ALPHONSE DAUDET

Alphonse Daudet (1840-1897)
Alphonse Daudet nació el 13 de mayo de 1840 en Nîmes, en el sur de Francia, en el seno de una familia burguesa venida a menos. Su padre, fabricante de seda, sufrió una ruina financiera cuando Daudet era aún joven, lo que obligó a la familia a trasladarse a Lyon. Aquellos años de estrechez económica marcaron profundamente al joven Daudet, que conoció desde temprano la fragilidad del prestigio social y la amargura del fracaso, elementos que más tarde se filtrarían en sus retratos literarios de la vida provinciana y parisina.
Tras terminar el liceo en Lyon, Daudet trabajó brevemente como maestro en Alès, experiencia que luego transformaría en literatura, especialmente en su célebre Lettres de mon moulin (1869). Pero pronto abandonó la enseñanza y se trasladó a París en 1857, donde intentó abrirse camino como poeta y periodista, en una ciudad entonces efervescente, artística y despiadada. A partir de 1861, gracias a la influencia de su hermano Ernest Daudet y del poeta Théophile Gautier, entró en contacto con los círculos literarios y comenzó a publicar poesía y relatos en la prensa.
El giro decisivo de su carrera vino cuando se convirtió en secretario del duque de Morny, influyente hermanastro de Napoleón III. Este cargo le permitió establecer contactos con figuras políticas y literarias de la época, y le proporcionó los medios para dedicarse de lleno a la escritura. Tras la muerte del duque en 1865, Daudet regresó al periodismo y publicó su primer éxito narrativo: Lettres de mon moulin, un conjunto de relatos ambientados en la Provenza que combinan lirismo, ironía y melancolía. Esta obra lo consagró como un maestro del relato corto, y sigue siendo una de las más queridas de la literatura francesa.
Daudet desarrolló una intensa actividad narrativa en las décadas siguientes. Su obra abarca desde cuentos nostálgicos y poéticos hasta novelas de agudo realismo social. Libros como Tartarin de Tarascón (1872), una sátira sobre el provinciano fanfarrón, y Fromont jeune et Risler aîné (1874), una novela sobre el mundo empresarial y sus miserias morales, revelan su capacidad para capturar tanto el patetismo como la comedia de la condición humana.
Sin embargo, a partir de los años 1880, su salud empezó a deteriorarse debido a la sífilis, enfermedad que padecía desde su juventud y que lo llevó a sufrir intensos dolores neurálgicos, debilidad y episodios depresivos. A pesar de ello, continuó escribiendo con lucidez y publicó Souvenirs d’un homme de lettres (1888) y La Doulou (escrita en vida pero publicada póstumamente en 1930), una desgarradora crónica de su lucha contra el dolor físico, que revela una sensibilidad íntima y valiente.
Murió en París el 16 de diciembre de 1897, rodeado de respeto y afecto tanto del público como de sus colegas escritores. Su funeral fue un acto público de homenaje a un autor que supo retratar, con sencillez y emoción, los matices de la vida francesa entre la campiña soleada y el bullicio de la ciudad.
Curiosidades de Alphonse Daudet
Aunque a menudo se leen como cuentos idílicos sobre la Provenza, los textos de Lettres de mon moulin están impregnados de una mirada crítica sobre la pérdida de valores tradicionales frente al progreso moderno. Desde un molino ficticio en las colinas de Fontvieille, Daudet escribe como un nostálgico de la vida sencilla, en una Francia cada vez más urbanizada. En el fondo, estos relatos encierran una elegía por una cultura meridional que se disuelve ante la racionalidad parisina, con un tono que va del humor al lamento civilizatorio.
Tartarin de Tarascón, uno de sus libros más conocidos, es más que una simple comedia: Tartarin, con su bravuconería y su ingenuidad, encarna las contradicciones del orgullo local, la ilusión colonial y el narcisismo del pequeño burgués. Daudet satiriza con ternura los delirios de grandeza de los pueblos franceses que, aislados del mundo, se construyen mitologías heroicas para ocultar su mediocridad. La novela, aunque ligera, tiene capas de lectura más profundas, anticipando los mecanismos de construcción de identidad en el siglo XX.Daudet llevó un minucioso “diario del dolor” que más tarde se publicaría como La Doulou. Allí registró, casi clínicamente, las crisis de dolor que le provocaba la sífilis, las reacciones a los tratamientos con morfina, y las emociones asociadas al deterioro físico. Este libro es una de las más conmovedoras exploraciones literarias de la enfermedad y el dolor, comparable en intensidad a La muerte de Iván Ilich de Tolstói o los diarios de Paul Klee sobre su esclerodermia. La forma en que Daudet aborda su sufrimiento es directa, sin embellecimientos, en un tono que combina el estoicismo con la desesperación.Aunque se le asocia con el realismo y el naturalismo, Daudet nunca abrazó del todo las teorías deterministas de Émile Zola. Admiraba a los hermanos Goncourt y compartía con ellos el interés por retratar la vida cotidiana con precisión, pero no aceptaba la idea de que la literatura fuera un laboratorio científico. Su estilo mezcla el lirismo provenzal con una mirada compasiva y psicológica, lo que lo diferencia de otros escritores naturalistas más severos. Fue también uno de los primeros miembros de la Academia Goncourt, antes de que esta se convirtiera en la institución literaria que entrega el prestigioso premio del mismo nombre.Léon Daudet, hijo de Alphonse, fue un escritor y periodista extremadamente polémico. Fue miembro del movimiento monárquico de derechas Action française y editor del periódico del mismo nombre, desde donde lanzó diatribas contra la democracia, el republicanismo y la modernidad. Aunque se distanció ideológicamente del talante humanista y progresista de su padre, heredó su pasión por la escritura y su visibilidad pública. La familia Daudet, por tanto, representa un curioso contraste entre el lirismo amable del padre y el furor ideológico del hijo.Durante los años 1870 y 1880, Daudet reunió a algunos de los más importantes escritores franceses en veladas literarias que se celebraban en su casa. Flaubert, Zola, Maupassant, los Goncourt e incluso Huysmans fueron asiduos asistentes. Estas reuniones eran tanto tertulias como foros de discusión estética, donde se debatía el papel de la novela, el estilo, la moral literaria y las nuevas direcciones del arte. Aunque se le consideraba el más accesible y amable del grupo, su rol como mediador entre estéticas dispares fue fundamental.
OBRAS
En Cartas desde mi molino, Daudet descubre su corazón; nos aporta sucesivamente alegría, tristeza, emoción, odio… No le falta espontaneidad ni frescura, ni esa agudeza irónica cuando aborda ciertos temas. Además, Daudet no inventa nada: recoge algunas anécdotas que ha presenciado o que le han contado, intenta deformar lo menos posible la realidad. Hace revivir para nosotros su Provenza natal, al pueblo provenzal con su alma, su imaginación desbordante, sus espejismos, sus malicias, sus alegrias y sus penas.
*Literatura Diderot recomienda libros por su valor cultural y divulgativo, sin alinearse con ideologías o religiones. Cada recomendación se basa en obras relevantes para el autor analizado.*