LU YOU

Lu You (1125 – 1210)
Lu You fue uno de los últimos grandes poetas de la dinastía Song del Sur y una figura profundamente representativa del espíritu cultural chino durante un tiempo de fractura política y nostalgia histórica. Nacido en la provincia de Zhejiang, en una época en la que el norte de China había sido ocupado por los invasores jurchen (creadores de la dinastía Jin), Lu You vivió toda su vida bajo la herida abierta de la pérdida de la antigua capital y la humillación nacional, un dolor que marcó tanto su poesía como su trayectoria vital.
Dotado de una aguda sensibilidad literaria desde joven, Lu You se educó bajo la influencia de su madre, una mujer culta y nacionalista que lo animó a estudiar con dedicación y a participar en la vida política. Tras superar los exámenes imperiales, ingresó al servicio civil, pero su idealismo y su insistencia en recuperar los territorios del norte lo pusieron en conflicto con la política oficial, más inclinada al compromiso diplomático que al conflicto militar. Fue destituido varias veces y destinado a cargos menores, lo que avivó en él un resentimiento que canalizó en miles de poemas, a menudo vibrantes y apasionados.
Su vida no solo giró en torno a la patria perdida. También estuvo marcada por un episodio amoroso profundamente triste: su separación forzada de su primera esposa, Tang Wan, por presión familiar. Años después, ambos se reencontrarían brevemente, y ese encuentro inspiró uno de los poemas más dolorosos y famosos de la literatura china. Lu You escribió hasta el final de su vida, acumulando más de 10.000 poemas, muchos de ellos cargados de un lirismo fuerte, de imágenes vívidas de la naturaleza, del amor y de la guerra.
Murió en 1210, dejando escrito en su lecho de muerte: “Cuando se recupere el norte, pongan sobre mi tumba una copa de vino”. Esta frase resume su fidelidad a una causa perdida, su fervor inextinguible y su capacidad para convertir la frustración histórica en belleza verbal. Su obra es tanto un archivo emocional de su tiempo como una exploración íntima del alma humana.
GRANDES CLÁSICOS CHINOS
En el vasto tapiz de la poesía china, pocas figuras brillan tanto como Bai Juyi, una luminaria de la dinastía Tang. Sus versos, elaborados con exquisita sencillez pero profunda perspicacia, han perdurado siglos, resonando entre los lectores de todas las culturas y generaciones. «Poemas de Bai Juyi» ofrece una visión cautivadora de la esencia de su arte, capturando la esencia de la vida, el amor, la naturaleza y la condición humana. La poesía de Bai Juyi encarna una rara mezcla de elegancia y accesibilidad, invitando a los lectores a un mundo donde las emociones fluyen libremente y las verdades se revelan con claridad.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Li Bai (701-762), uno de los poetas más famosos y apreciados de la prolífica dinastía Tang (618-907), es también, actualmente, el poeta chino más conocido y traducido tanto en el mundo hispánico como en una gran parte del resto de Occidente. Sus memorables poemas han cautivado a muchos de nuestros poetas, desde Rubén Darío a Gary Snyder, pasando por Ezra Pound y Octavio Paz, así como a varias generaciones de lectores de casi todos los rincones del mundo. Autor de textos musicales e imaginativos, en los que el mundo humano y la naturaleza son indisociables, defendió una poesía que cantara las emociones humanas, la fugacidad de la vida y la belleza del mundo.
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«Poemas de Du Fu» presenta una colección notable del genio poético de uno de los poetas más celebrados y reverenciados de China, Du Fu. Con un legado literario que abarca más de un milenio, los versos de Du Fu han cautivado los corazones y las mentes de los lectores tanto en China como en todo el mundo.
Esta selección cuidadosamente curada muestra la maestría de Du Fu en la forma poética clásica china, sus profundos conocimientos sobre la condición humana y sus agudas observaciones del mundo natural.
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«Trescientos poemas de la dinastía Tang» es, según el consenso de los críticos y los estudiosos chinos, la más difundida, popularizada, comentada, citada y recitada de todas las recopilaciones de poesía china. Desde su aparición ha servido durante dos siglos y medio como fuente de textos de enseñanza para alumnos escolares y estudiantes universitarios. Ha sido objeto de innumerables estudios e investigaciones, constituyendo todo un fenómeno literario permanente en China. Esta edición bilingüe pone al alcance del lector español las obras de poetas como Li Bai, Du Fu, Wang Wei o Bai Juyi, cuyos nombres resuenan en todos los rincones del mundo.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Esta colección revela el tapiz de la brillantez poética de Tao, cada verso es una pincelada que pinta escenas de paisajes idílicos, ríos serpenteantes y bosques de bambú. Sus versos reflejan no solo un escape de las complejidades de la sociedad, sino también una profunda reflexión sobre la condición humana. Los temas de Tao resuenan con universalidad, sus palabras se hacen eco del deseo perenne de tranquilidad y la danza eterna entre la humanidad y el mundo natural.
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También la china del norte estaba dominada en su tie mpo por invasores bárbaros mientras en el sur resistían una serie de d ébiles dinastías chinas. Yuanming, siguió de cerca los acontecimientos políticos de su época y vivió profundamente preocupado por el destino de su país. Por necesidad aceptó cargos oficiales hasta que decidió r etirarse a la vida del campo.Como poeta, usó formas sencillas, cercana s al habla cotidiana, y escribió sobre la vida diaria. Esto hizo que s u obra fuera poco considerada por algunos, aunque acabó por ser univer salmente reconocida y apreciada, y se le considera uno de los más fino s poetas anteriores a la época Tang.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Polémicas del siglo tercero seleccionadas y presentadas por Jean Levi Traducidas del chino antiguo y anotadas por Albert Galvany Como senda a un mundo desconocido y a la vez como puerta al conocimiento de uno mismo, este libro nos acerca a algunos de los más interesantes debates sociales que sacudieron los ambientes letrados de una China en gran efervescencia intelectual, y lo hace por medio de la traducción completa de tres polémicas: «De la inutilidad de los príncipes», «Sobre el carácter innato del gusto por el estudio» y «Sobre los efectos nocivos de la sociedad para la salud».
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Esta espléndida versión de la obra nos transmite en toda su pureza el espíritu del Tao, un sistema de pensamiento, o más bien, una forma de concebir el mundo y de estar en él, que preconiza un regreso a la elementalidad, a la sencillez, al vacío, al equilibrio de lo complementario, al desapego, a la entrega al Tao, o absoluto, mediante el abandono de todo concepto, juicio y deseo; a la quietud o no-acción como «señora de la acción», lo que, lejos de la pasividad, apunta a la conversión del individuo en canalizador de la energía universal
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Todo aquel que quiera comprender el decidido resurgimiento de China como potencia mundial señera en los últimos años no puede soslayar la contribución que para ello ha supuesto el hecho de que el inmenso país asiático haya vuelto a abrazar el confucianismo una vez dejado atrás el relativamente breve período maoísta. Encaminadas ante todo a pacificar el reino en una época especialmente turbulenta, las ideas de Confucio (551-479 a.C.)
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Curiosidades de Lu You
Uno de los momentos más conmovedores de la vida de Lu You fue el reencuentro, décadas después, con su primera esposa, Tang Wan. La pareja había sido separada por las familias cuando él era aún joven, a pesar de su amor mutuo. En el jardín Shen, en Shaoxing, la vio por casualidad: ella estaba casada con otro hombre. Se saludaron en silencio, ambos vestidos de luto interno. Con el corazón desgarrado, Lu You escribió el poema “Phoenix Hairpin” (钗头凤) en una pared del jardín. En él expresó su pena, su amor inmortal y la amargura del destino:
«Spring fades, red apricot blooms fall / Their meaning we cannot retell / Memories, heavy as frost on the brow…”
Este poema se volvió legendario y ha sido leído durante siglos como uno de los testimonios más puros de un amor imposible.
La madre de Lu You fue una figura crucial en su formación. Ella, que lamentaba la pérdida del norte de China y consideraba vergonzosa la paz firmada con los invasores jurchen, educó a su hijo con severidad confuciana y fervor nacionalista. Le exigía que memorizara textos clásicos desde la infancia y lo reprendía si mostraba debilidad o duda. Se cuenta que una vez le dijo: “Tú no naciste para temer, sino para escribir con sangre lo que otros callan”. El temple de Lu You, su intransigencia moral y su tono vehemente deben mucho a esa crianza.
Aunque más conocido por su poesía, Lu You fue también un militar frustrado. Sirvió en puestos administrativos en zonas fronterizas y, a veces, participó en campañas menores, pero su deseo era encabezar una reconquista del norte. A falta de batallas reales, sus poemas se convirtieron en campos de combate lírico. En ellos clama por la acción, ridiculiza a los diplomáticos cobardes y sueña con la restauración nacional. En uno de sus versos más encendidos escribió:
«With my white hair, I sharpen my sword / May I die and be born ten thousand times / To slay the foe who shames my land.»
El espíritu marcial que no pudo ejercer en los campos lo expresó con tinta ardiente.
En sus años de retiro forzado, Lu You vivió en el campo, entregado al cultivo de arroz, la lectura y la escritura. Esta etapa, aunque amarga políticamente, le permitió desarrollar un tono más tranquilo y meditativo en su poesía. Se deleitaba en las estaciones, en los colores del campo, en el sabor del vino casero. En estos poemas hay un equilibrio entre melancolía y aceptación, como si la naturaleza le ofreciera una redención que la política le negaba. Uno de sus placeres favoritos era probar sus fermentaciones de vino amarillo y describir, con alegre minuciosidad, sus efectos en la escritura.
En sus últimos años, Lu You enfermó, pero su deseo de ver restaurada la antigua capital Kaifeng permaneció intacto. En su lecho de muerte, según la tradición, pidió que escribieran su epitafio con un ruego:
«Si un día nuestra tierra se libera, traed vino a mi tumba, y brindad conmigo.»
Esta frase, sencilla y poderosa, es tanto una promesa como una herida abierta. No solo muestra su fidelidad a una causa, sino que transforma la muerte en espera activa, en vigilia poética. Lu You convirtió el fracaso político en triunfo literario, y su tumba sigue siendo un lugar de peregrinaje para quienes creen en el poder de la palabra sobre el olvido.