SAMUEL BECKETT

Samuel Beckett (1906-1989)

Samuel Beckett nació en una familia protestante angloirlandesa de clase media, en los alrededores de Dublín. Desde joven mostró una inteligencia poco común, destacándose en literatura, lenguas clásicas y modernas. Estudió en el Trinity College de Dublín, donde también enseñó durante un tiempo. En 1928 se trasladó a París, donde conoció a James Joyce, con quien entabló una relación de discípulo y colaborador. Su primera obra publicada fue un ensayo sobre Marcel Proust (1930).

La Segunda Guerra Mundial marcó un antes y un después en su vida: se unió a la resistencia francesa contra la ocupación nazi, trabajó como correo clandestino y estuvo a punto de ser capturado. Tras la guerra, se asentó definitivamente en Francia, escribiendo casi toda su obra posterior en francés, lengua que adoptó voluntariamente por considerarla más “disciplinada” que el inglés.

Alcanzó el reconocimiento mundial con En attendant Godot (Esperando a Godot, 1953), una obra clave del teatro del absurdo. Le siguieron Fin de partida, Días felices, y novelas como Molloy, Malone muere o El innombrable. En 1969 recibió el Premio Nobel de Literatura.

Murió en París en 1989 a los 83 años, a causa de una obstrucción respiratoria. Su entierro, en el cementerio de Montparnasse, fue discreto y sin ceremonia, conforme a su voluntad.

Curiosidades de Beckett

Aunque es conocido por su literatura despojada y existencial, pocos saben que Beckett arriesgó su vida como miembro activo de la Resistencia francesa. Ayudó a transmitir mensajes cifrados a través de la red clandestina «Gloria». Tras ser descubierto, huyó con su pareja Suzanne Deschevaux-Dumesnil al sur de Francia, donde vivieron escondidos en una granja. Recibió la Cruz de Guerra y la Medalla de la Resistencia del gobierno francés, pero nunca quiso hablar mucho de esa etapa.
Beckett decidió escribir en francés porque, según él, “en francés no hay lugar para la elocuencia; te obliga a ser más honesto”. Esta elección marcó su estilo austero y minimalista. Tradujo él mismo sus obras al inglés, lo que le permitía reescribir y perfeccionar constantemente. Su obra se convirtió en un laboratorio del lenguaje donde cada palabra sobrante debía ser extirpada.
Beckett fue un discípulo cercano de James Joyce en los años treinta, participando en la lectura y edición de Finnegans Wake. Sin embargo, pronto se distanció: mientras Joyce tendía al exceso verbal y la complejidad barroca, Beckett prefirió el silencio, la depuración, el vacío. Esta divergencia creativa se convirtió en ruptura estética, aunque el respeto mutuo permaneció.
En 1938 fue apuñalado en la calle por un proxeneta llamado Prudent, que lo atacó sin motivo aparente. La herida fue grave y estuvo a punto de morir. El episodio, aunque traumático, fue acogido por Beckett con su característico humor negro: se negó a presentar cargos y visitó a su agresor en prisión, simplemente para preguntarle por qué lo había hecho. “No sé, monsieur. Je m’excuse”, respondió el otro.
Aunque vivieron gran parte de su vida juntos, Beckett se casó con Suzanne solo dos meses antes de su muerte. Ella fue su sostén moral, su agente y protectora. Detestaba la fama que trajo el Nobel y llegó a ocultar a Beckett que había sido premiado, para evitar el fastidio que eso le provocaba. Suzanne murió poco antes que él, en el mismo año.
Beckett llevó a la literatura a un punto de ascetismo radical. Sus obras tratan sobre personajes que fracasan en hablar, en moverse, en vivir, en morir. “Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better”, escribió en Worstward Ho. El fracaso no era un final, sino el único movimiento posible hacia la verdad.
Con Esperando a Godot, Beckett renovó el teatro: dos vagabundos, un árbol, una espera infinita. La obra fue inicialmente rechazada, incomprendida o tachada de aburrida. Hoy es uno de los textos teatrales más influyentes del siglo XX. Su poética del vacío, el absurdo de la existencia, y la repetición del lenguaje cotidiano rompieron con toda convención anterior.
Cuando recibió el Premio Nobel, no acudió a recogerlo ni quiso entrevistas. Beckett odiaba el reconocimiento público y solía evitar cualquier contacto con la prensa. Aceptó el premio por una mezcla de respeto institucional y comodidad financiera, pero no alteró su modo de vida ni su anonimato voluntario.
Pese a su imagen intelectual, Beckett fue un excelente atleta: jugó rugby en el Trinity College y destacaba como boxeador aficionado. Su vida, sin embargo, se volvió cada vez más silenciosa: evitaba las multitudes, las declaraciones, los homenajes. Su lema tácito era la contención absoluta: en lo estético y en lo vital. Vivió como escribió: entre lo que no se puede decir y lo que debe ser dicho.

OBRAS

Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, pocos sabían quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocías como ex secretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena ―que causó estupefacción y obtuvo tanto éxito― hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar del planeta, no se haya representado Esperando a Godot. El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». 

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

Segunda novela de la trilogía que Samuel Beckett (1906-1989) escribiera después de la Segunda Guerra Mundial y que abre «Mohillo» y cierra «El innombrable», publicadas también en esta colección, «Malone muere» mantiene en la indistinción hombres y objetos, subjetividad y exterioridad. En un universo en el que no cabe adivinar las tendencias ni descubrir el sentido no hay pecado, pero tampoco salvación: sólo queda la desesperación cósmica, el horror frente a la existencia, la imposibilidad de superar la soledad.

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

«Watt» es una novela experimental, filosófica, cómica e inclasificable que, entre otras cosas, constituye un enorme ejercicio de metaficción. En ella, su homónimo protagonista (Watt), un desharrapado del que apenas llegamos a saber nada, pasa dos años como criado en la casa del señor Knott, un enigmático y caprichoso terrateniente cuyo servicio vive en un ambiente de tensión opresiva. ¿Qué ocurre exactamente en casa del señor Knott? 

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

«Los días felices» es una pieza clave en el teatro de Beckett, que, continuando el proceso de depuración escénica de sus obras precedentes, presenta también características fundamentales de sus piezas posteriores. Winnie, torturada por una luz cegadora y semienterrada en un montículo calcinado, se arropa en un ritual de gestos cotidianos y encuentra siempre motivos, por insignificantes que éstos sean, para considerar sus días felices.

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*