FRANÇOISE SAGAN

Françoise Sagan (1935-2004)

Françoise Sagan, nacida como Françoise Quoirez el 21 de junio de 1935 en Cajarc, Francia, fue una de las figuras más icónicas de la literatura francesa del siglo XX. Creció en el seno de una familia burguesa acomodada, con una educación privilegiada que le permitió desarrollar desde muy joven su pasión por la lectura y la escritura. Desde la adolescencia mostró un temperamento independiente y rebelde, lo que la llevó a ser expulsada de varios colegios antes de intentar ingresar en la Sorbona, sin éxito.

A los 18 años, escribió su primera y más famosa novela, Bonjour tristesse (1954), que la convirtió en una sensación literaria. La obra, que relata el despertar emocional y sexual de una joven en la Riviera Francesa, escandalizó y fascinó a partes iguales por su estilo desenfadado y su nihilismo precoz. Con este debut, se convirtió en un fenómeno mediático y en un símbolo de la juventud transgresora de la posguerra.

A lo largo de su carrera, escribió más de 20 novelas, así como obras de teatro y guiones cinematográficos. Entre sus títulos más destacados se encuentran Un certain sourire (1956), Aimez-vous Brahms…? (1959) y La Chamade (1965), todas caracterizadas por un estilo elegante, melancólico y cínico, con protagonistas que encarnaban la soledad, el desencanto y la búsqueda de placer en una sociedad cambiante.

Murió el 24 de septiembre de 2004 en Honfleur, Francia, tras años de problemas de salud y dificultades económicas.

Curiosidades de Françoise Sagan

El caso de Bonjour tristesse es uno de los más extraordinarios en la historia literaria. Sagan escribió la novela en apenas seis semanas, sin imaginar que su historia sobre la adolescente Cécile y su mundo de lujos y desencantos se convertiría en un best-seller inmediato. Fue publicada cuando tenía solo 18 años y, en cuestión de meses, la autora se volvió una celebridad. La crítica la comparó con Colette y Flaubert, y la novela fue prohibida en algunos países por su audaz tratamiento del erotismo juvenil.

Sagan llevó un estilo de vida que combinaba la sofisticación con la autodestrucción. Con las ganancias de sus libros, se entregó a una vida de excesos: compró coches deportivos (era apasionada de Ferrari y Aston Martin), organizó fiestas extravagantes y se rodeó de intelectuales y artistas de la época, como Jean-Paul Sartre y Juliette Gréco. Sin embargo, su relación con el dinero fue caótica; ganó enormes sumas con sus libros, pero también las dilapidó con rapidez. En sus últimos años, sufrió problemas financieros y fue procesada por evasión fiscal.

En 1957, sufrió un grave accidente automovilístico cuando su Aston Martin se estrelló en Normandía. Estuvo al borde de la muerte y, tras una larga recuperación, quedó enganchada a los analgésicos y más tarde a otras sustancias. Este episodio marcó un punto de inflexión en su vida, pues a partir de entonces su salud se deterioró progresivamente, y su relación con el alcohol y las drogas se intensificó.

Sagan nunca escondió su vida amorosa poco convencional. Aunque tuvo relaciones con hombres (se casó dos veces, pero sus matrimonios fueron breves y poco convencionales), mantuvo relaciones sentimentales con mujeres, algo que en la época era aún tabú. Su círculo social estaba compuesto por artistas, cineastas e intelectuales; fue amiga cercana de Sartre y Simone de Beauvoir, y compartió noches de excesos con figuras como Ava Gardner y Brigitte Bardot.

Su relación con el dinero y los excesos la llevó a tener problemas legales. En los años 90, fue juzgada por evasión fiscal en un escándalo de corrupción vinculado a François Mitterrand. Pese a su fama, su vida terminó en la precariedad, y en sus últimos años vivió casi en el olvido, dependiente de los cuidados de sus amigos y de ayudas económicas.

Los últimos años de Sagan fueron sombríos: con su salud deteriorada, sin dinero y con su obra algo eclipsada por las nuevas generaciones, vivió retirada en Normandía. Murió en 2004, a los 69 años, debilitada por años de excesos y problemas respiratorios. A pesar de todo, su legado sigue vivo: su estilo literario, mezcla de ligereza y profundidad, y su retrato de una juventud desencantada, la han convertido en una autora imprescindible de la literatura francesa.

OBRAS

Los múltiples y dispares comentarios que provocó la publicación, en diciembre de 1954, de la primera obra de la entonces jovencísima Françoise Sagan, coincidieron al menos en que la obra era un producto de su tiempo, un ajustado testimonio de un modo de entender la existencia que iba a marcar de modo decisivo, en las décadas posteriores, una parte de la conciencia de los países occidentales.

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