OSCAR WILDE

Oscar Wilde (1854-1900)

Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde nació el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda, en el seno de una familia culta, liberal y acomodada. Su padre, William Wilde, era un renombrado cirujano y escritor, mientras que su madre, Jane Francesca Elgee, bajo el seudónimo de Speranza, fue una influyente poetisa nacionalista irlandesa, defensora del movimiento joven-irlandés. Esta atmósfera de erudición, arte y compromiso político marcó profundamente la formación del joven Oscar.

Estudió en el Trinity College de Dublín y luego en el Magdalen College de Oxford, donde destacó por su brillantez académica, su estilo excéntrico y su fascinación por la estética griega y el arte como forma suprema de conocimiento. Fue discípulo del crítico Walter Pater, y durante esos años abrazó la doctrina del esteticismo y el arte por el arte, que lo llevarían a convertirse en el portavoz más brillante y provocador del dandismo victoriano.

Ya en Londres, se consolidó como una figura pública tanto por su ingenio como por su apariencia: vestía con trajes llamativos, flores en el ojal y una actitud irónica que desafiaba las convenciones. Fue autor de cuentos, ensayos y obras de teatro que gozaron de gran popularidad, destacando por su estilo afilado, su sátira social y su dominio del diálogo. Entre sus obras más célebres se encuentran El retrato de Dorian Gray (1890), novela filosófica sobre la decadencia moral y la belleza, y sus comedias teatrales como La importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal y El abanico de Lady Windermere, verdaderas joyas del ingenio británico.

En 1895, en la cúspide de su fama, Wilde fue denunciado por el marqués de Queensberry, padre de su joven amante Lord Alfred Douglas (Bosie), por “indecencia grave” debido a su homosexualidad, entonces un crimen en la Inglaterra victoriana. Wilde, temerario, respondió con una demanda por difamación, que fracasó y condujo a su juicio público, escandaloso y cruel. Fue condenado a dos años de trabajos forzados y encarcelado en Reading Gaol, donde sufrió una dura experiencia que lo transformó espiritualmente.

Tras salir de prisión en 1897, escribió De Profundis, una extensa carta a Bosie donde reflexiona sobre el sufrimiento, la redención y el amor, y más tarde La balada de la cárcel de Reading, un poema conmovedor sobre la pena de muerte. Se exilió en Francia bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth, vivió en la pobreza y murió el 30 de noviembre de 1900 en París, arruinado, olvidado por muchos, pero aún fiel a su leyenda de dandy herido por la belleza. Fue enterrado en el cementerio Père-Lachaise, donde su tumba se ha convertido en lugar de peregrinación literaria.

Curiosidades de Oscar Wilde

Wilde fue bautizado anglicano, pero su madre lo hizo bautizar en secreto como católico cuando era niño. Durante su vida adulta, mantuvo un interés constante en el catolicismo —fascinado por su ritual, su estética y su dimensión trágica—, pero no se convirtió oficialmente hasta el lecho de muerte. Fue recibido en la Iglesia Católica por un sacerdote pasionista el día anterior a morir en París, en 1900.
Al salir de prisión, Wilde adoptó el nombre Sebastian Melmoth, en homenaje a dos figuras: San Sebastián, mártir cristiano vinculado al sufrimiento redentor (y a menudo homoerotizado en el arte), y Melmoth el errabundo, protagonista de una novela gótica escrita por su tío abuelo Charles Maturin. Wilde se veía a sí mismo como un exiliado condenado a vagar tras haber amado demasiado.
En Oxford fue premiado por su excelencia en literatura griega, y se deleitaba con los diálogos de Platón. Más tarde escribiría obras y ensayos en francés, como Salomé, drama simbolista que fascinó a los decadentistas franceses y que sería adaptado por Richard Strauss en una famosa ópera. Wilde también tradujo e imitó modelos clásicos con sorprendente naturalidad.
Constance fue una mujer culta, feminista y escritora de literatura infantil. Tuvieron dos hijos, Cyril y Vyvyan, y aunque convivieron durante años, la relación se volvió distante tras el inicio de los vínculos de Wilde con otros hombres. Pese a todo, nunca se divorciaron, y ella continuó apoyándolo económicamente hasta su muerte, aunque cambió el apellido de sus hijos para protegerlos del escándalo.
El juicio de Wilde en 1895 fue uno de los más sensacionalistas del siglo XIX. Durante el proceso, se leyó en voz alta El retrato de Dorian Gray como evidencia de corrupción moral. La violencia del juicio, la humillación pública y la pena carcelaria destruyeron su carrera y reputación. Su condena se convirtió más tarde en símbolo de la injusticia hacia la homosexualidad y el poder destructivo del prejuicio social.
La tumba de Wilde, diseñada por Jacob Epstein, muestra un ángel alado en actitud de vuelo. Durante décadas, fue objeto de controversia por su explícito simbolismo sexual. Los genitales del ángel fueron mutilados en un acto de vandalismo, y más tarde retirados oficialmente. En la actualidad, la tumba permanece protegida por un vidrio para evitar las huellas de lápiz labial de sus visitantes.
Wilde dijo célebremente: «La naturaleza imita al arte.» Su estética giraba en torno a la exaltación del artificio, lo refinado y lo antinatural como superior a lo vulgar o lo espontáneo. En sus ensayos como El crítico como artista o La decadencia de la mentira, defendió que el arte no debía imitar la vida, sino que era la vida la que debía imitar el arte. Para él, la verdad estética tenía más valor que la moralidad convencional.
Las frases brillantes de Wilde no eran solo afectación literaria: quienes lo conocieron afirman que su conversación era aún más ingeniosa que su escritura. Su capacidad para improvisar epigramas, ironías y aforismos era legendaria. Algunos de sus amigos, como André Gide o Max Beerbohm, intentaban memorizar sus frases para no perder ninguna ocurrencia.
Vyvyan Holland, el segundo hijo de Wilde, creció separado de su padre y con otro apellido tras el escándalo. Más tarde se convirtió al catolicismo y se formó como monje benedictino, aunque luego se casó y escribió memorias sobre su infancia y sobre la figura de su padre, contribuyendo decisivamente a su rehabilitación literaria y pública en el siglo XX.

OBRAS

Cuando se publicó El retrato de Dorian Gray, la crítica moralizante acusó a su protagonista de ser una figura satánica, corrompida y corruptora, sin comprender que era el héroe de una novela que reflejaba la fatalidad de los románticos: Oscar Wilde (1854-1900) había querido hacer de la belleza un refinamiento de la inteligencia; y para ello sumió a su protagonista en una atmósfera de perversión dominada por el arte y los poderes de un misterio que está más allá de la realidad. 

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

Durante décadas después de su muerte, Wilde fue objeto de controversia y, a pesar de la condena judicial y moral a la que fue sometido, el interés del público por su obra no decreció. Su producción abarca casi todos los géneros literarios (novela, cuento, ensayo, poesía), pero es en sus obras teatrales donde despliega todo su talento artístico, como lo demuestran «La importancia de llamarse Ernesto «y «El abanico de lady Windermere.» 

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*

Rotundo triunfador en el teatro de su época, icono popular de la «belle époque», Oscar Wilde es un escritor que parece tentar a quien lo lee a interpretar sus escritos en clave autobiográfica. «El cuadro de Dorian Gray» aparece en el mismo año, 1890, en el que se produjo el escándalo político-sexual que llevó a Oscar Wilde a la cárcel. La ambigua posición que parece establecerse en el texto entre la idea de que el arte es la última y única salvación, pero también la trampa por excelencia, hace que se relea cada vez de distinta manera, según el bagaje literario del público lector.

*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*