BENITO PÉREZ GALDÓS

Benito Pérez Galdós (1843-1920)
Benito Pérez Galdós nació el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia de militares. Desde pequeño, mostró inclinación por la lectura y la escritura, lo que lo llevó a trasladarse a Madrid en 1862 para estudiar Derecho en la Universidad Central. Sin embargo, su interés por las letras pronto eclipsó sus estudios, y comenzó a colaborar con periódicos como La Nación y El Debate, afianzándose en el periodismo y la crítica literaria.
En 1873, publicó «La Fontana de Oro», su primera novela, pero su consagración llegó con «Doña Perfecta» (1876), una obra que denunciaba el fanatismo religioso y la cerrazón de la España rural. En los años siguientes, Galdós consolidó su carrera con novelas como «Marianela» (1878) y «Gloria» (1877), pero su mayor logro literario fue la monumental serie de los «Episodios Nacionales», 46 novelas publicadas entre 1873 y 1912, donde reconstruyó la historia de España desde la Guerra de la Independencia hasta la Restauración borbónica.
A lo largo de su vida, Galdós experimentó con distintos estilos narrativos, desde el realismo más descriptivo hasta un mayor uso del simbolismo y el monólogo interior, como en «Misericordia» (1897). Se destacó por su retrato de la sociedad madrileña y sus estudios sobre las tensiones entre el progreso y la tradición.
En su madurez, se involucró en la política y llegó a ser diputado por el Partido Republicano. Su visión progresista y anticlerical le granjeó enemigos, especialmente en sectores conservadores, lo que afectó su candidatura al Premio Nobel de Literatura, que nunca obtuvo.
Sus últimos años estuvieron marcados por la ceguera y las dificultades económicas, a pesar del reconocimiento público. Falleció el 4 de enero de 1920, dejando una de las obras más vastas y ricas de la literatura española.
Curiosidades de Benito Pérez Galdós
A diferencia de otros escritores de su tiempo, Galdós nunca se preocupó por cultivar una imagen pública. No frecuentaba los círculos literarios y detestaba los homenajes. Además, tenía una apariencia descuidada: siempre vestía de manera sencilla y solía caminar por Madrid con aspecto desaliñado. Se decía que sus ropas estaban llenas de manchas de tinta, pues tenía la costumbre de corregir sus manuscritos sobre la marcha, sin preocuparse por ensuciarse.
Galdós recorría incansablemente las calles de Madrid, escuchaba conversaciones en cafés y mercados, tomaba notas sobre el habla de la gente y registraba pequeñas anécdotas de la vida cotidiana. Estas observaciones luego se reflejaban en sus novelas, dotándolas de un realismo asombroso. Se dice que no necesitaba inventar los diálogos, pues los extraía directamente de lo que escuchaba en sus paseos.
Aunque Galdós y Leopoldo Alas «Clarín» se admiraban mutuamente, su relación no fue fácil. En una crítica literaria, Clarín calificó una de las novelas de Galdós como «empalagosa y artificiosa», lo que generó frialdad entre ambos. Sin embargo, años después, el autor de La Regenta se retractó y reconoció la grandeza de Galdós.
Más compleja fue su relación con Emilia Pardo Bazán, con quien tuvo un romance en la década de 1880. La escritora gallega estaba profundamente enamorada de él, pero Galdós, más reservado y poco dado a las pasiones intensas, terminó alejándose. Pardo Bazán nunca lo perdonó y, aunque lo respetaba como escritor, llegó a ridiculizarlo en algunos de sus escritos.
Galdós era un gran amante de los gatos y en su casa siempre tenía varios deambulando entre sus libros y papeles. Se cuenta que, cuando escribía, dejaba que sus gatos se subieran a la mesa y se pasearan sobre los manuscritos, sin molestarse en apartarlos.
Además, tenía una costumbre peculiar: escribía sus novelas en papel barato y con una caligrafía apresurada, llena de tachaduras y anotaciones en los márgenes. Su letra era casi ilegible, lo que hacía que sus editores tuvieran grandes dificultades para descifrar sus originales.
A pesar de que Galdós fue candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones, nunca lo obtuvo. Aunque su obra era indiscutiblemente meritoria, hubo una feroz campaña en su contra impulsada por sectores conservadores y católicos, que lo consideraban un enemigo de la Iglesia debido a sus posturas anticlericales y su apoyo a la República. Incluso se dice que algunos influyentes escritores españoles se opusieron activamente a su candidatura, argumentando que su estilo no era lo suficientemente refinado.
En sus últimos años, Galdós quedó casi completamente ciego y tuvo que dictar sus novelas a una secretaria. A pesar de su prestigio, pasó por graves apuros económicos, ya que no supo administrar bien sus ingresos y, además, fue víctima de fraudes editoriales.
En 1919, poco antes de su muerte, Madrid le rindió un homenaje multitudinario. Miles de ciudadanos acudieron a su casa para rendirle tributo, llevándole dinero y alimentos, en un acto de reconocimiento popular pocas veces visto en la historia de la literatura española. Cuando falleció, su entierro fue seguido por una inmensa multitud, en un testimonio de la huella que dejó en la sociedad española.
Los Episodios Nacionales están recogidos en los siguientes títulos:
1ª Serie
Trafalgar (1873)
La Corte de Carlos IV (1873)
El 19 de marzo y el 2 de mayo (1873)
Bailén (1873)
Napoleón en Chamartín (1874)
Zaragoza (1874)
Gerona (1874)
Cádiz (1874)
Juan Martín El Empecinado (1874)
La Batalla de los Arapiles (1875)
2ª Serie
El equipaje del rey José (1875)
Memorias de un cortesano de 1815 (1875)
La segunda casaca (1876)
El Grande Oriente (1876)
7 de julio (1876)
Los cien mil hijos de San Luis (1877)
El terror de 1824 (1877)
Un voluntario realista (1878)
Los apostólicos (1879)
Un faccioso más y algunos frailes menos (1879)
3ª Serie
Zumalacárregui (1898)
Mendizábal (1898)
De Oñate a La Granja (1898)
Luchana (1899)
La campaña del Maestrazgo (1899)
La Estafeta Romántica (1899)
Vergara (1899)
Montes de Oca (1900)
Los Ayacuchos (1900)
Bodas reales (1900)
4ª Serie
Las tormentas del 48 (1902)
Narváez (1902)
Los duendes de la camarilla (1903)
La revolución de julio (1904)
O´Donell (1904)
Aita-Tettauen (1905)
Carlos IV en La Rápita (1905)
La vuelta al mundo en la Numancia (1906)
Prim (1906)
La de los tristes destinos (1907)
5ª Serie
España sin rey (1908)
España trágica (1909)
Amadeo I (1910)
La Primera República (1911)
De Cartago a Sagunto (1911)
Cánovas (1912)
OBRAS
La guerra de la Independencia es la gran novela de la historia. Las innumerables peripecias que vive Gabriel y su azarosa relación de amor con Inés se entrelazan a la aventura bélica y política en la que España vivió inmersa durante más de seis años. Su relato abarca desde el 21 de octubre de 1805, cuando lucha como grumete en Trafalgar, hasta el 22 de julio de 1812, cuando ya veterano capitán culmina una hazaña de espionaje en los Arapiles, principio del fin de la ocupación francesa.
***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural.
El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles -guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares- a lo largo del agitado siglo XIX. «Trafalgar» es el primero de estos episodios e inicia una serie protagonizada por un muchacho, Gabriel de Araceli, a quien el azar lleva a ser testigo de la gran batalla naval.
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«Misericordia», escrita y publicada en 1897, es una de las mejores obras de Galdós. Testimonio de su desilusión ideológica ante el fracaso de los objetivos regeneracionistas que él soñaba en la clase media, tiene en el pueblo su máximo protagonista. Galdós es el pintor literario del Madrid decimonónico que recrea a lo largo de toda la novela: sus calles, sus barrios más populares, los cafés y las tabernas, los figones y casas de dormir, los cajones comerciales de algunas plazas, los oratorios e iglesias, los cementerios…
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La tormentosa relación amorosa entre los dos protagonistas, Juanito Santa Cruz y Fortunata, incapaces de superar las dificultades que su diferencia de estatus social les impone, se desarrolla en el ambiente castizo de finales del siglo xix, presentándose, además, un panorama completísimo de la vida y actividades de la clase media española.
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En «El 19 de marzo y el 2 de mayo», las intrigas cortesanas en que se ve envuelto Gabriel de Araceli trascienden del palacio a la calle y refuerzan el malestar popular y el odio al favorito Godoy, situación que culmina en el «motín de Aranjuez», del que Gabriel es testigo, así como en los inmediatos sucesos que provocan la invasión de España por Napoleón y el ardoroso levantamiento de los españoles.
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