ANDRÉ MALRAUX

André Malraux (1901-1976)

André Malraux nació el 3 de noviembre de 1901 en París, en una familia burguesa. Su infancia estuvo marcada por la separación de sus padres, lo que le llevó a ser criado por su madre y su abuela materna en un ambiente culto y refinado. Desde joven mostró interés por la literatura y el arte, pero abandonó la escuela secundaria sin terminar sus estudios formales.

A los 21 años, viajó a Indochina con la intención de estudiar y explorar el arte asiático. Allí se vio envuelto en un escándalo cuando intentó sacar de Camboya piezas arqueológicas de la civilización jemer para venderlas en Occidente. Fue arrestado y condenado, aunque su sentencia se redujo gracias a la presión de intelectuales franceses. Esta experiencia influyó en su primera novela importante, La voie royale (1930), donde explora la aventura colonial y la lucha por la supervivencia.

Su verdadera consagración llegó con La condición humana (1933), que le valió el prestigioso Premio Goncourt. En esta obra, basada en la Revolución de Shanghái de 1927, Malraux expone su visión existencialista del destino humano y la lucha política. La novela lo convirtió en una figura destacada del pensamiento de izquierda en Francia.

Durante la Guerra Civil Española, Malraux apoyó activamente a la causa republicana, organizando una escuadrilla de aviadores voluntarios. Su experiencia en la contienda inspiró L’espoir (1937), una novela que refleja el conflicto con una mezcla de realismo y épica.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Malraux se unió a la Resistencia francesa y fue capturado por la Gestapo en 1944. Tras la liberación de Francia, se acercó a Charles de Gaulle, quien lo convirtió en una de las figuras clave de la política cultural del país. Como Ministro de Cultura entre 1959 y 1969, impulsó la preservación del patrimonio histórico y promovió la descentralización cultural en Francia.

Malraux murió el 23 de noviembre de 1976 en Créteil. En 1996, sus restos fueron trasladados al Panteón de París, en reconocimiento a su legado intelectual y político.

Curiosidades de André Malraux

En 1923, Malraux viajó a la entonces colonia francesa de Indochina con la intención de encontrar y vender objetos arqueológicos. En el templo de Banteay Srei, en Angkor, él y su esposa Clara cogieron fragmentos de bajorrelieves para venderlos en Occidente. Fueron arrestados y condenados a tres años de prisión por expolio de bienes culturales, aunque su sentencia se redujo a uno tras la intervención de intelectuales franceses.

El incidente dejó una marca en Malraux, quien más tarde se convirtió en un ferviente defensor del patrimonio cultural. Como Ministro de Cultura, promovió la restauración de monumentos históricos en Francia y otras partes del mundo.

Malraux no tenía formación militar, pero organizó la Escuadrilla España, un grupo de pilotos voluntarios que apoyaban a los republicanos en la Guerra Civil Española. Aunque su papel real en el conflicto ha sido discutido, él mismo se encargó de difundir una imagen heroica de su participación.

En L’espoir (1937), novela inspirada en la guerra, glorificó la lucha antifascista. También dirigió una película basada en la obra, Sierra de Teruel (1945), que fue censurada en España hasta la muerte de Franco.

En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, Malraux participó activamente en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi. Fue capturado por la Gestapo y brutalmente interrogado. Sin embargo, logró sobrevivir y, tras ser liberado por tropas aliadas, se unió a las fuerzas de la Francia Libre.

Después de la guerra, recibió varias condecoraciones por su valentía, incluyendo la Cruz de Guerra y la Medalla de la Resistencia.

Como Ministro de Cultura bajo Charles de Gaulle, Malraux impulsó la creación de las «Casas de la Cultura», espacios culturales accesibles en toda Francia. Su objetivo era descentralizar la cultura y hacerla llegar a todos los ciudadanos, algo revolucionario en la época.

También promovió la restauración de monumentos históricos y la conservación del patrimonio artístico, convirtiéndose en uno de los primeros defensores de la protección sistemática del arte en la política moderna.

Malraux fue una de las figuras más carismáticas del gobierno de Charles de Gaulle. Sin embargo, su relación con el general estuvo marcada por altibajos. Aunque Malraux admiraba a De Gaulle, su temperamento impredecible y su estilo grandilocuente le generaron roces con otros miembros del gabinete.

Una anécdota famosa cuenta que, en una ocasión, Malraux interrumpió una reunión del Consejo de Ministros con una larga digresión filosófica. De Gaulle, impaciente, le cortó diciendo: “Malraux, usted es un poeta, pero la República necesita hombres de acción”.

Malraux tenía una tendencia a exagerar o embellecer sus experiencias personales. Se presentaba como un aventurero, héroe de guerra y líder de escuadrillas aéreas, aunque a menudo sus relatos eran más cercanos a la ficción que a la realidad.

Por ejemplo, afirmaba haber participado activamente en el frente de la Guerra Civil Española, aunque su papel se limitó principalmente a la organización de la escuadrilla. También aseguraba haber combatido en Birmania contra los japoneses, aunque no hay pruebas concluyentes de ello.

A pesar de su éxito público, la vida personal de Malraux estuvo llena de tragedias. En 1961, sus dos hijos, Vincent y Gauthier, murieron en un accidente automovilístico. Este evento devastador lo sumió en una profunda depresión, y desde entonces, su salud mental y física se deterioraron considerablemente.

Tras la muerte de sus hijos, su carácter se volvió aún más errático. Se refugió en el alcohol y en la escritura, y sus últimos años estuvieron marcados por un creciente aislamiento.

Malraux tenía una imaginación desbordante, y una de sus afirmaciones más extrañas fue que Napoleón Bonaparte tenía su cerebro preservado en un frasco en el siglo XIX. Nunca presentó pruebas de ello, pero usaba esta historia para hablar sobre la obsesión francesa con el genio y la grandeza.

Cuando en 1996 el presidente Jacques Chirac ordenó que los restos de Malraux fueran trasladados al Panteón, hubo cierta controversia. En lugar de trasladar su cuerpo entero, solo se llevó una urna simbólica con tierra de su tumba original.

Este gesto simbólico generó debate sobre si su figura merecía un lugar entre los grandes héroes de Francia, ya que su legado estaba marcado por la exageración y la mitificación.

OBRAS

La condición humana consigue una simbiosis perfecta entre una narración que es, a la vez, una novela de aventuras y de amores, de reflexión política sobre la contraposición del capitalismo y el comunismo, y el análisis de unos largos y transcendentales acontecimientos históricos (de los que en la novela sólo se narra un episodio) y de reflexiones filosóficas sobre «la condición humana», esa mezcla de soledad frente al destino, dignidad ante la adversidad, solidaridad con los desfavorecidos y ansia de transcendencia.

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

El espejo del limbo, presenta la increíble novela de su vida, en la que caben la exploración de Asia y África, la participación en la guerra civil española, el paso por las prisiones de Camboya y de la Gestapo o su mandato como ministro de cultura en la Quinta República francesa, de la mano del general De Gaulle. Desbordante, lírico y en última instancia inclasificable, el conjunto contiene un testimonio privilegiado de su tiempo.

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William Shakespeare (1564-1616) es el máximo autor dramático de la lengua inglesa y de la literatura universal. La absoluta vigencia de su obra demuestra que, por encima de convenciones, géneros o influencias, estaba animada por un profundo conocimiento del alma humana. En «El Mercader de Venecia» hay un trenzado de antiguas historias. «Como gustéis» es casi una comedia pastoril (en ella se descubren indudables ecos de la Diana de Montemayor).

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En 1622 apareció la primera edición impresa de «Othello», la historia del moro de Venecia, de su esposa Desdémona y de las asechanzas de Yago. La velocidad y el vértigo dominan la acción, hasta el extremo de que la estricta cronología está reñida con el «tempo» del acontecer escénico. Una vez más, «el acto de fe» del espectador construye la obra.

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Antonio y Cleopatra» mantiene estrecha relación con otras dos obras de Shakespeare, «Julio César» (de composición anterior) y «Coriolano» (de composición posterior), denominadas las tres como «tragedias romanas». El tejido de interrelaciones de tradiciones textuales y orales que confluyen en «Antonio y Cleopatra» se perfila como una red compleja bajo la clave de escritura dramática. La representación de Antonio y Cleopatra como símbolos o arquetipos sobrepasa la instancia histórica o contextual y mantiene los elementos de individuación necesarios para aproximar la representación a la realidad, a la persona.

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«Ricardo II» es una obra escrita en verso en su totalidad y contiene algunos de los más famosos parlamentos de Shakespeare. En su relato «de las tristes historias a cerca de la muerte de los reyes» radica posiblemente su mayor atractivo.

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