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Romanticismo
Observamos con arrobamiento uno de los periodos más importantes de la historia de la humanidad, sin percatarnos de que habitamos, en la actualidad, en una segunda era, perniciosa y que vilipendia a sus progenitores, pero que bebe de su esencia: el romanticismo.
Rüdiger Safranski explora en este libro las luchas viscerales del romanticismo por salir a flote en contra del pensamiento clasicista e Ilustrado del siglo XVIII.
Todo comienza, según Safranski, con el viaje que realiza Herder por toda Europa, ensimismado en sus pensamientos que para los ilustrados no eran más que fruslerías. Sin embargo, tomando como acicate el Strum und Drang o (Tormenta e Ímpetu) propio de los poetas reaccionarios al clasicismo y con un pie en el romanticismo, se adentra en un laberinto de reflexiones que persiguen lo siguiente:
“El espíritu del Strum und Drang quiere ser comadrona de lo genial que, se supone, dormita en la persona como una disposición superior y está a la expectativa de elevarse al mundo”. P.23.
No encandilaba Herder a todo el mundo con estas cuestiones, pues la literatura, muy arraigada aún a la religión y a la fe (como se verá más adelante aún lo está en el romanticismo, pero desde una perspectiva mucho más lega), imposibilitaba el paso hacia la admonición de los grandes literatos que se negaban a abandonar su estatus.
Nace el concepto de lo bello, anclado a la naturaleza, y que prescinde lo práctico para anclarse al mundo. Veremos más adelante cómo afecta estas teorías al pensamiento de Nietzsche y cómo desfiguran su raciocinio.
Lo bello por lo tanto, unido a lo inasible, cae en la resaca del devenir y del perecer y como diría Schiller: también lo bello ha de morir.
Novalis, Schiller, el juego y los fragmentos
Aparece una de las grandes figuras del romanticismo: Novalis. Goethe decía sobre él que era muy sencillo, atildado, cómodo y duradero, que se preocupaba más de acabar por completo algo insignificante que iniciar un mundo y empezar algo donde pueda preverse que no lo llevará a término a la perfección. Sin lugar a dudas, entre los fundamentales de este movimiento, rescatamos a Novalis y a su Henrich von Ofterdingen e Himnos a la noche, dedicados a la mujer (mejor dicho niña) a la que amó y que murió con catorce años debido a una tuberculosis que permitió después a Novalis acompañar a su amada.
Entramos, a continuación, en el terrero Schiller, que expresa el vínculo necesario del hombre con el juego. En sus Cartas sobre la Educación Estética, Schiller ahonda por primera vez en lo bello como teoría de devenir antropológico, donde la cultura del hombre está vinculada por necesidad a lo bello y la única cura ante la falta de este estímulo es la interacción con el juego.
“Expresado con toda brevedad, el hombre juega cuando es hombre en el pleno sentido de la palabra, y solo es enteramente hombre cuando juega”.
Romanticismo p.42. Tweet
En este sentido, el juego se refiere a la interacción del hombre con ese estímulo externo que proviene de la literatura y del arte, pero insinúa que en el mundo lúdico está en juego la civilización entera, pues esta es también un juego. Safranski alude a este concepto añadiendo que Schiller es uno de los primeros que ha resaltado que el camino de la naturaleza a la cultura va a través del juego, es decir, a través de rituales, de tabúes, de símbolos. La seriedad de las pasiones –tales como la sexualidad, la agresión, la competencia, la enemistad —la angustia, ante la muerte, la enfermedad y la decadencia, pierden algo de su poder coactivo y aniquilador de la libertad.
“Por ejemplo: la sexualidad sublima como juego erótico, y así deja de ser meramente animal para volverse verdaderamente humana. Pertenecen también a este capítulo las disimulaciones, los ardides, los adornos, y las ironías en el juego, en medio de los cuales se nos ofrecen duplicaciones admirables como: se disfruta el disfrute, se siente el sentimiento, se ama el enamoramiento; en todo ello somos a la vez actores y espectadores. Semejante juego permite el incremento refinado, mientras que el apetito se apaga con la satisfacción y así aspira de forma contraproducente al punto muerto: post coitum omne animal triste. La sexualidad es apetito y reproducción, mientras que el erotismo abre todo un mundo de significaciones.”
Romanticismo p. 43 Tweet
Pero esta teoría queda coja sin la comprensión del ser humano como un ser holístico compuesto de fragmentos. En la misma medida en que la sociedad en conjunto se hace más rica y compleja, conduce al empobrecimiento del individuo en lo relativo al desarrollo de sus disposiciones y fuerzas. En cuanto el todo se muestra como una totalidad rica, el individuo deja de ser lo que de acuerdo con un presupuesto idealizante debía ser en la antigüedad: una persona como totalidad en pequeño: “En lugar de hoy solo hallamos en los hombres fragmentos y como consecuencia, y según palabras de Schiller, hay que ir buscando entre individuo e individuo para encontrar reunida la totalidad de la especie.
¿Qué es el Romanticismo?
En otras palabras, la sociedad, cada vez más compleja, deshumaniza al ser humano, convirtiéndolo en engranaje de una gran maquinaria que roza lo biónico y que se aleja a pasos agigantados del instinto animal primario del hombre. Con esto, Chiller encuentra al hombre reducido a fragmento, teniendo eternamente en sus oídos tan solo el ruido monótono de la rueda que se mueve, no pudiendo alcanzar la armonía de su esencia.
En este sentido, el romanticismo es fundamental para traer de nuevo a la vida la importancia mayúscula de la individualidad. Para más inri, Novalis define el concepto de la siguiente manera:
“En cuanto doy alto sentido a lo ordinario, a lo conocido dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo finito, con todo ello romantizo”.
Novalis en Romanticismo P. 54. Tweet
Con sabiduría y amenidad, Rüdiger Safranski traza en esta obra la biografía del Romanticismo ―ese excepcional movimiento que eclosionó en el paso del siglo xviii al xix― a través del retrato y del análisis de autores como Herder, Fichte, Schelling, Hoffmann o Schiller. A continuación explora la continuidad y pervivencia hasta la actualidad de «lo romántico». Safranski nos descubre que si el movimiento romántico nos sigue fascinando en la actualidad es porque sus autores ya intuyeron las tensiones a las que hoy debemos enfrentarnos: el imperio de la técnica y la nostalgia del retorno a la naturaleza, la desdivinización del mundo y la ironía como consuelo ante el dolor de la existencia
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
El mito y el yo
De forma paralela, se atribuye el romanticismo a Goethe, cuando lejos de ser reaccionario al mismo, tampoco es considerado acólito del movimiento ni fundador de ninguna corriente. Sin embargo, en sus novelas proto-romanticistas, se encuentran atisbos de estos pensamientos románticos, que devienen en la aceptación del individuo como un prisma insondable:
“Yo me vuelvo sobre mí mismo y encuentro un mundo”.
Goethe en Werther, en Romanticismo Tweet
Romantizando al individuo surge esta nueva corriente que no solo ensalza la figura del hombre, del amor y del sentimiento infinito, sino que resucita a los clásicos dioses para alimentarse de su leyenda mítica. En concreto, las figuras despóticas ahora adquieren un semblante arquetípico en el que ese comportamiento evoluciona hasta vehicularse al romántico sentimiento de vergüenza y arrepentimiento, observando ese desarrollo en figuras como Odín (Wotan/Zeus), o Tannhaüser, en obras como Friedrich o, por supuesto, Wagner.
El beso entre el caballero Tannhaüser y Venus a la puerta del monte queda retratado de esta manera: “Corrió a escapar con incomprensible prisa, para buscar la montaña mágica y a Tannhaüser, y desde entonces no lo volvieron a ver. La gente decía que quien recibe un beso de la montaña es presa de la atracción irresistible, que con poder mágico lo arrastra a los abismos subterráneos”. P.94.
Tan solo un breve apunte en relación al ámbito de las artes: durante el romanticismo y posteriores etapas pictóricas, el arte adquiere una dimensión pragmática que se aleja de su principal objetivo. El arte, como afirma Sternbald en Safranski, no puede ser útil, ya que lo verdaderamente elevado no puede contener matices pragmáticos. Lo útil está alejado de la naturaleza divina de lo excelso y exigirla significa envilecer lo sublime y rebajarlo al nivel de las necesidades ordinarias de la humanidad.
En concomitancia con el arte, el romanticismo concita al ser humano a recapacitar sobre la importante misión de lo bello. Siempre vehículo de lo excelso, que convive con la religión, con la fe, y con el mito universal en el romanticismo, que según sice Görres, recuerda el paulatino y doloroso despertar de la humanidad “sonámbula” a partir de la cautividad de la naturaleza, de una cautividad perdida en el sueño. Ciertamente el espíritu ha roto todos los círculos de poder de la naturaleza; ha salido de la cueva en la que estaba abrigado. Al hombre le latía ya el corazón en el pecho, pero más que el corazón, es el universo el que late.
Regreso a las fórmulas medievales
Bien, estas reflexiones sobre el mito no hacen más que elevarlo hacia la condición de episodio resucitador de la vida, allí donde la humanidad aún no había sido despojada de su condición animal. Durante el romanticismo, sobre todo el alemán, los autores participan de una tendencia que bebe de la reescritura de clásicos mitológicos norrenos y escandinavos, que viran peligrosamente hacia el nacionalismo que luego marcará la superficie de Europa con una profunda cicatriz.
Aparece en el horizonte literario la primera obra de Novalis, que pretende ocupar cinco volúmenes y que apenas llega a finalizar el primero debido a la enfermedad que se lo impide. En el Enrique de Ofterdingen el protagonista es un joven minnesinger que ha soñado con la consecución absoluta de la belleza, transfigurada en una flor azul que se le aparece en sueños y que nunca logra alcanzar. Este símbolo inasible fue fundamental para el movimiento romántico que bebe de él para perseguir un ideal de belleza inexistente. La máquina romántica, por lo tanto, comienza a ponerse en marcha.
Sin entrar demasiado en el apartado de la razón y del idealismo, la filosofía manifiesta la necesidad de pertenecer a este movimiento a través de oligarcas del conocimiento como Friedrich Nietzsche, que consigue hollar la superficie del pensamiento humano a través de las reflexiones que luego han de costarle su vida.
Ni que decir tiene que el fin del romanticismo viene acompañado de varios episodios trágicos de gran relevancia. El más conocido es el caso Wagner, protagonizado por el compositor alemán y Nietzsche. Amigos en primera instancia, la parte dionisiaca de Wagner parece no concordar con la visión que él tiene de lo profano, lo que convierte aquello realmente bello, como lo son las representaciones de Bayreuth sobre El anillo del Nibelungo, en obras apolíneas para Nietzsche, que denigran al individuo.
“Con la magia de lo dionisiaco se restablece la alianza entre hombre y hombre. Ahora cada uno no solo se siente unido, reconciliado, fundido con su prójimo, sino que se siente simplemente uno, como si se hubiera rasgado el velo de Maya, y no hiciera otra cosa que aletear en harapos ante el misterioso un imaginario”.
Nietzsche en Romanticismo Tweet
Lo apolíneo y lo dionisiaco
Para explicar un poco mejor estos conceptos presentados por Nietzsche sobre lo dionisiaco y lo apolíneo, remitimos a las palabras se Safranski:
Lo apolínea son los destinos y caracteres de las figuras particulares, su hablar, su actuar, sus conflictos y oposiciones. En cambio, el fondo que suena es lo dionisiaco, donde ciertamente hay también diferencias. La ebriedad de la música dionisiaca disuelve las máscaras del carácter a favor de un simpatético sentimiento del todo y de la unidad. La música de Wagner es para Nietzsche un acontecimiento mítico porque expresa la unidad de lo vivo. Nietzsche experimenta el drama musical de Wagner como retorno de lo dionisiaco, como un medio que abre el acceso a los estratos elementales de la vida; y de su filosofía de la música.
“Si el logos rompe el silencio de las cosas que carecen de lenguaje y luego fracasa al intentar expresar su ser inagotable en el concepto, y si, por otra parte, es el mito el que quiere decir lo que la palabra no puede captar, en consecuencia hemos de afirmar que la música pertenece al ámbito de lo mítico. Esta se ha afirmado como una fuerza mítica y está presente en todas partes. Es un tapiz de sonidos, una atmósfera, un medio”.
Romanticismo P. 259. Tweet
Lo ocurrido en Bayreuth; a todas luces un espectáculo sin precedentes que reúne a miles de personas para exhibir a Wagner en un pedestal, se aleja de la conciencia de lo bello que Nietzsche había creído encontrar en sus obras, ya convertidas en fast food y en lo superficial y dionisiaco por definición. Por nuestra parte, creemos que Nietzsche se equivocaba y que la belleza de las obras de Wagner, quizás manipuladas por el personaje que las acompañaba, contienen una belleza sublime que transgrede el espacio y el tiempo.
“Nietzsche llama sabiduría dionisiaca a la fuerza capaz de soportar la realidad dionisiaca así entendida. A este respecto hay mucho que soportar: un placer nunca conocido y una aversión. La disolución dionisiaca de la conciencia individual es un placer, pues con ello desaparecen las barreras y los límites de la existencia. Pero cuando este estado ha pasado, cuando la conciencia cotidiana de nuevo se hace dueña del pensamiento y de la vivencia, entonces el hastío se apodera del dionisiaco que ha vuelto hacia sí. Este hastío puede incrementarse hasta el horror: En la conciencia de la verdad intuida una vez, ahora el hombre ve por doquier lo horroroso y absurdo del ser. ¿Qué sucede aquí? ¿Dónde se muestra lo horroroso? ¿Es esto la verdad intuida de lo dionisiaco, o bien es la realidad cotidiana la que adopta una apariencia espantosa en cuanto se han experimentado las delicias de la superación dionisiaca en las fronteras? Nietzsche se refiere a un doble horror. Por una parte, lo dionisiaco, visto desde la conciencia cotidiana, es terrible, y, a la inversa, la realidad cotidiana, vista desde lo dionisiaco, es horrible. La vida consciente se mueve entre ambas posibilidades. Pero se trata de un movimiento que equivale más bien a un desgarro. El hombre está arrastrado por lo dionisiaco, con lo que la vida ha de mantener contacto para no quedar desolada y a la vez está abocado a los dispositivos protectores de la civilización para que no caiga bajo el poder disolvente de lo dionisiaco.
Romanticismo (p. 265). Tweet
Obra capital de Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra recrea los trabajos y las palabras del profeta persa Zaratustra en el momento en que desciende de las montañas para revelar ante el mundo que Dios ha muerto y que el Superhombre ha de ser su sucesor. Con un discurso de gran intensidad que combina la ética, la narración y la poesía, Nietzsche sostiene que el sentido de la existencia no se encuentra en las viejas ideas religiosas ni en la sumisión a los amos, sino en una fuerza vital todopoderosa que puede identificarse con una nueva forma de ser libre.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Conclusiones
Con la idea de concluir y de exponer las cosas de manera clara, lo apolíneo simboliza la razón, el orden, la medida, la forma y la claridad. Está relacionado con el mundo onírico, la escultura, la belleza serena. Es la dimensión más racional del ser humano que busca armonía. Sin embargo, lo dionisiaco representa lo irracional, instintivo, el caos, la embriaguez, la sensación extática de la fusión entre hombre y naturaleza. Está ligado a la música, la danza y la pérdida del yo individual en favor de la experiencia colectiva y vital.
Lo apolíneo y lo dionisiaco representan dos fuerzas opuestas pero complementarias en el arte y la existencia humana, inspiradas, como es lógico en Apolo y en Dionisio. Nietzsche perdió la cordura por ahondar en el pensamiento humano, lo que es paradójico y anecdótico. Pero que refleja a la perfección el sacrificio del hombre en pos de la búsqueda de aquella sublimidad extrema o como Novalis lo representó en su Enrique: la flor azul.
Ítem | Calificación |
---|---|
1. DESCRIPCIÓN | 8/10 |
2. MADUREZ NARRATIVA | 9/10 |
3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 10/10 |
4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 8/10 |
5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 7/10 |
6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 6/10 |
7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 7/10 |
8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 9/10 |
9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 8/10 |
10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 8/10 |
Total | 80/100 |