ANTONIO MACHADO

Antonio Machado (1875-1939)
Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en el Palacio de las Dueñas, en Sevilla, en el seno de una familia ilustrada y progresista. Su padre, Antonio Machado Álvarez, fue un folclorista y hombre de letras, y su abuelo, Antonio Machado Núñez, un reconocido científico liberal. Esta atmósfera de inquietud intelectual marcó profundamente la infancia del poeta. Cuando Antonio tenía solo ocho años, su familia se trasladó a Madrid, donde ingresó en la Institución Libre de Enseñanza, lo que supondría un punto de inflexión en su formación y su sensibilidad. Allí entró en contacto con los ideales krausistas de libertad, espiritualidad y respeto por el saber, que calarían hondo en su visión del mundo.
En 1899, Antonio viajó a París por primera vez, donde trabajó como traductor y conoció a figuras esenciales de la cultura europea, como Oscar Wilde y Rubén Darío. A su regreso, se vinculó cada vez más al movimiento modernista, aunque pronto desarrolló una voz poética singular. Su primer libro, Soledades (1903), y su posterior revisión ampliada, Soledades, galerías y otros poemas (1907), revelan una poesía intimista, melancólica, impregnada de símbolos y paisajes interiores. En 1907 obtuvo una cátedra de gramática francesa en Soria, ciudad donde vivió uno de los episodios más intensos de su vida: el amor y el matrimonio con Leonor Izquierdo, una joven de apenas 15 años. La muerte prematura de Leonor en 1912 dejó una herida profunda en Machado, que canalizó ese dolor en su obra maestra, Campos de Castilla, un canto a la tierra castellana y un lamento de la España atrasada que tanto le dolía.
Machado fue mucho más que un poeta lírico. Fue un pensador preocupado por el alma de su país, por su historia, sus injusticias y su futuro incierto. Participó activamente en el debate intelectual de la Generación del 98, junto a Unamuno, Azorín o Baroja. Su pensamiento político, progresista y republicano, lo llevó a alinearse con la causa de la Segunda República durante la Guerra Civil. En ese contexto escribió con urgencia y hondura, con una poesía cada vez más comprometida.
Cuando la guerra se decantó del lado franquista, Machado cruzó la frontera hacia Francia junto a su madre. Ambos murieron poco después, en el exilio, en Collioure, en febrero de 1939. Las últimas palabras encontradas en su bolsillo fueron: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
Curiosidades de Antonio Machado
Antonio Machado nació en un entorno profundamente intelectual. Su abuelo era catedrático de Ciencias Naturales y su padre recopilaba saber popular, como cuentos y refranes andaluces. El joven Antonio creció en un ambiente donde la palabra tenía un peso especial, entre libros, anécdotas populares y debates sobre España. La biblioteca familiar fue su primer templo literario. Desde muy pequeño se aficionó a la poesía y a la historia, gracias a la influencia de su abuelo, un ilustrado convencido que inculcó en él el amor por el conocimiento.
La educación que recibió en la Institución Libre de Enseñanza lo marcó para siempre. Bajo el magisterio de Francisco Giner de los Ríos y otros pedagogos krausistas, Machado aprendió a ver la educación como un acto de libertad. Se fomentaba el paseo, la contemplación, el espíritu crítico. Esa mirada respetuosa hacia la naturaleza y la vida se filtraría en toda su obra, desde los paisajes de Castilla hasta la meditación filosófica que puebla sus “Proverbios y cantares”.
En 1899 y 1902, Machado vivió en París, ciudad que ejerció sobre él una fascinación agridulce. Allí conoció a Rubén Darío, que fue clave para su acercamiento al modernismo. Aunque admiraba las luces de la ciudad, su alma se sentía más cómoda en la penumbra de los campos de Castilla que en la bulliciosa bohemia. París fue, para él, un espacio de transformación, de deslumbramiento y también de melancolía.
En Soria, Antonio se enamoró profundamente de una joven de 15 años, Leonor Izquierdo. Se casaron en 1909, pero ella enfermó pronto de tuberculosis. Murió en 1912, apenas tres años después de la boda. Machado, devastado, dejó Soria y escribió algunos de sus poemas más hondos, recogidos en Campos de Castilla. El recuerdo de Leonor nunca se borró de su vida ni de su poesía. Muchos de sus versos más delicados y tristes nacen de esa pérdida prematura.
Para Machado, Castilla no era solo un paisaje geográfico. Era una metáfora de España: dura, sobria, melancólica, pero también con un potencial moral inmenso. Campos de Castilla no es solo un libro de poemas: es un retrato del alma nacional, un diagnóstico poético de la decadencia española, con un estilo sobrio y directo, alejado de la ornamentación modernista.
Muchos conocen al Machado poeta, pero no todos saben que también fue un pensador de notable profundidad. En sus “Juan de Mairena” –textos en prosa atribuidos a un profesor ficticio– despliega ideas sobre ética, estética, política y metafísica. En ellos se revela un espíritu libre, irónico y lleno de matices. Machado cuestiona las certezas, invita a la duda, reflexiona con humor y sabiduría.
Durante la Segunda República y la Guerra Civil, Machado tomó partido de manera clara: apoyó la causa republicana, defendió la democracia frente al fascismo y escribió con compromiso. Fue un intelectual al servicio de la justicia y la libertad, pero sin caer en consignas vacías. Su poesía de esta época conserva la emoción íntima, pero también se convierte en una herramienta de denuncia y resistencia.
El final de Machado fue tan poético como trágico. Al caer Cataluña en manos franquistas, cruzó la frontera francesa en 1939 junto a su madre, ya muy anciana. En el pequeño pueblo de Collioure, ambos murieron con solo tres días de diferencia. Machado fue enterrado allí, en tierra extranjera, con un modesto epitafio. Sus últimas palabras –“Estos días azules y este sol de la infancia”– resumen su nostalgia, su amor por la vida sencilla y su dolor por una España que se perdía.
Antonio tuvo una relación compleja con su hermano Manuel. Ambos escribieron juntos obras teatrales de éxito, como La Lola se va a los puertos, pero mientras Antonio se alineó con la República, Manuel simpatizó con el franquismo, lo que fracturó su vínculo. La historia ha privilegiado la figura de Antonio, aunque Manuel fue también un gran poeta modernista.
A lo largo del tiempo, Antonio Machado se ha convertido en una figura moral para España. Su poesía ha sido cantada por artistas como Joan Manuel Serrat y sigue viva en escuelas, libros y plazas. Es un símbolo de honestidad intelectual, de compromiso humano y de belleza sencilla. Su verso “se hace camino al andar” ha trascendido generaciones, convertido en lema vital para quienes buscan en la poesía un refugio y una brújula.
OBRAS
Max Aub decía que Antonio Machado, uno de los máximos representantes de la Generación del 98, simbolizaba «un modo de ser». Su poesía se inspiró en los campos castellanos y en la vida de los españoles de la época, poniendo de manifiesto las grietas existentes en su sociedad. De manera profética, Machado escribió poemas sobre la violencia de un país que, tras el estallido de la guerra civil, acabó por expulsarlo.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
La estancia de Antonio Machado en Soria y el contacto diario con la tierra, paisaje y alma castellanos, contagiaron al poeta de su hondura esencial hasta lograr una identificación y un eco en su interioridad lírica. «Campos de Castilla», su libro capital, representa la expresión de esta andadura. A la exposición de lo temporal, de lo objetivo y de lo efímero -la poesía es palabra en el tiempo-, Antonio Machado comunica su preocupación filosófica y su meditación en torno al destino de España.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*
Antonio Machado, uno de los miembros más representativos de la Generación del 98, que tuvo una vida poética prolífera que presentamos en un solo volumen, en el que no sólo se muestran sus poemas más conocidos, sino que incorpora los poemas escritos durante la guerra civil, largamente hurtados a la lectura de los españoles, sino que añade una veintena de textos hasta ahora dispersos y prácticamente desconocidos.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*