IGNACIO DE LUZÁN

Ignacio de Luzán (1702-1754)
Ignacio de Luzán Claramunt de Suelves y Gurrea nace el 28 de marzo de 1702 en Zaragoza, España, en el seno de una familia noble aragonesa. Su padre, Juan de Luzán, es un magistrado con un profundo interés por las letras, y su madre, Luisa Claramunt, proviene de una ilustre casa de la región. Desde niño, Luzán demuestra una inclinación por el estudio y la literatura, lo que lo lleva a recibir una educación esmerada.
A lo largo de su vida, Luzán se dedica a la crítica literaria, la traducción y la poesía. Su obra más influyente, La Poética (1737), es un tratado en el que expone la necesidad de adaptar la literatura española a las reglas del clasicismo francés e italiano, defendiendo la unidad de acción en el teatro, el decoro en la poesía y el predominio de la razón sobre la imaginación. Con esta obra, Luzán se convierte en el principal teórico del neoclasicismo en España, influyendo en autores como Jovellanos y Moratín.
Además de La Poética, Luzán escribe poesía y realiza traducciones de autores clásicos y contemporáneos, con el objetivo de modernizar el canon literario español. Su pensamiento crítico y su apuesta por la razón lo vinculan a la Ilustración, aunque sin adoptar posturas radicales contra la tradición.
Ignacio de Luzán muere el 19 de mayo de 1754 en Madrid; con el tiempo se consolidó como un pilar de la crítica literaria española.
Curiosidades de Ignacio de Luzán
En su juventud, Luzán estudia en la Universidad de Zaragoza, donde se forma en derecho, filosofía y humanidades. Posteriormente, se traslada a Italia, donde reside en Nápoles y luego en Palermo, entrando en contacto con las corrientes literarias y filosóficas del neoclasicismo europeo. Durante su estancia en Italia, estudia la obra de Aristóteles, Horacio y Boileau, asimilando sus principios y concibiendo la idea de reformar la literatura española a través del racionalismo y la preceptiva clásica.
En 1751, regresa a España y entra al servicio del rey Fernando VI, desempeñando diversos cargos administrativos y literarios, como censor real y secretario del Consejo de Castilla. Durante este período, participa en la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y colabora con la Real Academia Española, contribuyendo a la modernización de la lengua y la literatura
Luzán fue un hombre de vastos conocimientos y un gran viajero, lo que le permitió entrar en contacto con intelectuales europeos de la Ilustración. Admiraba profundamente a Boileau y a los clásicos grecolatinos, aunque nunca dejó de valorar la riqueza de la literatura española del Siglo de Oro.
Una de sus amistades más destacadas fue con el Marqués de la Ensenada, con quien compartía la visión de modernizar España a través de la educación y las reformas culturales. También mantuvo correspondencia con algunos de los ilustrados franceses de la época, aunque siempre defendió la autonomía de la literatura española frente a la excesiva influencia extranjera.
Un detalle poco conocido de su vida es que, pese a su formación académica y su defensa de la razón, Luzán tenía una gran sensibilidad poética y se dice que escribía versos en secreto, pues temía que su fama como crítico lo hiciera menospreciar como poeta.
Su Poética, aunque inicialmente fue recibida con escepticismo por los escritores más conservadores, acabó sentando las bases de la literatura neoclásica en España y abrió el camino a la Ilustración literaria, convirtiéndose en un referente para las generaciones posteriores.
OBRAS
Ignacio de Luzán, en su famosa Poética neoclásica de 1737, es ante todo un patriota español, de la escuela ilustrada del Feijoo desengañador de errores comunes. «A nadie quiero ceder en le laudable deseo de ser útil a mi nación desengañando a muchos», escribe Luzán. Ningún error más deceptivo que el de creer que en los grandes poetas todo es perfección.
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