realidad, su repulsión natural hacia el perjurio, su asimilación negada, su temible ira, su compromiso con la sangre.
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
Análisis de la obra
Jasón pretende abandonar a Mede a su suerte, junto a sus hijos. Esta reprocha al hombre su inmoralidad y su infidelidad, pues se ha casado por conveniencia con la hija de Creonte, quien expulsa a Medea de su casa. En ese momento, Jasón expectora uno de los discursos más misóginos que nos podríamos imaginar. Algo que no es sino el aliciente para que Medea cometa el cuádruple asesinato por el que ya es famosa:
Pero las mujeres llegáis al extremo de que, mientras va bien vuestro matrimonio, creéis que lo tenéis todo, pero, en el caso de que una desgracia lo alcance, lo más provechoso y lo más bello lo consideráis como lo más hostil. Los hombres deberían engendrar hijos de alguna otra manera: así no habría mal alguno para los hombres.
Medea (p.60) Tweet
La única salida de Medea, que no se conforma con el exilio, es el asesinato de sus propios hijos, actitud que luego imitará Krimilda o Gudrun, para vengarse de la mala fe de su marido. Lo que hoy podríamos denominar como violencia vicaria. El corifeo alarga el drama, pero lo mantiene en un estado de suspense para concitar al lector a prepararse para el sangriento final:
Ninguna esperanza me queda ya de que los niños sigan viviendo, ninguna, pues se encamina hacia la muerte. Recibirá la esposa, recibirá la infortunada la calamidad de áureas bandas. Y en derredor de su rubia cabellera se pondrá a Hades, como adorno, ella con sus propias manos.
Medea (p. 78) Tweet
El dilema de la maternidad
Y ocurre algo, antes de la muerte de los niños, que resulta de una profundidad abismal. Eurípides, padre de tres hijos, y conocedor del dolor que provoca el sufrimiento de ellos, reflexiona con la voz del coro sobre la viabilidad de la paternidad, su sentido y los beneficios o perjuicios de esta, magistralmente expresado a través de este monólogo:
Ya en muchas ocasiones me he adentrado en el camino de los razonamientos sutiles, y me he enfrentado con disputas mayores de las que debe abordar el género femenino. Y es que nosotras también poseemos una Musa que nos acompaña en busca de la sabiduría, pero no todas, pues en el linaje de las mujeres, entre muchas quizás hallarías solo una pequeña parte que no sea ajena al don de las Musas. Y afirmo que aquellos de los mortales que no conocen en absoluto la procreación de hijos superan en felicidad a los que han engendrado. Los que no poseen hijos, por desconocer si ellos proporcionan alegría o tristeza a los mortales, al no haber llegado a tenerlos se libran de muchos pesares. Pero aquellos que tienen en su casa un dulce plantel de hijos, los veo todo el tiempo atormentados por su cuidado, pensando primero de qué modo los educarán mejor y de dónde les dejarán a ellos un modo de vida, y además de esto, si se están esforzando por hijos malos o por buenos, lo cual es cosa incierta. Y ahora voy a decir el peor de todos los males para los mortales: supongamos que ya se han encontrado suficientes recursos, que han llegado a la flor de la juventud y que han resultado ser buenos; si, a pesar de ello, el destino así lo impone, la muerte los encamina hacia Hades llevándose sus cuerpos. ¿Qué utilidad proporciona a los mortales que los dioses, por el ansia de tener hijos, añadan a los que ya poseen ese dolor, el más cruel de todos?
Medea (p.83). Tweet
Y sin embargo, Medea asesina a sus hijos. Y ha de convivir con el desprecio de los demás, que apenas le importa, pero que siente recuperada su fortaleza, al haber herido el ego de su marido, haber matado a su nueva esposa y a su suegro, que muere entre lamentos al ver a su hija destrozada por la magia que Medea volcó sobre la diadema.
No eres la única que ha sido separada de sus hijos. Un mortal debe soportar los azares adversos como si no le pesaran.
MEDEA (p.80). Tweet
Manipuladora como ninguna otra, Medea engaña a Egeo para que la proteja de las represalias que tomará Jasón al descubrir la muerte de sus hijos. Pero un carro alado, enviado por su abuelo, Helios, la llevará hacia tierras lejanas, donde no se le reprochará jamás la violencia vertida sobre sus hijos.
Eurípides trata con maestría el conflicto entre Sofismo y moderación, pues donde él encuentra la naturalidad y la falta de elocuencia, ellos se topan con la mundanidad y la depresión del individuo. El amor es parte fundamental de la obra, que funciona como combustible de Medea. Sin embargo, no sirve para calmar la tensión incipiente en el ambiente. Y Medea pierde los nervios ante la infidelidad de su marido.
Es evidente que en muchas cosas disiento de la mayoría de los mortales. Para mí, quien es injusto y, al mismo tiempo, de talante habilidoso en el hablar merece el mayor castigo, pues, ufanándose de adornar la injusticia con una lengua, se atreve a cometer cualquier acción, pero no es excesivamente sabio. (Claro ataque de Eurípides contra la Sofística que hace de la oratoria el centro de la educación del hombre).
MEDEA (p. 61). Tweet
El dramaturgo griego murió, según cuenta la leyenda, alimentada por la escenografía de una vida que todos pretendían edulcorar en la Grecia Helenística, devorado por una jauría de perros durante una cacería. Sócrates, Sófocles, y otros muchos filósofos de la época, lloraron su pérdida, aunque Eurípides dibujó, con sus obras, una nueva forma de acercarnos al teatro griego desde la perspectiva del amor, la cólera, los celos y la venganza.
Deshonrados estamos los que antes éramos amado (p.67)
Ítem | Calificación |
---|---|
1. DESCRIPCIÓN | 7/10 |
2. MADUREZ NARRATIVA | 7/10 |
3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 7/10 |
4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 8/10 |
5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 8/10 |
6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 7/10 |
7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 9/10 |
8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 7/10 |
9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 8/10 |
10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 7/10 |
Total | 75/100 |