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El diablo en el cuerpo
Raymond Radiguet apenas vivió veinte años y se consagró como uno de los grandes escritores de los años veinte. Coevo de Jean Cocteau, casi su protegido, brilló durante varios años haciéndose con premios literarios que desbancaban a Soupault como escritor de una nueva época. Cuando todo su círculo se dirigía hacia vertientes surrealistas y dadá, él aceptó su destino de narrador actancial, término que alude a la importancia de elementos en la obra. Los actantes son funciones o papeles que desempeñan los personajes (e incluso entidades abstractas dentro de la obra. El modelo actancial analiza los elementos fundamentales que intervienen en cualquier relato, mucho más allá de los personajes concretos (sujeto, objeto, destinador, destinatario, ayudante, oponente).
El diablo en el cuerpo está repleto de estas fecundas figuras que glorifican el magnífico final de la obra. Pero, antes de todo eso, ¿de qué trata El diablo en el cuerpo?
El joven en que se reconoce Radiguet comienza a perseguir una ensoñación que era Marthe, una muchacha mayor que él que le resulta apetecible por su elevada figura inalcanzable. Se enamora perdidamente de ella en un sueño febril adolescente que desata la furia de los familiares, del marido de Marthe y de él mismo, que pierde la cordura al toparse con el diablo manejando los hilos de un cuerpo que ya no controla debido al erotismo que lo posee. El final es anticipado en muchas ocasiones y Radiguet así nos lo hace saber durante las últimas líneas donde ya se explora ese sentimiento de anhelar algo que te es prohibido.
El espacio diegético
El espacio en que se desarrolla la trama se plantea de una manera muy estratégica. El comienzo de la novela: el comienzo de la Primera Guerra Mundial. El final de la misma: el de la novela. Una táctica que no pasa desapercibida durante la narración cuando la guerra es personaje fundamental de la misma, proyectando su influjo sobre las decisiones de los protagonistas. En concreto Jacques, un personaje que solo interviene en la última parte de la novela es un ejemplo de ese elemento actancial que, en tan solo dos líneas demuestra la influencia y la importancia de sus apariciones y en el comportamiento de los protagonistas.
Jacques es la guerra, Marthe el conflicto y el propio Radiguet, aunque intentó asegurar que se trataba de una novela y no de una crónica personal, el caos que representa el regreso a la adolescencia.
¿Fort Da o Apego evitativo?
En el narrador de El diablo en el cuerpo predomina un sentido de inseguridad ante los demás, y ante sí mismo, lo que conlleva una necesidad de autoafirmación. En muchas ocasiones, Radiguet consigue confundir al lector, y extrapolar un pensamiento confuso hacia esferas ineluctables. Cuando ama a Marthe, la aborrece, cuando la anhela, la adora, cuando la echa de menos, no para de pensar en ella. Freud luego explicaría este comportamiento con su teoría del FortDa sobre los estímulos de los niños y cómo reaccionan estos cuando se les quita un juguete que, a priori no deseaban y tras la sustracción desean de forma irremediable. Por otro lado, tenemos ese apego evitativo propio de los adolescentes. Cuando más amor prodigue uno al otro, más inseguridad y falta de compromiso demostrará la persona implicada, alejándose de su amada. Radiguet se aleja constantemente de Marthe. Solo cuando más perdido está, amparado en su soledad, recuerda la importancia de Marthe en su vida.
Schiller aseguraba durante el movimiento romántico del Siglo XVIII que toda acción del hombre estaba auspiciada por su necesidad de jugar. Que el sexo y la reproducción eran apolíneos, pero que el erotismo era dionisíaco, como decía después Nietzsche, y que el juego, en su máxima expresión, supeditaba al ser humano a lo fragmentario, desprendiéndose el aparato animal del humano y denostando la virtud a través de la sexualización. Este es el caso de Svea, amiga de Marthe y con quien Radiguet mantiene relaciones. Asegura que el néctar que de ella desea beber se le agota tras su primera toma, y que no desea volver a tomar puesto que ya ha tomado, lo que refleja ese instinto animal reproductivo, pero también ese juego de lo erótico, que navega a orillas de lo dionisiaco. Es de una delicadeza magistral que el acto tenga lugar en la misma habitación de Marthe.
“Cuando los vínculos no son aún muy sólidos basta con faltar a una cita para olvidar a alguien. A fuerza de pensar en Marthe, cada vez pensaba menos en ella. Mi mente actuaba del mismo modo que los ojos ante el papel de las paredes de nuestra habitación. A fuerza de mirarlo terminaba por no verlo”
El diablo en el cuerpo (p.84). Tweet
Durante la Primera Guerra Mundial, un joven de dieciséis años -enfant terrible- conoce a Marthe, dos años mayor que él y cuyo novio, Jacques, está en el frente. Entre ambos brota el amor apasionado, loco, pese a todo y contra todos; pero también la ansiedad, los celos y la crueldad. Los jóvenes amantes cometen mil imprudencias, hasta que Marthe se da cuenta de que está embarazada. El final de la guerra lo cambiará todo. Obra maestra que aborda desde las entrañas los misterios del alma humana ante los límites del amor y clásico de la literatura francesa del siglo XX, El diablo en el cuerpo es la novela maldita de Raymond Radiguet, un brillante escritor que murió en 1923 con apenas veinte años.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Aspectos estéticos y poéticos
Radiguet explora esta sensación que determina el anhelar lo que uno no posee y despreciar aquello que sí con reflexiones como la anterior. Marthe es un idilio inalcanzable, hasta que el imán de sus labios lo empuja a besarla. Desde ese momento “juega” con ella, como diría Schiller.
“Un día me acerqué demasiado, aunque sin llegar a rozar mi rostro con el suyo, me sentí como la aguja que rebasa un milímetro la zona prohibida y pertenece así al imán. ¿De quién es la culpa, del imán o de la aguja? Así fue cómo, de repente, sentí mis labios sobre los suyos. Ella seguía con los ojos cerrados, pero como alguien que visiblemente ya no duerme. La besé estupefacto ante mi audacia, cuando en realidad era ella la que al acercar yo mi rostro lo había atraído así hacia su boca”.
El diablo en el cuerpo (p.90) Tweet
Esta relación, que hoy entenderíamos como tóxica, tiene su origen en esa contestataria forma de ser del adolescente, siempre subversivo y rebelde, desafiando a los adultos y alcanzando por la fuerza todo aquello que le es vetado. Marthe sucumbe a Radiguet, que se escapa por las noches en un sainete cómico en que intervine su madre, su padre, sus hermanas e incluso la guerra, que juega un papel fundamental para comprender el espacio diegético de la novela.
“Pensar en la muerte con tranquilidad solo tiene valor si lo hacemos en solitario. La muerte en compañía ya no es muerte, ni tan siquiera para los incrédulos Lo que realmente apena no es dejar la vida, sino abandonar lo que le da sentido”.
El diablo en el cuerpo P. 104) Tweet
La muerte en la obra de Radiguet está presente. La conciencia existencialista, en una mezcolanza febril con la romántica, prorrumpe en la psique del narrador para elevar el concepto de amor al de sacrificio vital, poniendo siempre por delante esta significación werthiana que eleva al enamoramiento a esferas anheladas por Radiguet.
“Me molestaba que Marthe no me hablase de suicidio. La acusé de frialdad. Y su carta me pareció indigna de una explicación. Pues yo, en una situación parecida, hubiera creído conveniente amenazar a Marthe con el suicidio, aunque sin pensar en él. Huella indeleble de la edad y el colegio: ciertas mentiras me parecían impuestas por el código pasional”.
El diablo en el cuerpo P. 135 Tweet
El juego y la muerte
El juego termina, haciendo alusión a la obra de Cocteau, de forma terrible. Marthe está embarazada y no se sabe si el padre es el narrador o su marido, que disfruta de varios permisos a lo largo del año. Las cuentas no salen a Radiguet, que barrunta múltiples escenarios en busca de la verdad. A ese niño lo ama como si fuera suyo, y termina por creerse que así es. Pero desprecia a Marthe por crear dudas en él. Una de las últimas ocasiones en las que ambos amantes pasean por París, buscando solución a su instinto dionisiaco, termina de forma abrupta, mostrando la inmadurez de los jóvenes que, sin encontrar posada en la que pasar la noche, deciden volver al hogar de sus respectivos padres, al abrigo de la seguridad que les ofrece su cobijo.
Sus padres aíslan a Marthe pocos meses antes de que el niño, con el nombre del propio narrador, venga al mundo. El niño comparte nombre con Radiguet. Importante dato. Pero este, que se encuentra descansando en su casa, escucha que ha arribado el niño, mucho antes de lo que habían pensado.
Esto provoca en Radiguet un mal mayor, pues dos meses antes de lo previsto, el niño llega para solucionar las dudas sobre el parentesco del bebé, atribuyéndoselo Radiguet al marido de Marthe, con quien había yacido dos meses antes. Hete aquí una muestra de ese Fort Da del que venimos hablando a lo largo del análisis:
“[…] ilusionado durante meses por la certeza de mi paternidad, quería a ese niño, a aquel niño que no era mío. ¡Por qué tenía que sentirme padre precisamente en el momento en que me enteraba de que no lo era!”
El diablo en el cuerpo (p.177) Tweet
Los libros de cine no abundaban en 1946. Tal vez por ello las agudas anotaciones de Cocteau decidieron la vocación de varios futuros cineastas. Un tal Jacques Rivette toma tras la lectura de este libro la decisión de montar al tren que lleva de Rouen a París para hacer películas; un tal Jean-Luc Godard se lo regala años después a Anne Wiazemsky, diciéndole que es el mejor libro sobre cine que conoce. Pero, en contraste con el aspecto feérico de la historia, los detalles que Cocteau consigna son a menudo los más grisáceos.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
El final
La obra concluye con la muerte de Marthe, tras resolver que el niño, efectivamente, pertenece a Radiguet, ya que ha llegado al mundo prematuramente y ha de permanecer en incubadora durante varias semanas ya que su vida corre peligro.
Radiguet comprueba con crueldad en la historia que Jacques, el marido de Marthe, piensa que el hijo es suyo, a través de la siguiente frase final, que catapulta la novela hacia el esperpento y la tragedia shakespeariana.
“Mi mujer ha muerto llamándole [refiriéndose al bebé, que comparte nombre con el narrador]. ¡Pobre niño! ¿Acaso no es el mi única razón de vivir?. Al ver aquel viudo tan digno y que dominaba tan bien su desesperación, comprendí que a la larga, las aguas del río vuelven a su cauce. ¿Acaso no acababa de saber que Marthe había muerto pronunciando mi nombre y que mi hijo disfrutaría de una existencia razonable?”.
El diablo en el cuerpo P. 182 Tweet
Conclusiones
Por desgracia, la máxima que Radiguet aplica al final de la obra salva la vida del niño pero no la de Martha. A lo largo de la obra, son muchas las ocasiones en las que la premisa general es: “prefiero ser desdichada a tu lado que feliz al suyo” refiriéndose Marthe a su marido en segunda instancia. El narrador es consciente de este sacrificio y en perjuicio de Marthe, no le importa saber de su dolor aun teniendo en cuenta que, de vivir subyugada al amor de Jacques, su marido, hubiera sido más feliz. Por lo tanto, tiene sentido que la evolución del narrador se dirija hacia estos derroteros donde, con seguridad, renuncia a su propio hijo para ofrecerle una vida mejor de la que él hubiera podido darle nunca, aprendiendo de sus errores y evolucionando hacia un personaje completamente maduro.
El diablo en el cuerpo es una novela frugal. Muy escueta y directa, que navega sin circunloquios por la corriente analítica de las novelas del sigo XX y que presenta el amor juvenil de manera en que muy pocos (a no ser de Cocteau con sus Enfants terribles) habían planteado, lo que le costó críticas negativas tras el notorio estrellato tras su publicación.
Ítem | Calificación |
---|---|
1. DESCRIPCIÓN | 7/10 |
2. MADUREZ NARRATIVA | 9/10 |
3. RIQUEZA LINGÜÍSTICA | 8/10 |
4. DESARROLLO DE PERSONAJES / PLANTEAMIENTO DE LAS TESIS Y/O PROTAGONISTAS | 7/10 |
5. HISTORIA / TRAMA / CONDUCCIÓN DEL ENSAYO | 7/10 |
6. DESENLACE / FINAL DEL ENSAYO | 9/10 |
7. DIÁLOGOS / RELACIÓN ENTRE PERSONAJES / CALADO DE LOS PERSONAJES | 6/10 |
8. PROFUNDIDAD Y SIMBOLOGÍA | 8/10 |
9. UNIVERSALIDAD / IMPACTO EN UNA SOCIEDAD | 6/10 |
10. RELEVANCIA HISTÓRICA EN SU CONTEXTO | 7/10 |
Total | 74/100 |