LA PÍCARA JUSTINA

La Pícara Justina

Tenemos claro, por supuesto, que el autor del Quijote fue Miguel de Cervantes, y que Garci Rodríguez de Montalvo creó al Amadís de Gaula. O que el Buscón no tiene otro autor que no sea Quevedo.

Pero, hasta este momento, han sido muchos los que han escuchado rumores sobre la errónea atribución de Francisco López de Úbeda al decir que él escribió la famosa novela picaresca que sentó un precedente en la literatura española: La Pícara Justina.

Con intención de contextualizar la novela, esta se publicó, por primera vez, en Medina del Campo, en 1605, casi a la par que el famoso Quijote, cuyo autor se enfureció al saber de la existencia de una novela picaresca que ni era novela ni era pícara.

¿De qué trata La Pícara Justina?

El autor puso el nombre de Justina a la pícara, en aras de mantenerse justa y casta, alejada de la picardía, pero no sucedió esto como deseaban sus padres. Originariamente de Mansilla de las Mulas, La Pícara recorre la provincia de León maravillándose con sus calles, sus gentes, y su Catedral.

Expertos en el tema, como Juan Matas Caballero, reconoce que no se trata de una novela picaresca, pues posee elementos juglarescos, al más puro estilo del Pantagruel de Rebelais, alejándose de la crítica a la que siempre aducían los textos picarescos como El Lazarillo del Tormes o el Guzmán de Alfarache.

Aquello que más sorprende, en la novela, es la aparición del personaje principal, Justina, convertido en mujer, pues en el siglo XVII, era extraño observar este detalle. Pero ningún otro dato nos permite reconocer a la Pícara Justina como a una pícara de verdad. De hecho, Matas reconoce que bien podría tratarse de una novela palaciega, con la intención de entretener a Felipe III, mientras las Cortes se ubicaban en Valladolid, a comienzos del Siglo XVII.

El autor reconocido de la novela, así lo hemos entendido hasta el día de hoy, era Francisco López de Úbeda, pero Anastasio Rojo Vega, antaño colaborador de El Norte de Castilla, nos permite percibir un atisbo de duda y arroja luz sobre un tema que bien podría llevar cuatrocientos años en el candelero.

Se creyó, durante mucho tiempo, que podría haber sido el dominico, Fray Andrés Pérez, que usurparía el nombre del médico toledano, López de Úbeda, para poner en valor la tierra de la que venía, León, pero una de las pruebas que contradicen la hipótesis pasa por la cantidad de inverosimilitudes e impertinencias que la Pícara lanza sobre el querido León de Andrés Pérez.

Parece que vuelve de nuevo la pelota al tejado de López de Úbeda, debido al estilo burlesco de sus palabras y su lejanía del pueblo, al que, en un principio, estaba dedicada la novela. Su vocabulario dista mucho del mundano que pueden comprender los habitantes pícaros de las ciudades. Por ello, para divertir, para darse a conocer y para demostrar su claro dominio del lenguaje, López de Úbeda bien podría haber escrito esta novela para llamar la atención de Felipe III durante su estancia en Valladolid.

«La pícara Justina» alentó un nuevo tipo de personaje femenino, que en adelante será retomado desde diversas concepciones narrativas. Por primera vez, transcurrido justo un siglo desde la monumental aportación de Julio Puyol y Alonso en 1912, se ofrece al lector una edición crítica de «La pícara Justina», en la que se determina el valor textual de los testimonios de la obra y se examinan los estados de corrección representados en los distintos ejemplares de la edición príncipe.

***Recuerda que esta página no hace apología de ninguna religión y que tan solo recomendamos libros por su contenido histórico y cultural. 

A vueltas con la autoría de La Pícara

Bien si fue López de Úbeda o no el autor de la Pícara, le venía mejor no haberlo sido, pues la crítica, en especial aquellas de Miguel de Cervantes, que rescatamos de la investigación de Rojo, en Bataillon (1982) fueron muy dañinas con el autor de la Pícara, al que el manco reconoció como un invasor y profanador del Parnaso, en su “Viaje al Parnaso”.

Haldeando venía y trasudando / el autor de La Pícara Justina / capellán lego del contrario bando. // Y, cual si fuera de una culebrina; / disparó de sus manos un librazo, / que fue de nuestro campo la ruina. // Al buen Tomás Gracián mancó de un brazo; / a Medinilla derribó una muela / y le llevó de un muslo un gran pedazo»

Se cree, según reconoce Matas Caballero, que la Pícara surgió como una idea de López de Úbeda tras el viaje de la Corte de Valladolid a León. Todo cuanto salió en el libro, también lo vivieron, de alguna forma, Felipe III y su séquito en su visita a la ciudad.

Pero nos descubre Rojo, en su estudio, una prueba fundamental para esclarecer esta cuestión: El 18 de abril de 1605, apenas unos meses después de la primera impresión de “la Pícara”, el mercader de libros llamado Diego Pérez, asegura que tiene órdenes de publicar un libro intitulado “La Pícara” que adquirió del buen Fray Baltasar Navarrete de la orden de Santo Domingo.

¿Quién fue Fray Baltasar de Navarrete?

1560 – Se cree que nace en Valladolid, aunque podria haber nacido también en Mansilla de las Mulas. Pero recibió, años más tarde, en Valladolid, la orden dominicana

1583 – El 30 de cotubre jura por Trianos (Acuérdense de este dato)

1604 – Se dice que vendió “La Pícara Justina a un mercader de libros”.

1607-  Consigue el graduado de Maestro en Palencia.

1611 – Nombrado por el duque de Lerma primer catedrático de Prima de Teología de Nieva, del Colegio de Santo Tomás de Alcalá.

1635 – Es nombrado como Definidor Provincial de la orden en el Capítulo de Toro.

1640 – Muere en Valladolid, a la edad de 80 años, siendo el confesor de Felipe IV

Y aunque parezcan una serie de datos aleatorios, Anastasio Rojo reconoce que en ellos se encuentra la verdadera explicación a la autoría de “La Pícara Justina”. Sobre todo, en esa afirmación de la jura por Trianos, que es, según nos avisa, la clave definitiva. Pues lean, con gusto, este fragmento que rescata el estudioso:

«Pero si algún hombre sin provecho vi en el mundo, fue un bachillerejo algo mi pariente que, aunque me pesó, se me pegó al tornarme de la romería a León. Este, en virtud de ciertos cursos interpolados que había tenido en el Colegio de los Dominicos de Trianos...»

¿Se imaginan al consejero de Felipe IV, al rey nacido en Valladolid del que ya nos había hablado Cervantes, susurrándole al oído a su alteza los fragmentos más memorables de la Pícara Justina, siendo este su verdadero autor?

Se cree, por parte de Alcocer, investigador del que bebió también mucho Rojo, que el propio Navarrete había nacido también en Mansilla de las Mulas y no en Valladolid, y de ahí su ímpetu en hacer oriunda a la Pícara Justina.

Hay otras muchas pruebas, recolectadas por Anastasio Rojo; por ello, les invito a conocer en su investigación: “Propuesta de nuevo autor para «La pícara Justina»: fray Bartolomé Navarrete O.P. (1560-1640). Estas parecen dar credibilidad a la teoría de que Navarrete fuera el verdadero autor de la obra. Pero, ¿por qué esa aversión hacia León, cuando él mismo pertenecía a la zona?

La respuesta que nos da Rojo es muy clara. Él se sentía de Campos, antes que leonés, y la rivalidad con León le incitó a escribir una novela palaciega (pues debido a su condición visitaba muchos palacios en los que firmaba los testamentos de varios nobles) que entretuviera a la realeza criticando vorazmente aspectos urbanísticos y humanos de León.

¿Ustedes que creen? ¿Se fían de la palabra del mercader Diego Pérez, que asegura haber comprado la obra a Navarrete? ¿O prefieren la teoría de López de Úbeda? Eso lo dejo a su elección.

 Como siempre, en esta sección, hemos expuesto los hechos, y dado a conocer, gracias a la investigación de Anastasio Rojo, M. Bataillon y M. Alcocer, la historia de la autoría de la Pícara Justina.

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Nota legal: este artículo fue escrito por Daniel Casado Berrocal y publicado originalmente en El Norte de Castilla sin cesión de derechos firmados.